Más de dos semanas después del terremoto, el primer ministro de Marruecos Aziz Akhannouch ha peregrinado por primera vez hasta el epicentro del seísmo, alguna de las aldeas del Alto Atlas. Una zona cero por la que ni siquiera se ha dejado ver el rey Mohamed VI, que se limitó a visitar a algunos heridos en la urbana Marrakech y donar sangre en las instalaciones médicas.

Sabéis que su majestad tiene aprecio por esta zona. Sabéis que desde las primeras horas su majestad entró en sucesivas reuniones para dar soluciones a los habitantes porque lo que pasó no fue fácil”, proclamó Akhannouch, jefe del Gobierno marroquí desde octubre de 2021 durante su itinerario por la zona alcanzada por un terremoto que se ha cobrado cerca de 3.000 vidas y ha dejado 5.500 heridos. El premier es consejero delegado de Akwa Group, un conglomerado marroquí que tiene importantes activos en el sector del petróleo y el gas. Su fortuna personal superaba hace una década los 1.400 millones de dólares, según una estimación de la revista Forbes.

"El Gobierno estaba en coma"

La lenta respuesta del monarca y Akhannouch, que tardó más de una jornada en pedir ayuda internacional para las tareas de rescate, ha desatado críticas dentro y fuera del país vecino mientras los ciudadanos marroquíes exhibían su solidaridad. En los comentarios vertidos en las redes sociales de algunos medios locales, los internautas censuran la tardía visita del primer ministro, que lleva desde finales de agosto sin actualizar sus cuentas en Facebook o Instagram. “¿Después de dos semanas? El Gobierno estaba en coma”, señala uno de los comentarios. “Qué vergüenza. La gente no necesita vuestra visita porque es inútil. Lo que quieren es reconstruir sus hogares”, agrega otro. "Despertaron por fin", desliza otro internauta.

Akhannouch recorrió algunos de los pueblos que el temblor, el mayor registrado en Marruecos en 123 años, barrió por completo y compartió rezos con algunos de los supervivientes que residen ahora en campamentos temporales. Una de las localidades que recibió su visita es Asni, uno de los pueblos más afectados de la provincia de Al Haouz, en el Alto Atlas.

Durante el periplo, el primer ministro prometió la reconstrucción de las zonas arrasadas por el seísmo. “Serán cinco años de mucho trabajo para la zona, gracias a las instrucciones de su majestad”, comentó en una mención recurrente del monarca que -a diferencia de lo que hizo su padre Hasán II- ha evitado viajar hasta las áreas más golpeadas para interactuar directamente con las víctimas. En la última semana el régimen alauí ha emprendido una campaña para lavar la imagen del monarca después de que tardara 18 horas en retornar a casa desde París tras el seísmo.

Marruecos ha prometido destinar 120.000 millones de dirhams (alrededor 11.000 millones de euros) a la reconstrucción con alrededor de 4,2 millones de habitantes afectados como beneficiarios finales. También han visitado las zonas el ministro de Equipamiento y Agua, Nizar Baraka, que supervisó los trabajos para la reparación de las carreteras afectadas por la catástrofe, y los titulares de Turismo y de Cultura, Fatima Zohra Ammor y Mustafá Baitas.

En paralelo, las autoridades han lanzado una campaña que bajo el eslogan “Nos vemos en Marrakech” trata de incentivar el regreso de los turistas locales coincidiendo con la festividad del cumpleaños del profeta Mahoma, que se celebra esta semana. 

Sobre la controvertida gestión del terremoto ha sobrevolado la de otro similar en 2004. "En febrero de 2004 el entonces primer ministro fue al lugar del terremoto para iniciar las tareas de ayuda y un asesor del rey le pidió que parara y que no hiciera nada para distribuir la ayuda hasta que el representante del monarca llegara porque nadie salvo el rey y su círculo de consejeros tenía el privilegio de iniciar una misión como aquella", detalló a este diario un disidente con destacadas fuentes en el poder marroquí.