Bradley Wiggins, ese ciclista que ganó el Tour de Francia en 2012 y que nunca volvió a correr la ronda gala, debe hacer frente a una deuda de 1,15 millones de euros. Sus triunfos como ciclista, en los que además del Tour destacan el oro olímpico en contrarreloj de ese año y el campeonato del mundo de contrarreloj de Ponferrada en 2014, así como cuatro oros olímpicos y siete títulos mundiales conseguidos en velódromo, no le han servido para evitar la quiebra a la que se ha visto abocado, según él, por las malas compañías.

«Mis problemas financieros han durado algunos años sin un final aparente a la vista. ¡Es un asunto muy histórico que implica negligencia profesional por parte de otros que ha dejado un montón de mierda con mi nombre al frente para tratar. Les sucede a muchos deportistas mientras hacen el injerto y, como resultado, habrá una serie de demandas legales por parte de mis abogados de izquierda a derecha y de centro», dijo Bradley Wiggins en CyclingWeekly.

Para sortear la bacarrota, el inglés lleva acogido a un acuerdo voluntario individual desde el año 2020 para tratar de pagar estas deudas. Con ese fin, Bradley Wiggins se ha visto obligado a vender los derechos de sus marcas comerciales.

Wiggins ha puesto a la venta una propiedad en España para salvar la quiebra

Para salvar la quiebra, otra decisión que ha tomado el inglés de 43 años ha sido la de poner a la venta una propiedad en España por valor de 600.000 libras. Aún así Bradley Wiggins ha recibido una notificación de incumplimiento en el pago que pone pone en riesgo la ayuda que recibe y que puede desencadenar en su bancarrota.