Raphael Dwamena, ex del Levante y del Real Zaragoza, falleció el pasado sábado a consecuencia de sus problemas cardíacos. Poniendo su vida en manos de Dios, y confiando que estaría a su lado cuidando de él, el ghanés solicitó que se le retirase el desfibrilador que se le implantó en España. Según el que fuera su cardiólogo en el Zaragoza, Dwamena ha muerto «como consecuencia de una respetable decisión personal, pero si no se hubiese explantado el desfibrilador Raphael seguiría vivo».
Así quiso reflejarlo en una carta a El Heraldo de Aragón Antonio Asso, médico del Servicio de Cardiología del hospital Miguel Servet y del Instituto de Arritmias de Quirónsalud. En dicha carta, el que fuera médico de Raphael Dwamena en el Real Zaragoza quiso dejar claro que los avances tecnológicos ofrecen nuevas herramientas para tratar mejor los graves problemas arrítmicos y que esas técnicas «son servidas por ese mismo Dios en el que Dwamena firmemente creía».
Dwamena: «Dios siempre es fiel y siempre está conmigo»
Por su parte, las creencias de Raphael Dwamena que le han costado la vida, quedaron de manifiesto en la última entrevista que concedió en España antes de morir. Sobre el tiempo en el que tuvo que dejar el fútbol, jugando en el Real Zaragoza, decía en 2020 en El Periódico de Aragón: «No fue una buena sensación tener que dejar el fútbol, fue un golpe duro dejar de jugar en ese momento. Pero sabía que volvería a jugar porque Dios siempre es fiel y siempre está conmigo»
«Nunca tengo miedo. Dios está conmigo»
Sobre cuándo se sintió preparado para volver después de que le implantasen el desfibrilador, Raphael Dwamena señaló: «Siempre siento que no me pasa nada. Creo que Dios es quien cuida de mi corazón. Puedo tener síntomas de problemas cardíacos u otras cosas, pero nunca tengo miedo. Dios está conmigo».
Y es que el ghanés volvió a jugar al fútbol pese a que los médicos se lo desaconsejaron. «Cada médico tiene sus propias opiniones y las respeté, busqué distintas valoraciones. Respeto sus roles y trabajos, pero mi deseo era volver a jugar y hacer todo lo posible para lograrlo», afirmó al respecto.
Donde no pudo volver a jugar Raphael Dwamena fue en España, viéndose obligado a dejar el Real Zaragoza. «Estoy seguro de que el club quería que jugara, pero según el informe del médico en España no estaba permitido que lo hiciera así que no pude hacerlo», lamentó.
«Dios es quien decide, no yo»
Por último, sobre su futuro, manifestó: «Me encantaría jugar al fútbol durante mucho tiempo más, pero Dios es quien decide, no yo. Mientras él me dé vida y fuerza, jugaré para glorificarlo».
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