Con el paso de los días Joe Biden ha ido matizando su discurso sobre la guerra entre Hamás e Israel. Aunque en un primer momento dio luz verde al país israelí para actuar, en los últimos días se ha mostrado también preocupado porque la ayuda humanitaria llegue a la Franja, al tiempo que ha asegurado que no se puede "ignorar la humanidad de los palestinos inocentes". Pero nadie duda de que EEUU apoya y apoyará a Israel. Porque es lo que lleva sucediendo los últimos 75 años.

Hace unos días Carlota García Encina, investigadora principal del Real Instituto Elcano, abordó precisamente esta cuestión en un debate organizado por la propia institución. "EEUU es el gran aliado histórico de Israel. Es el país que más le ha apoyado militar y políticamente, y tanto los demócratas como los republicanos estadounidenses han defendido esa relación. Pero los dos son Estados soberanos. EEUU no establece la política ni la política exterior de Israel. No le impone nada. Aunque es verdad que a Israel le interesa conservar esa buena relación", explica García en conversación con El Independiente.

La relación comenzó en 1948, cuando Harry S. Truman, por aquel entonces presidente estadounidense, se convirtió en el primer líder mundial en reconocer al Estado judío después de su creación. Algo que, para García, se explica por el sentimiento de "culpabilidad" que el país americano tenía después de la II Guerra Mundial y el holocausto.

Ese vínculo, en el que han participado activamente todos los presidentes de EEUU a lo largo de la historia, perdura hasta hoy. Y aunque ha pasado por distintas etapas, el apoyo estadounidense se intensificó durante la Guerra Fría. Y se hizo con dos objetivos claros: que el conflicto no se extendiera aún más y que el Estado hebrero, que acababa de nacer, tuviera un potencial militar a la altura de sus países vecinos.

Apoyo militar

En el plano militar, detalla García, EEUU tiene un programa de financiación extranjera que lleva "décadas" otorgando dinero a Israel, aunque ha ido evolucionando. Actualmente esa ayuda es de 3.800 millones de dólares anuales para el Estado hebreo. Y se puede decir, sin lugar a dudas, que el país americano cumplió su objetivo, porque Israel pudo "transformar sus fuerzas armadas" y mantener esa "ventaja cualitativa" frente a todos sus vecinos gracias a un armamento sofisticado.

En ese paquete de financiación no está incluido el dinero que EEUU ha destinado a la Cúpula de Hierro, uno de los sistemas antimisiles del país israelí, que la cadena CNBC estimaba que era de casi 3 mil millones de dólares más antes del ataque de Hamás el pasado 7 de octubre

Estas cantidades económicas se establecen en los llamados MOU (Memorándum de Entendimiento, por sus siglas en inglés). El último se firmó en septiembre de 2016, y tiene una vigencia de 10 años. Lo que significa que hasta entonces las condiciones no cambiarán, y que el siguiente MOU deberá negociarlo el candidato que gane las elecciones estadounidenses en noviembre de 2024.

García cuenta como los acuerdos entre ambos países también han posibilitado que Israel tenga un trato preferencial: "El programa de financiación militar extranjera de EEUU obliga a los países que reciben el dinero a que lo usen exclusivamente para comprar armamento estadounidense. Pero Israel es la excepción, porque el 26% del presupuesto puede destinarlo a su propia industria, lo que explica que actualmente ésta sea tan potente. No obstante, cuando acabe este MOU estas condiciones se tendrán que revisar".

Apoyo político

Desde Truman, todos los presidentes de EEUU han estado de alguna manera conectados con Israel, ya sea por guerras, crisis o acuerdos de paz (aunque los dos últimos, Donald Trump y Joe Biden, merecen un capítulo aparte). García considera que históricamente EEUU siempre ha tratado de ejercer como "mediador" en los conflictos israelíes, aunque, evidentemente, su relación de amistad le ha impedido actuar con neutralidad.

Estos son los principales asuntos que han involucrado a los distintos presidentes estadounidenses con Israel desde la creación del Estado hebrero en 1948:

  • Dwight D. Eisenhower (1953-1961): Crisis del Canal de Suez (1956).
  • John F. Kennedy (1961-1963): Mostró gran preocupación por las ambiciones de Israel de desarrollar armas nucleares. Llegó a pedir a inspectores del Organismo Internacional de Energía Atómica que vigilaran el país.
  • Lyndon B. Johnson (1963-1969): Guerra de los Seis Días (1967).
  • Richard Nixon (1969-1974): Guerra de Yom Kipur (1973) y Crisis del petróleo (1973).
  • Gerald Ford (1974-1977): Guerra Civil del Líbano (1975).
  • Jimmy Carter (1977-1981): Acuerdos de Camp David (1978).
  • Ronald Reagan (1981-1989): Apoyo "feroz" a Israel, enviando soldados al Líbano y con bombardeos a Beirut.
  • George H. W. Bush (1989-1993): Conferencia de Paz de Madrid (1991).
  • Bill Clinton (1993-2001): Acuerdos de Oslo (1993). Para García, quizás el momento donde la paz estuvo más cerca de conseguirse.
  • George W. Bush (2001-2009): su guerra global contra el terrorismo hizo que el conflicto entre Israel y Palestina quedara de lado. Aún así, en 2005 ayudó a convencer a Ariel Sharón, primer ministro israelí, de que retirara sus tropas de Gaza. Al año siguiente Hamás ganó las elecciones en la Franja y se hizo con uh poder que mantiene hasta ahora.
  • Barack Obama (2009-2017): Fue muy crítico con la ocupación israelí en Cisjordania, y tuvo una relación bastante mala con Netanyahu. Se posicionó a favor de los derechos palestinos.

El giro de Trump y la política de Biden

La presidencia de Trump (2017-2021) rompió con todo, porque EEUU dejó de intentar actuar como un mediador. "Se posicionó radicalmente a favor de Israel. Con el resto de actores no se molestó ni en hablar. Esto se pudo ver en los Acuerdos de Abraham (2020) y con el reconocimiento de la anexión israelí de Jerusalén y de los Altos del Golán. Y además, trasladó la embajada de EEUU a Jerusalén", relata García, que apunta a que el yerno del entonces presidente, Jared Kushner, que es de origen judío y tuvo un alto cargo en la Casa Blanca, pudo tener mucho que ver con esto.

Firma de los Acuerdos de Abraham entre Israel, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos, en el Jardín Sur de la Casa Blanca en septiembre de 2020. Tia Dufou/Casa Blanca/dpa

"Biden no ha revertido ninguna decisión controvertida de Trump, aunque es verdad que no es fácil hacerlo. Desde el primer momento ha hablado de buscar solución diplomática, pero no ha iniciado conversaciones directas. Ha sido muy cauto, seguramente mucho más de lo que le han pedido en su propio partido. Pero es que para él este conflicto nunca ha sido su prioridad. Su idea ha sido contenerlo para que no vaya a más, pero no le ha prestado mucha atención", afirma la experta.

Pero el caso de Biden también es especial, porque le une relación personal con Netanyahu desde que trabajó en los años 80 en la Embajada israelí en Washington, donde entablaron cierta amistad. Cuando Netanyahu fue derrotado en las elecciones de 1999 después de haber gobernado Israel, Biden le escribió una carta muy afectuosa que el mandatario israelí le agradeció enormemente. Y durante la presidencia de Obama -que, como se explicó anteriormente, tuvo una muy mala relación con Netanyahu- Biden ejerció como nexo entre ambos gobiernos.

"Eso dice mucho de Biden, porque uno de sus pilares en política exterior son las relaciones personales. Por eso estos días ha viajado a Israel para rebajar la tensión, ayudar a liberar a los rehenes de Hamás y conseguir que Gaza reciba ayuda humanitaria" sostiene García. Para ella, el presidente de EEUU cumplió su primer objetivo parcialmente, el segundo es demasiado pronto para saberlo y el tercero dependerá más de los países vecinos de Israel que del propio Estado hebreo.

Futuro

En el último año y medio en EEUU se está gestando algo distinto. Ya hay numerosas voces, tanto liberales como conservadoras, que dudan sobre si el país americano debe seguir apoyando de esta manera a Israel. Y esto es nuevo. Los más progresistas consideran que EEUU está colaborando a segar los derechos humanos de los palestinos. Los conservadores, que la ayuda estadounidense no está sirviendo a Netanyahu para cumplir sus objetivos estratégicos. Y aquellos que se encuentran en un punto intermedio creen, sencillamente, que Israel ya puede apañárselas sólo.

A eso se le suma la complicada relación que ha tenido EEUU con Oriente Próximo históricamente, y la pérdida de interés que los dirigentes norteamericanos han exhibido desde principios de siglo. En los últimos tiempos, relata García, muchos americanos han visto esa región como un lugar muy conectado al terrorismo y sin futuro. Una visión muy negativa que, explica, Biden ha intentado cambiar recientemente. Pero el nuevo conflicto entre Israel y Hamás no parece que vaya a ayudar en este sentido.

Las prioridades geopolíticas de EEUU

Aunque la escalada de tensión y los ataques han provocado que EEUU deba mirar de nuevo a Oriente Próximo, García se muestra convencida de que las prioridades del país son otras. Por orden: China, su principal rival geopolítico a nivel mundial, y la Guerra de Ucrania, que es fundamental para sus intereses.

Y hay otro tema importante. La Cámara de Representantes de EEUU, encargada de aprobar los fondos para cualquier proyecto, está bloqueada porque no tiene ahora mismo speaker. Y ya hay algunos miembros republicanos que se han mostrado en contra de seguir ayudando económicamente a Ucrania. Algo que podría suceder también con Israel si este conflicto se prolonga mucho. Un problema más para la Casa Blanca.

Sin embargo, la investigadora del Real Instituto Elcano no considera que la guerra entre Hamás a Israel vaya a ser importante en las elecciones de EEUU del año que viene, porque "la política internacional nunca lo es". En cambio, sí cree que será clave ver quién será el próximo primer ministro israelí. "Netanyahu está políticamente acabado. Hay una gran división interna en Israel. Y si llega al poder alguien más moderado, favorecerá la relación con Washington", concluye.