"Los armenios llevamos diez meses alertando de que estaba en marcha un genocidio para conseguir apoyo de la comunidad internacional, pero no nos han escuchado. Siento un dolor indescriptible". La española Lilian Gregorian, nacida en Ereván, se encuentra en la capital armenia en una misión de ayuda humanitaria de la organización que preside, la Asociación Médica Amigos de Armenia (AMADeA). El equipo llegó poco después de que Azerbaiyán diera el golpe de gracia a Nagorno Karabaj con unos bombardeos que han llevado a la mayor parte de su población a salir huyendo. "Siento impotencia, y me parece injusto, cómo se trata a mi pueblo, teniendo en cuenta cómo reaccionamos todos con Ucrania", dice Lilian Gregorian, una de las casi 12.000 personas que forman parte de la comunidad armenia en España.
De Nagorno Karabaj (Artsaj, en armenio) procedían algunos de sus abuelos y bisabuelos. Lilian Gregorian también tiene antepasados que huyeron hacia Armenia oriental cuando Turquía perpetró el genocidio en 1915.
Entre 600.000 y un millón de armenios fueron asesinados por el gobierno otomano. La primera diáspora de armenios arranca entonces. La mayoría de los que viven en España llevan entre 20 y 25 años en nuestro país.
Este pueblo milenario, el primero de confesión cristiana, cuenta con más personas fuera de Armenia (unos ocho millones) que en su país (unos tres millones). En Artsaj vivían unas 150.000 personas, pero se teme que en breve apenas queden unos miles. Ya ha huido más de las dos terceras partes. La autoproclamada república de Nagorno Karabaj (Artsaj) ha anunciado su disolución el próximo 1 de enero de 2024. Primero ha sufrido un bloqueo durante diez meses y luego unos intensos bombardeos que dejaron decenas de muertos.
Precisamente el cierre del corredor de Lachín hizo que la misión de la Asociación Médica Amigos de Armenia y de Cirujanos en Acción se retrasara y cambiara el planteamiento. Ahora 17 sanitarios entre médicos y enfermeras están atendiendo a pacientes en tres hospitales. Uno de ellos es el centro de quemados de Ereván donde han atendido a las víctimas de la explosión de la gasolinera el lunes justo a las afueras de Stepanakert, la capital de Artsaj.
"Cuando se abrió el corredor empezó el éxodo masivo y en medio de esa huida se produjo la explosión. Nuestro grupo atendió a los heridos que llegaban en estado crítico", señala Lilian Gregorian.
"La sensación era de catástrofe", señala Lilian Gregorian, que fundó la Asociación Médica de Amigos de Armenia cuando estalló la guerra en 2020. Quería ayudar a que mejorara la atención sanitaria en el país del que procede. Lilian, cardióloga en el Gregorio Marañón, aterrizó en España con 14 años. A su madre le surgió una oportunidad laboral en nuestro país.
Francisco Zurian Hernández, director de la cátedra de Estudios Armenios en la Universidad Complutense de Madrid, nieto de un armenio que dejó su patria por el genocidio turco, confirma que la diáspora armenia en España está ligada a razones económicas. "Al caer la URSS, hay una oleada que viene a España. Es minoritaria comparada con la estadounidense o la francesa", apunta el académico.
De Santa Coloma a Armenia
Sarkis Hakobyan recaló en España con su familia cuando tenía nueve años, tras pasar por Alemania. Fue la crisis económica que sufrió Armenia como consecuencia del desmoronamiento de la Unión Soviética lo que llevó a sus padres a salir del país. Vive en Santa Coloma de Gramanet, pero ahora está en Armenia para colaborar con su pueblo. "Tomé la decisión cuando empezaron los ataques. Lo sentí como una necesidad. Había que ayudar a nuestra gente", comenta Sarkis, que este sábado está en Vayk, uno de los lugares donde se presta ayuda a los que huye de Artsaj (Nagorno Karabaj).
"Estamos viendo una limpieza étnica. Quedarse en Nagorno Karabaj significa perder tu identidad y exponerte a tratos inhumanos por el régimen azerí. Es un ataque contra todos los que han defendido los derechos de los armenios, como ejercer nuestro derecho a la autodeterminación. Es un golpe a la democracia. Nos sentimos abandonados por la comunidad internacional", apunta este joven, que tiene una empresa dedicada a las reformas.
Sarkis Hakobyan considera que Azerbaiyán y Turquía "nunca antes habían ido tan lejos". Lo atribuye a que Turquía ha dejado de estar interesada en acercarse a la Unión Europea y al hecho de que Rusia se ha mantenido al margen.
"Rusia ha incumplido con sus obligaciones fijadas en el tratado del 9 de noviembre de 2020. Tenían que proteger a la población armenia", apunta. Y justifica que el gobierno armenio, encabezado por el primer ministro Nikol Pashinian, no haya intervenido. "Estaban preparados para atacar Syunik, para ir más allá". Sin embargo, hay quienes reprochan a Pashinian esta pasividad.
Estamos viendo una limpieza étnica. Quedarse en Nagorno Karabaj significa perder tu identidad y exponerte a tratos inhumanos por el régimen azerí"
Sarkis hakobyan/ foto: S.H.
Sin alternativa
"Ser libre y democrático en esa región no es posible". Es la conclusión de Sevada Sahakyan, de 43 años, que lleva casi la mitad de su vida en España. Su familia también llegó en la época postsoviética. "Pensábamos que la comunidad internacional iba a ser capaz de frenar esta limpieza étnica pero fuimos demasiado optimistas. No hemos sido capaces de hacer frente a países como Turquía y Azerbaiyán, con gran poder armamentístico y riqueza", señala Sevada, portavoz de la Asociación Cultural Armenia de Barcelona. Cree que si el gobierno de Armenia no ha contestado es porque probablemente ha visto su soberanía amenazada.
A todos se nos parte el corazón. Los armenios de Artsaj dejan atrás sus hogares, sus muertos, porque no se fían de los azeríes"
sevada saHAkyan, portavoz acab
Sevada Sahakyan estudió Educación Física y Fisioterapia en Ereván pero en Barcelona es autónomo y colabora en la asociación armenia impartiendo clases de su idioma. Su esposa es armenia pero sus hijos han nacido en España. "A todos se nos parte el corazón. Los armenios de Nagorno Karabaj están dejando sus hogares, sus muertos, sus monumentos, porque no se fían de los azeríes. Ya hemos vivido masacres como la de Bakú en 1990, y las dos guerras de Nagorno Karabaj. Van a salir todos porque no tienen alternativa. Quieren salvar su derecho a la vida".
La única esperanza, según Sahakyan, para recuperar Nagorno Karabaj es que hubiera cambios de gobierno en Azerbaiyán y Turquía. "Promueven el panturquismo. No respetan las otras culturas. Es difícil comprender esas ideologías que se imponen arrasando otras. Erdogan pretende establecer un corredor a través de Armenia para comunicarse con sus hermanos de Azerbaiyán".
La impunidad de Azerbaiyán y Turquía
Ararat Gukashyan, que lleva 24 años de sus 49 años en España, es fundador de la Asociación Armenia Ararat en Mislata, Valencia. Cuenta cómo sus tíos huyeron en los 90 del pogromo de Bakú. Mataron a 600 armenios y huyeron 700.000. Como Gukashyan muchos armenios tienen recuerdos de una u otra matanza, de uno u otro éxodo. Vino a España porque Armenia había quedado destrozada económicamente tras la caída de la URSS y su sueldo de maestro apenas le daba para vivir.
"Siempre tengo en el corazón la añoranza de mi patria. Por eso fundé la asociación. Contamos con un colegio donde se imparten clases de armenio los domingos y divulgamos nuestra cultura. También tenemos una publicación semanal, Hayreniq (patria)", explica.
"Los armenios vivían en Artsaj (Nagorno Karabaj) desde hace 5.000 años. Ahora van a conseguir vaciar de armenios Artsaj, cuna de la civilización armenia. Los azeríes han hecho lo que querían y lo han hecho delante de la comunidad internacional. Ya mataron a 5.000 armenios en la guerra de 2020. Y siguieron haciéndolo a pesar del alto el fuego. Ahora siento como si me hubieran cortado la raíz", señala Ararat, que tiene antepasados que proceden de Artsaj, un país montañoso, con mucha naturaleza, donde acabó el arca de Noé tras el diluvio, según la Biblia.
Para Ararat, se ha tratado de "un ataque pactado entre tres déspotas: Putin, Erdogan y Aliev (presidente de Azerbaiyán)". Aliev va a quedar impune, según subraya. "No le van a poner sanciones". A su juicio, "de la impunidad nacen más crímenes. Si a los turcos les hubieran dado el castigo merecido después de 1915, hoy no estaríamos en esta situación. Habrían podido impedirse otros genocidios". España aún no ha reconocido el genocidio turco de armenios, aunque sí lo han hecho cinco comunidades autónomas: Aragón, Cataluña, País Vasco, Navarra y Baleares.
Según el académico Zurian Hernández, lo que está pasando en Nagorno Karabaj es la crónica de una muerte anunciada. "Hay una historia previa más reciente que el genocidio de 1915 y son los pogromos de Sumgait en 1988 y Bakú en 1990. Hubo matanzas de armenios, arrasaron con las iglesias y los vestigios culturales. Por eso la gente sabe lo que puede pasar y huyen de Artsaj. Temen que vuelva a repetirse. Emigran con lo puesto y saben que nadie les va a devolver lo que dejan atrás. ¿Quién pagó por las matanzas de Bakú?", apunta. "Buscan eliminar un pueblo. Pretenden que no quede huella de lo que hubo antes".
Y es pesimista. "Muchos mantienen que si se hubiera conocido lo que pasó en el genocidio de 1915, la comunidad internacional habría reaccionado. Pero ahora se ha visto en directo y no ha pasado nada. Armenia no tiene petróleo ni gas. Solo tiene una cultura milenaria".
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