La familia Panero es una de las estirpes literarias más conocidas y relevantes de nuestro país. Leopoldo padre, poeta laureado durante el franquismo, murió en 1961, pero dejó tras de sí una familia de escritores que hizo del malditismo una vocación. Desde el mayor, Juan Luis, al benjamín y esquizofrénico Leopoldo María, pasando por el disipado y mundano Michi y por la madre, Felicidad Blanc. Todos escribieron y dieron cuenta de sus desdichas. Y sobre todo protagonizaron una película documental, El desencanto (1976), de Jaime Chávarri, que se convirtió en todo un símbolo de la abolición del franquismo. Hoy están todos muertos.

Los Panero eran de Astorga. La casa familiar se caía a trozos antes de que el Ayuntamiento la adquiriera en 2002 con el objetivo de montar allí un museo y centro cultural dedicado a la poesía de Panero. En octubre de 2022 se inauguró por fin el Museo Casa Panero. Un lugar que no solo rinde homenaje a los Panero, sino a los muchos poetas que pasaron por allí –Dámaso Alonso, Gerardo Diego, Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco, José María Valverde– y a otras figuras ilustres de la cultura astorgana como el polígrafo Ricardo Gullón.

Magia, pintacaras y 'escape room'

Menos de un año después, el Ayuntamiento de la ciudad ha decidido utilizar el pequeño museo para albergar algunas de las actividades de su programación de Halloween.

"Queremos que la gente disfrute de instalaciones públicas como este edificio, un gran castillo desconocido que tenemos que empezar a disfrutar". Así justificó Borja González, concejal delegado de Juventud, Infancia, Deporte Base, y Fiestas, la elección del Museo Casa Panero para albergar una "Casa del Terror" durante las celebraciones de Halloween. Una decisión discutida por buena parte de la sociedad astorgana, así como por la Asociación de Amigos de la Casa Panero, que ha calificado la iniciativa como "un increíble despropósito, que raya en la provocación y el escarnio".

La tarde del pasado sábado 28 de octubre, el Museo Casa Panero se transformó en Casa del Terror con pases cada diez minutos para niños mayores de siete años, pintacaras y demostraciones a cargo del mago Magic Owy. Además, hasta el próximo miércoles 1 de noviembre, el edificio acoge cada mañana, previa inscripción, una escape room para familias.

'Flyer' del evento que transformó la Casa Panero en "la Casa del Terror".
'Flyer' del evento que transformó la Casa Panero en "la Casa del Terror".

Tras el anuncio de la programación local de Halloween el pasado 24 de octubre, las reacciones no se hicieron esperar. La Asociación de Amigos de la Casa Panero denunció "la conversión de un ámbito concebido para el disfrute de la cultura en un espacio de celebraciones lúdico-recreativas, por completo ajenas al espíritu y los fines que animaron la creación de este Museo". Encabezada por el catedrático de la Complutense Javier Huerta Calvo y el concejal socialista y exalcalde de la localidad Juan José Alonso Perandones, la entidad ha lamentado que el actual gobierno municipal haya roto la "admirable continuidad" de las corporaciones anteriores de diverso signo político en el respeto y la protección de la dedicación museística de la Casa Panero.

"El nuevo gobierno pretende sustituir las anteriores actividades llevadas a cabo en la Casa, al antojárseles demasiado elitistas, por otras de carácter populista y fiestero", señalan desde la Asociación, que en los últimos años no solo ha impulsado la creación del museo, sino que desde 2016 ha organizado jornadas y congresos en sus instalaciones. Por ello defienden que "el Museo-Casa Panero es un espacio público que, al igual que una biblioteca, un teatro o un auditorio, merece un respeto institucional y no debiera ser profanado y utilizado para actividades espurias, como esta de Halloween, para las que hay en la ciudad otros lugares más idóneos".

Elitismo y arrogancia

En su carta, la Asociación también lamenta "que los niños y jóvenes a los que, tan alegre como irresponsablemente, se invita a ocupar este lugar emblemático de la cultura española, entren en él por vez primera para correr, jugar y divertirse, sin conocer ni apreciar los valiosos fondos que allí se albergan, enteramente ignorantes de la memoria y tradición cultural de la ciudad en la que han nacido y crecido. Todo un dislate y un insulto a la educación y la cultura".

El joven concejal González, lejos de amilanarse ante las protestas de las fuerzas vivas de la cultura, ha acusado a los críticos de elitismo y arrogancia, así como de querer patrimonializar un espacio de todos. Además de insistir en la naturaleza cultural de las actividades organizadas en la Casa, ha argumentado que museos como El Prado en Madrid o Patio Herreriano en Valladolid organizan actividades lúdicas durante Halloween, antes de arremeter duramente contra Huerta y sus compañeros. "Juzgan qué actividades son dignas y tienen nivel cultural y cuáles no. Deberían estar contentos porque, a través de esto, escolares y ciudadanos tienen excusa para acercarse y vencer el desinterés que les causaban los actos programados en el pasado cuando a lo sumo, se llenaban 10 o 12 sillas", ha afirmado el edil.

Actividades "que sean del gusto más general"

Borja González ha aprovechado la polémica para hacer una enmienda a la totalidad del proyecto de la Casa Museo, no se sabe si en nombre propio o de toda la corporación presidida por el popular José Luis Nieto. Según González, los ciudadanos de Astorga "contemplaban perplejos e incrédulos cómo se invertían hasta 3 millones de sus euros" en la rehabilitación y adecuación de la Casa como museo. Millones "que no fueron destinados a otros menesteres como puedan ser la mejora de los barrios y de sus calles y de sus plazas y de sus jardines...".

"Si desde esa elevada peana cultural que nos contemplan a los humildes ciudadanos de Astorga nos pueden permitir que el pueblo disfrute un poco del dineral invertido con actividades que sean del gusto más general y no solo de unos pocos, les quedaríamos rotundamente agradecidos", ha proclamado el edil, antes de insistir en que las celebraciones de Halloween organizadas en la Casa Panero no son una fiesta, sino "actividades culturales a las que quedan ustedes invitados y en las que, seguramente, podrán disfrutar como niños moderando lo avinagrado del carácter". La polémica promete sobrevivir a la noche y al día de los muertos.