El núcleo de la capa de ozono antártico ha experimentado una reducción del 26% desde 2004 a mediados de la primavera austral (es decir, en el mes de octubre). Así lo asegura un nuevo estudio de la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) publicado este martes en la revista Nature Communications, que va en contra del discurso de que la recuperación de la capa de ozono está siendo total.
Los investigadores explican, no obstante, que la tendencia de reparación de la capa de ozono sí se mantiene a principios de la primavera austral (septiembre). Pero aún así, consideran que sus hallazgos muestran la importancia de vigilar y evaluar continuamente el estado de la capa de ozono y su relación con el cambiante clima de la Tierra.
De hecho, los autores del estudio descubrieron que el agujero de ozono en la Antártida ha sido "notablemente grande y duradero en los últimos cuatro años". Y creen que los clorofluorocarbonos (CFC), que se demostraron que eran dañinos y fueron prohibidos, no son los únicos culpables.
"El agujero no sólo es más grande en área, sino también más profundo durante la mayor parte de la primavera. Hicimos conexiones entre esta caída de ozono y los cambios en el aire que llega al vórtice polar sobre la Antártida, y revelamos que los recientes y grandes agujeros en la capa de ozono pueden no ser causados sólo por los CFC, explicó Hannah Kessenich, autora principal de la investigación.
Los hallazgos sugieren que los cambios en la atmósfera del hemisferio sur están contribuyendo a un persistente agujero de ozono en la Antártida. Y que esa reducción está potencialmente impulsada por cambios dinámicos en la mesosfera (la capa atmosférica sobre la estratosfera y la capa de ozono).
"Nuestro análisis terminó con datos de 2022, pero a día de hoy el agujero de ozono de 2023 ya ha superado el tamaño de los tres años anteriores. A finales del mes pasado era de más de 26 millones de kilómetros cuadrados, casi el doble del área de la Antártida", añadió.
Impacto en el clima
Kessenich considera que comprender la variabilidad del ozono es fundamental, debido al importante papel que desempeña en el clima del hemisferio sur: "Todos conocemos los recientes incendios forestales y ciclones en Australia y Nueva Zelanda, y el agujero de ozono en la Antártida es parte de este panorama", recalcó.
Según explicó, el agujero de ozono interactúa con el delicado equilibrio de la atmósfera. Y esto es debido a que el ozono generalmente absorbe la luz ultravioleta, por lo que un agujero en la capa no solo puede causar niveles extremos de radiación ultravioleta en la superficie de la Antártida, sino que también puede afectar drásticamente al lugar donde se almacena el calor en la atmósfera.
"Los efectos descendentes incluyen cambios en los patrones de viento del Hemisferio Sur y en el clima de superficie, que pueden repercutir en Nueza Zelanda a nivel local", detalló Kessenich. No obstante, asegura que los neozelandeses no deben preocuparse mucho por los rayos ultravioleta extremos, porque el agujero de ozono antártico generalmente no está situado sobre ese país. En su mayor parte se encuentra justo encima de la Antártida y el Polo Sur.
La importancia del Protocolo de Montreal
El Protocolo de Montreal, vigente desde 1987, reguló la producción y el uso de los compuestos que degradaban la capa de ozono. Desde entonces la situación ha mejorado notablemente, por lo que se considera que fue un éxito. Pero el problema no está resuelto.
El nuevo estudio apunta que desde 2020 a 2022 se ha producido un "resurgimiento" de "grandes y duraderos" agujeros en la capa de ozono a mediados de la primavera austral, mientras que el principio de la estación se sigue apreciando una ligera recuperación del agujero.
"La mayoría de los discursos importantes sobre la capa de ozono de los últimos años han dado al público la impresión de que el 'problema del ozono' se ha resuelto. Pero si bien el Protocolo de Montreal ha mejorado enormemente nuestra situación con respecto a los CFC que destruyen el ozono, el agujero ha estado entre los más grandes registrados en los últimos tres años", asegura Kessenich.
Para evaluar los cambios recientes en el agujero de ozono de la Antártida, los investigadores analizaron los cambios mensuales y diarios del ozono entre 2001 y 2022, en diferentes altitudes y latitudes. Y descubrieron que la tendencia de recuperación de la capa durante la primavera antártica desaparecía a partir de 2001.
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