En Euskadi la posibilidad de un adelanto electoral va tomando fuerza. Los partidos han comenzado a preparar el escenario por si los plazos para los comicios autonómicos finalmente se acortan. Oficialmente, las últimas elecciones vascas debían haberse celebrado en abril de 2020 pero la pandemia aconsejó aplazarlas a julio de ese año. Cuatro años más tarde, cada vez son menos las voces que sitúan la convocatoria en verano y se apuesta más por la primavera. Incluso la presidenta del PNV en Bizkaia, Itxaso Atutxa, aseguró el miércoles que el mes de marzo “no sería mala fecha” para celebrar autonómicas en el País Vasco. Unas manifestaciones que no gustaron al lehendakari Urkullu quien aseguró ayer que "no hace ningún favor a nadie" alimentar especulaciones, en un claro reproche hacia su compañera de partido.

Pese a que la decisión final estará en manos de Urkullu, el actual contexto político ha llevado a formaciones como el PSE y el PP a acelerar procesos y comenzar a prepararse para tener cuanto antes sus listas al Parlamento vasco y sus candidaturas cerradas. También la izquierda abertzale y sus máximos órganos de decisión han comenzado a activarse para analizar el escenario que podría abrir un adelanto de las elecciones en el País Vasco. Tanto entre los populares como entre los socialistas los nombres de quienes encabezarán su candidatura a lehendakari parecen claros: Eneko Andueza, actual secretario general del PSE, sería el cabeza de cartel por parte de los socialistas y Javier De Andrés, como nuevo líder y aspirante a la lehendakaritza, por parte del PP.  

En el caso del PSE el proceso de primarias se celebrará en primera vuelta el día 29 de este mes y en segunda vuelta el 5 de noviembre. Andueza anunció su candidatura asegurando que optaba a ser lehendakari para hacer una Euskadi “más justa, más próspera y más moderna, que mire a Europa y al resto de España para sumar fuerzas y reforzar nuestra convivencia”. El PSE confía en que los buenos resultados obtenidos en las pasadas elecciones generales puedan revalidarse en las autonómicas y recuperar así un peso relevante en la Cámara de Vitoria.

En el caso del PP, la formación que aún lidera Carlos Iturgaiz está sumida en un proceso de renovación que culminará el 4 y 5 de noviembre con un congreso para elegir nuevo presidente. La recogida de avales para apoyar a quienes quieran optar a presidir el partido ya está abierta. Javier De Andrés es el candidato propuesto por Génova para relevar a Iturgaiz, quien también le ha dado su aval, así como la actual secretaria general, Laura Garrido.

Andueza y De Andrés, candidatos

De Andrés, actual diputado en la Cámara Baja, será con toda probabilidad el candidato a lehendakari con el que el PP aspira a ocupar el espacio electoral que considera que el PNV ha dejado ‘huérfano’ y que se tradujo en la pérdida de más de 100.000 votos en las últimas elecciones municipales. El objetivo prioritario será atraer al votante de centro-derecha del PNV decepcionado con el acercamiento de los nacionalistas vascos a Pedro Sánchez.

El escenario electoral de los próximos meses no está claro. Por el momento el proceso de negociación para la investidura del candidato Pedro Sánchez continúa avanzando entre dudas, certezas y quiebros. Si bien la mayor parte de los actuales socios han expresado en público su disposición a respaldarle, los matices y las numerosas exigencias que le plantean pueden complicar encontrar un punto de encuentro suficiente para todos ellos. Desde el PNV se confía en que pueda encontrarse un consenso pero no se descarta que la complejidad de un acuerdo termine forzando una repetición electoral.   

Es ese escenario el que complica toda la tramitación electoral en la que se adentraría el País Vasco. Una hipotética repetición electoral de las generales el 14 de enero de 2024 situaría a las elecciones europeas del 9 de junio como una suerte de “segunda vuelta” de los comicios generales, aseguran desde a dirección del partido. En ese periodo entre enero y junio, habría que evitar sumergir en un ‘ruido’ de ámbito nacional unos comicios autonómicos como los que deben celebrar Euskadi y Galicia. Ese temor al "ruido" político de la política nacional que condicionara una campaña preocupa tanto a Urkullu como a la presidenta del PNV vizcaíno. Por ello, distanciar las elecciones de ambos escenarios posibles –repetición de las generales en enero y las europeas en junio- podría ser una solución.

En el caso del PNV el proceso para la elaboración de sus listas aún no ha comenzado. Antes debe deshojar la gran incógnita, su Urkullu quiere y debe repetir como candidato y el momento adecuado de activar el proceso con el que daría fin a la actual legislatura con leyes relevantes como la de Educación en plena tramitación.

Urkullu y Otegi, guardan silencio

El proceso de conformación de listas y candidaturas en el PNV requiere de 45 días. Se trata de una fórmula compleja a doble vuelta que sólo en casos excepcionales se ha acortado en sus plazos. A ello suma la dificultad del tiempo para promover una nueva candidatura y tener que volver a apostar por Urkullu. Para el actual lehendakari, cuya gestión e imagen acusan cierto desgaste, sería el cuarto mandato al que optaría. Hasta ahora Urkullu ha evitado pronunciarse abiertamente sobre su deseo y ha dejado abierta la puerta a repetir o incluso a no hacerlo. Lo ha hecho siempre escudándose en que en el PNV “uno no se postula” sino que es la militancia quien le propone. Itsaso Atutxa aseguró esta semana que si finalmente la dirección del partido o el propio Urkullu no creen conveniente que Urkullu sea el candidato, se debería optar por una mujer.

La renovación en la dirección del partido, que el PNV también tendrá que afrontar en 2024, es recomendable, según ha reconocido el propio presidente, Andoni Ortuzar. El líder nacionalista considera que urge un relevo generacional en el partido. Tanto Ortuzar como Urkullu pertenecen a la misma generación que asumió la dirección del partido a la salida de Xabier Arzalluz.

En el caso de EH Bildu, el debate interno en el que está la coalición es si Otegi es el candidato ideal o si su figura debe continuar en un segundo plano como líder orgánico de EH Bildu. Otegi ya quiso optar a ser lehendakari pero la condena por inhabilitación que arrastraba le obligó a renunciar en las elecciones de 2016 y en las de 2020. En este periodo la apuesta por nuevos rostros de la izquierda abertzale, menos vinculados con su pasado, le ha funcionado. La renovación de candidaturas le ha permitido alcanzar altas cotas de apoyo social e incluso pisar los talones al PNV. Precisamente ese es el dilema de la izquierda abertzale en la pugna con el PNV, decidir si Otegi como candidato a lehendakari suma o resta más en la Euskadi de 2024. Por ahora el líder de EH Bildu mantiene la incógnita, sin desvelar cuál es su decisión y dejando abierto el debate abierto en el seno de la coalición.