"Calma, calma". Los socialistas creen que las negociaciones con Junts y ERC están en el mismo punto que hace 48 horas. Que la investidura de Pedro Sánchez sigue estando tan cerca —o tan lejos, según como se mire— como lo estaba antes. Que el envite de las dos fuerzas independentistas, promoviendo una resolución en el Parlament para condicionar la reelección del presidente a que el PSOE acepte fijar las condiciones para celebrar un referéndum, no deja de responder a una inflamación producto de la cercanía del sexto aniversario del 1-O. Una hinchazón que, creen, acabará bajando para finalmente posibilitar que haya un nuevo Gobierno. Eso sí, nada es seguro, nada está cerrado y todo puede ocurrir. Hasta elecciones, en caso de que no haya acuerdo. Por no haber, aún no hay fecha para el debate de investidura en el Congreso, y es probable que no se conozca justo después de que Sánchez reciba el encargo del Rey, ya que los socialistas deslizan que el pleno se convocará cuando se tengan los acuerdos listos, y no antes.
Hasta ahora, las conversaciones del PSOE con los independentistas, aun con dificultades, marchaban. Pero el jueves tropezaron con un bache. ERC y Junts, rivales a muerte por la hegemonía del soberanismo en Cataluña, firmaron una propuesta de resolución conjunta que interpelaba directamente a Madrid. Un primer movimiento unitario después de meses de fricciones. Redactaron un texto común sobre la autodeterminación como colofón del debate de política general en el Parlament, que prosperó este viernes gracias a la abstención de la CUP. Así, la Cámara autonómica apoya no investir a ningún presidente del Gobierno "que no se comprometa a trabajar para hacer efectivas las condiciones para la celebración de un referéndum". Además, republicanos y posconvergentes sacaron adelante con la CUP otra moción a favor de la amnistía, que contó con el plácet de los comunes. El PSC rechazó ambas.
En Ferraz y en la Moncloa, y también en el PSC, no sentó nada bien el órdago de ERC y Junts, y por eso quisieron dejar claro el "perímetro de la negociación", la línea roja: referéndum, no
En Ferraz y en la Moncloa no sentó bien el órdago de ERC y Junts. Nada bien. "Fue inoportuno, y por eso tuvimos que poner negro sobre blanco cuál es el perímetro de la negociación", reconstruyen en la cúpula socialista. La reacción inmediata fue la redacción de un comunicado conjunto de PSOE y PSC en el que vuelven a apostar por el "diálogo" como fórmula para garantizar "el progreso y la convivencia en Cataluña", diálogo que "ha de servir para superar la división y no para profundizar en la ruptura y la discordia que tanta tensión generó de forma estéril en Cataluña y en el resto de España". Y aquí la advertencia: "Por ese camino, no hay avance posible". Es decir, si los independentistas se empeñan en el referéndum, no habrá acuerdo. Esa es la línea roja de los socialistas. Clarísima.
"Cuando están en el Parlament, pierden el sentido de la realidad, y les hemos tenido que dar una bofetada. Claro que una resolución política no va a ningún lado, pero ahora mismo el foco de atención está ahí, y había que decirles que no, que por ahí no vamos a pasar, había que darles un zasca y que desciendan, que no nos lleven a un escenario, el del referéndum, que no se va a producir", explica un dirigente conocedor de las conversaciones para la investidura. En suma, había que "marcar territorio", resaltar, y por escrito, cuáles son los límites que establece el presidente, que no obstante ya ha tenido que ceder respecto a su posición mantenida hasta las generales del 23 de julio en una cuestión clave, la amnistía, que rechazaba por inconstitucional y que ahora vertebra las conversaciones con las formaciones soberanistas.
Primero fue la Diada
En el equipo directo de Sánchez, además de achacar la presión a la dinámica de la actividad parlamentaria y a su rivalidad interna, creen que ha operado decisivamente en Junts y ERC la cercanía del sexto aniversario del referéndum ilegal del 1-O, que se conmemora precisamente este domingo. Ya contaban con ello, daban por hecho —también en Sumar—, que había que superar varias metas volantes: primero, la Diada; más tarde, el 1-O. Dos fechas sagradas para el independentismo en las que las dos formaciones están obligadas a satisfacer a sus respectivas clientelas electorales, explican. "Calma, calma, es el 1 de octubre", enfatiza expresivamente un alto cargo del círculo más próximo al presidente en funciones. Ya incluso otros socios del Ejecutivo de coalición como el PNV apuntaban en los últimos días que el panorama se clarificaría en los primeros días del próximo mes, siempre salvado el aniversario de la consulta separatista. Entonces todos los actores pondrán sus cartas sobre la mesa.
El lunes Felipe VI abre la segunda ronda de contactos tras el 23-J y "no tiene por qué" conocerse aún la fecha de la sesión de investidura, advierten en la dirección socialista, en la que se remiten a los precedentes de 2019
De hecho, España ya ha entrado oficialmente en la siguiente pantalla. Fracasada la investidura de Alberto Núñez Feijóo este viernes por segunda vez —por 172 votos frente a 177 y uno nulo, el del diputado de Junts Eduard Pujol—, arranca oficialmente el tiempo de Sánchez. Este sábado, mitinea en La Rinconada, en Sevilla, en la provincia con más militantes del partido, en el primer acto público tras la doble derrota parlamentaria del jefe del PP.
El lunes 2 de octubre, el rey Felipe VI abrirá la segunda ronda con los líderes políticos: ese día pasarán por la Zarzuela los representantes de UPN, Javier Esparza; Coalición Canaria, Cristina Valido; PNV, Aitor Esteban; Sumar, Yolanda Díaz, y Vox, Santiago Abascal. La segunda jornada, el martes 3, el jefe del Estado despachará primero, a las 10, con el presidente en funciones y después, a las 11 horas, con Feijóo. Lo previsible es que designe como candidato al secretario general del PSOE. Este comparecerá en la Moncloa y fijará las líneas maestras de la negociación, aunque es difícil que entre al detalle, dado que su compromiso es resguardar los contactos, conducirlos con discreción y contar con "transparencia" los acuerdos que se alcancen.
Si la presidenta del Congreso, Francina Armengol, siguiera el patrón de agosto, el que pactó con Feijóo, el miércoles 3 de octubre debiera señalar ya el pleno de investidura. Pero en la Moncloa y en Ferraz ya adelantan que "no tiene por qué" actuar igual. Se remiten, de hecho, a lo ocurrido en 2019, tanto en junio como en diciembre, tras las elecciones generales de abril y de noviembre de ese año. Después de sendas audiencias con el Rey, se tardaron en torno a tres semanas en convocar la sesión de investidura. En el primer caso, sin tener aún el acuerdo con Unidas Podemos —de hecho, no se consiguió, pese al apretón negociador de los días previos—, y en el segundo, con los deberes hechos.
El único 'deadline', por ahora, el 27 de noviembre
La aspiración de los socialistas sería culminar todo el proceso en octubre, a fin incluso de que ya haya un Gobierno con plenos poderes antes del martes 31, cuando la princesa Leonor jure la Constitución ante las Cortes Generales. Pero insisten en que no se marcan objetivos por el momento: "Las fechas", sostienen desde el cuartel general, "no son un debate ahora mismo. Iremos a la investidura cuando tengamos que ir, porque esta no es una negociación fácil. A diferencia de Feijóo, que ha hecho perder el tiempo al país durante 35 días en los que no recabó ningún apoyo más, nosotros sí negociamos de verdad con otros partidos. Es innecesario fijarnos un tope". La fecha límite, no obstante, es el 27 de noviembre. Si para ese día el Congreso no ha elegido un nuevo presidente del Gobierno, las Cortes se disolverán de manera automática y el Rey firmará, con el refrendo de la jefa de la Cámara baja, el decreto de convocatoria de elecciones para el domingo 14 de enero.
Se irá más rápido en las conversaciones y se irá a la investidura "cuanto antes, pero cuando se pueda", insisten
Los socialistas (también fuentes de la presidencia de la Cámara baja), pues, dan a entender que la próxima semana no habrá aún calendario para la investidura de Sánchez, para no meter presión a ERC y Junts y para no ponerse una soga por adelantado. No habrá sesión, casi con seguridad, antes de la fiesta nacional, el 12-O: el presidente ejerce de anfitrión en Granada de la cumbre de la Comunidad Política Europea, el jueves 5, y del Consejo Europeo informal, el viernes 6.
Lo que sí prevén en el equipo de Sánchez es que todo el proceso se acelere una vez se formalice el encargo del Rey. Se irá más rápido con las conversaciones —"también el foco sí está en nosotros, ahora sí"— y se pretende que la investidura sea "cuanto antes, pero cuando se pueda".
Pese a todo, la perspectiva de los socialistas es de acuerdo, porque tienen inputs de las charlas de despacho con ellos, más relevantes, recuerda una integrante de la dirección, que las declaraciones y la escenificación públicas. "Confiamos en que haya Gobierno, más que elecciones", solemnizan en Ferraz. "Estamos convencidos de que habrá Gobierno, pero los independentistas tienen que saber que la opción de las elecciones sigue abierta", abundan desde la Moncloa. Precisamente ese aviso a ERC y Junts de que juegan con fuego lo verbalizó este viernes Salvador Illa, primer secretario del PSC, a cuyas palabras también remitían desde la dirección del PSOE, prueba de la coordinación entre los dos partidos hermanos.
"Ni un solo paso por el camino de la ruptura y la división"
Los socialistas, aseguró Illa en Rac1 y en la SER, no están "en el camino de la ruptura" y no aceptarían fijar las bases y condiciones para un referéndum: "No, nunca ha habido esta posibilidad". "Queremos ser claros: nosotros estamos dispuestos a seguir avanzando en el camino de unas políticas que han dado resultados positivos en Cataluña y que cuentan con el aval mayoritario de la ciudadanía, y a hacerlo con discreción, coherencia y siempre dentro del marco de la Constitución. Pero no daremos ni un solo paso por el camino de la ruptura y la división". Por tanto, por la senda que propone el independentismo "no se puede ir a ningún lugar". Y advirtió: "Si se tiene que volver a ir a elecciones, iremos a elecciones".
Illa, en un mensaje coordinado con Ferraz, subraya que no se dará "ni un solo paso por el camino de la ruptura": "Si se tiene que volver a ir a elecciones, iremos a elecciones"
El exministro de Sanidad reclamó a ERC y Junts "pensar más en Cataluña" que en ellos mismos, que tengan "oficio político" y "discreción", que dejen de competir en "carreras para hacerse fotografías antes que nadie y decir que han conseguido no sé qué y no sé cuánto". En suma, que se contengan y no se precipiten a contar detalles de las conversaciones y no rivalicen para apuntarse el tanto. Y es que los socialistas son conscientes de que la "pugna" entre las dos fuerzas complica, aunque no impide, los avances.
En el PSOE y en el PSC, reiteran, reina un "moderado optimismo" ya que están convencidos de que ni republicanos ni posconvergentes quieren ir a una repetición electoral en la que correrían el riesgo de ver mermada su representación —ya el 23-J ambas experimentaron un bajón y empataron en siete escaños cada una, por los 19 del PSC— o incluso de perder la condición de llave maestra de la gobernabilidad. Pero nada está escrito. "Ellos verán", "saben lo que hay", repiten en las alturas de los dos partidos hermanos. Es decir, un nuevo Gobierno puede estar más cerca, pero si el precio es el referéndum, habrá nuevas elecciones el 14 de enero.
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