Los países no toman en cuenta las amenazas hasta que el peligro no llama a su puerta.

Que sí, que lo más sencillo es hablar de la Segunda Guerra Mundial: el auge del comunismo, el auge del fascismo, la crisis de los Sudetes, el Anschluss o la autocomplacencia francesa con la Línea Maginot. Todo señales que tenían una cosa en común y es que amenazaban territorios que, incluso después de haber sufrido la Gran Guerra, se despistaron porque ni imaginaban que algo igual se fuera a dar.

Pero (porque siempre hay un pero) a lo largo de la historia ha habido países que han ideado sus sistemas para que no se transmita sensación de debilidad o desgobierno. Ni dentro, ni fuera.

Por ejemplo: Francia elige al Presidente de la República fuera de la elección del legislativo. Italia da al Presidente de la República plenos poderes para elegir a un candidato y, aunque no la otorga de forma explícita, cuenta con una capacidad de presión enorme llegado el momento de abogar por un candidato (el ejemplo, Draghi).

Reino Unido apenas se baja del bipartidismo y ésta es su salvación. Cierto que el Primer Ministro sale del Parlamento (lo que considero una debilidad), pero aplican unas contramedidas interesantes, como la que hizo llegar al poder Churchill: no ganó las elecciones en 1940, sino que sustituyó a Neville Chamberlain tras perder éste la confianza o lo que ha provocado que a Boris Johnson, le sucediera Truss y, a Truss, Sunak sin que se hayan celebrado elecciones.

Pero, bueno… tienen la BBC, que se caracteriza por el rigor y por tener presentadores con un acento propio y reconocible a la cadena.

Estados Unidos tiene un sistema envidiable: un Presidente elegido cada 4 años a ganador-perdedor, una Cámara de Representantes que sale a elecciones cada 2 años a ganador o perdedor y 100 senadores que son elegidos por tercios y cuyo mandato es de 6 años.

A esto uno puede añadir que los tribunales federales, incluido el Supremo, tiene jueces nominados por el Presidente, aprobados por el Senado y cuyo mandato es vitalicio.

¿Resultado? Total independencia de los poderes, porque a un Presidente le puede tocar un legislativo afín o contrario o, como en este caso, con el Senado afín por un asiento y el Congreso contrario por 9 asientos.

¿Y el Judicial? Pues miren: el actual Chief Justice (Presidente del Supremo), John Roberts, fue nominado por George W. Bush en 2005, así que ya ha tomado juramento en 4 ocasiones a 3 Presidentes. A estas alturas y a sabiendas de que sólo le sacarán del puesto su decisión o la muerte, hay que reconocerle que mantiene cierta independencia aunque sea de afinidad conservadora, pero vaya que no le ha dado dolores de cabeza a los republicanos.

En Estados Unidos si dimite o muere el Presidente, cogen a un juez federal con una Biblia y le hacen jurar donde haga falta para que no haya vacío de poder"

Ya ven: un sistema con un alto grado de independencia entre poderes.

Y es que los Padres Fundadores no podían permitirse ni un Gobierno que no estuviera plenamente habilitado desde el inicio del mandato, ni repetir los errores del sistema del que se estaban independizando y así, año a año… resultan ser la democracia continuada y en activo más longeva del mundo (alguno dirá que San Marino, pero… bueno, lo dejamos para otro sábado).

Pero España… bueno, el sistema es criticable y lo acabamos de vivir estos días. De hecho es paradójico que el lunes se reinicien las consultas al rey para elegir un candidato y que éste sea el mismo que ha llevado al país a nuevas elecciones por haber fracasado dos veces a la hora de conseguir la confianza del Congreso de los Diputados.

Cada vez que asisto a esto me acuerdo de que si en Estados Unidos dimite o muere el Presidente, cogen a un juez federal con una Biblia y le hacen jurar donde haga falta para que no haya vacío de poder.

Si en una monarquía, pongan por caso, muere una reina, al momento se grita “¡Viva el Rey!” (luego ya llegará la ceremonia de la coronación).

Pero, si muere un Papa, se proclama la Sede Vacante sellan las estancias papales, se destruye el anillo, se embalsama y se vela el cuerpo, se hace cargo de la Iglesia el Colegio Cardenalicio de forma interina, oímos hablar del Camarlengo (que hoy es Kevin Farrell, irlandés), se anuncia el cónclave, acuden los cardenales, se vota, las fumatas… Eso sí, una vez elegido, ejerce de inmediato.

El caso es que hoy España tiende a parecerse más al Vaticano que a Estados Unidos y, no crean, empieza a ser preocupante… por mucho que lo observe la Constitución.

A veces me da por pensar que alguien, en el momento de redactar el Título VII (otorgamiento y retirada de confianza), Artículo 172, dijo: “lo dejamos así por asegurar, pero es improbable que ocurra”.

Inocente que es uno, supongo.