La mayoría de los vascos considera que la inmigración no sólo no es un problema sino que mejora la economía. Una percepción que se mantiene al alza desde hace casi una década. Un sondeo presentado por el Observatorio vasco de inmigración, Ikuspegi, concluye que cerca del 70% de la sociedad vasca no ve en la llegada de inmigrantes la causa del descenso de los salarios o el desempleo. Apunta que en muchos casos suponen una aportación relevante para la economía vasca al ocupar puestos de trabajo que la población local no desea en muchos sectores.

Actualmente en el País Vasco la población extranjera apenas representa el 12,4%, según los datos de empadronamiento. Sin embargo, en términos generales la sociedad vasca percibe que representan un porcentaje mucho mayor que el real, de casi un 21%. La realidad es que el porcentaje de inmigración que ha llegado a Euskadi sí ha crecido en los últimos años pero en un porcentaje moderado. En una década ha pasado de representar el 8,4% al 12,4% actual. En la mayoría de los casos el informe apunta a que los vascos prevén que la población inmigrante seguirá aumentando en los próximos años.

La inmigración como problema es una visión que sólo afirma el 5,9% de la población vasca. Además de que la mayoría la ve como una aportación positiva para la economía, en términos generales tampoco se percibe como una amenaza para el desarrollo de la identidad, la cultura o la tradición vasca. Así, el 70% no cree que dificulte el avance del euskera, ni su uso, ni que dañe la "identidad vasca" o las aspiraciones nacionalistas.

Casi siete de cada diez vascos encuestados por Ikuspegi cree que los inmigrantes deben tener el mismo derecho a los servicios públicos esenciales que la población local. El 68% lo defiende para el acceso a los servicios sanitarios, las ayudas sociales o el acceso a viviendas de protección oficial. Tan sólo un 29% considera que se debe priorizar el acceso a la población autóctona, un sentimiento que ha crecido cinco puntos en el último año.

Devolución de menores no acompañados

Sin embargo, en esta cuestión sí se llega a diferenciar de modo importante el acceso a algunos derechos entre quienes tienen regularizada su situación y quienes no. Así, la mayoría condicionan el acceso a aspectos como las ayudas sociales, el derecho al voto, derecho al reagrupamiento familia o el acceso a una VPO a quienes tengan regularizada su situación en Euskadi.

Respecto a la regularización administrativa de la inmigración, un tercio de la sociedad, el 34% considera que no habría que poner obstáculos legales a su entrada, frente a un 44% que condicionaría la entrada a poder acreditar un contrato de trabajo en Euskadi.

Respecto a los menores no acompañados, la posición mayoritaria, el 40% cree que el País Vasco sólo debería aceptar un cupo de menores y el resto distribuirlos entre el conjunto de CCAA. Un tercio de la población defiende que se les ofrezcan pisos y residencias tuteladas de acogida. Una de las posiciones que ha crecido de modo importante es la de quienes defienden que deben ser devueltos a su país de origen. En sólo un año se ha pasado del 12,8% al 23% el porcentaje de población partidaria de que los menores extranjeros no acompañados sean devueltos a su país de origen.

Desconfianza hacia el islam

Entre la población inmigrante en el País Vasco los argentinos son junto a los europeos y los procedentes de los países centroamericanos los que suscitan más simpatías entre la población. En cambio, los extranjeros procedentes de países como Marruecos, Argelia o del Magreb son los que generan menos simpatías.

Persiste una alta desconfianza hacia el islam. En una escala de 0 a 10, el barómetro lo cifra en un 3,5. Así, la mitad de la población muestra una baja tolerancia a permitir que puedan abrir sus propios centros de culto o a que tengan sus propios centros educativos, algo a lo que se opone el 41% de la población. Preguntados por la tolerancia a compartir espacios públicos como plazas y otros espacios el nivel de aceptación es del 63%. En cambio, la mayoría de la población no ve problema alguno a que cuenten con sus propios restaurantes y comercios, algo que ve de modo positivo el 83% de la población vasca.

Finalmente, preguntados por la vestimenta vinculada al mundo musulmán, los vascos ven adecuado poder vestir una túnica (76%), un Hiyab (69%) o una chilaba (66%) pero no un nicab (25% y menos aún un burka (21%).