Queralt Lahoz (Santa Coloma de Gramenet, 1991) es catalana, pero cuando hablas con ella su acento te desconcierta un poco. Conserva el deje granadino de su familia, pero también se le escapa algún que otro término de origen latino. Lo mismo ocurre con su música, la base flamenca está más o menos clara, pero en cuanto profundizas un poco encuentras matices que suenan a copla, bachata, bolero, jazz, hip-hop o electrónica. Folclore y tendencias se entremezclan en un estilo difícilmente definible en el que destaca la voz de una artista que, por encima de todo, canta desde la emoción.
Es esa atracción de lo inclasificable la que ha provocado el interés de público y crítica, que han visto en la música de Queralt Lahoz una propuesta fresca y diferente. La catalana debutó en en 2019 con el EP 1917, después llegó el primer álbum, Pureza (2021) y este año ha llevado a cabo su apuesta más arriesgada, Alto Cielo, un EP concebido como una "obra de arte total", capaz de aunar expresión visual y musical, en la que cada canción representa un capítulo diferente en las diferentes etapas del amor.
Lahoz llega a Madrid, donde actuará los días 1 y 2 de diciembre en en el festival Villanos del Jazz, para cerrar un año de en sueño en el que ha recorrido España y medio mundo, en más de 50 conciertos y después de haber sido premiada en los Music Moves Europe 2023. Con la satisfacción del trabajo bien hecho y el orgullo de quien siente que ha hecho algo que perdurará en el tiempo, atiende a El Independiente en una conversación donde reflexiona sobre su momento actual e imagina un gran éxito en el futuro.
Pregunta.- Un año de gira con más de cincuenta conciertos, el lanzamiento de un EP-película, ahora que toca hacer balance del año, ¿en qué momento te encuentras?
Respuesta.- Pues he conseguido un montón de cosas que ni yo me imaginaría que podrían ocurrir. Ha sido un año increíble, lleno de bendiciones y muy bonito. A veces todo pasa tan rápido que cuando echas la vista atrás, no sabes ni cómo ha pasado el tiempo. Me siento muy agradecida y afortunada, muy contenta.
P.- Hay algo en tu música que invita a seguir profundizando en lo que haces y mucho de ello viene de que cueste tanto clasificarte, tu música bebe del flamenco, del bolero o la bachata, también del jazz, del urbano, la electrónica, ¿cómo ha sido tu formación?
R.- Mi máxima influencia ha sido mi casa, la música de mi casa, mi familia y mis amigos. Desde pequeña siempre me junté con quien hiciese un mínimo de música en mi barrio, con 12 años ya paraba con los raperos que tenían 20. Recuerdo las primeras MPCs portátiles y hacer ritmos en la calle, ellos rapear, yo intentar pillar todo ese flow. Y luego también me junté con amigos latinos y aprendí de su folclore y creo que eso me enriqueció un montón. Aparte, le contaba el otro día a una colega que teníamos un vecino que pirateaba los canales de televisión. Entonces yo con 10-11 años ya veía la MTV en mi casa. Recuerdo ver a Missy Elliott, a Notorious, a mí me rompió el coco cuando vi esas cosas siendo una niña. Creo que todo eso se me ha quedado ahí y ha ido haciendo un poso, como una salsa ahí bien a fuego lento. Y eso es lo que siento que llevo dentro, forma parte de mí y he cogido todos los códigos que me han gustado y los he hecho míos.
P.- También está ese punto de partida que siempre revindicas, que es tu abuela.
R.- Es la mujer más mayor que he conocido en mi vida de mi sangre. Es lo más añejo que he podido recibir de mi ADN, de mi gente y de mis raíces. En ella empieza todo para mí. Además, mi abuela nos cuidó mucho mientras mi mamá trabajaba un montón y entendió siempre mi sensibilidad, me arropó, me dejó ser yo cuando yo me sentía desubicada en este mundo y cuanto más perdida estaba, más la sentía mi refugio. Con mi familia en mi casa, con mi abuela he podido ser quien yo soy, sin miedo, he podido sentirme frágil, vulnerable, artista.
P.- ¿Qué crees que es más importante, tener siempre presente las raíces o estar pendiente de las nuevas tendencias? ¿Qué pesa más para ti en la balanza?
R.- Para mí van de la mano. Es muy importante conocer las raíces y el principio de las cosas para saber hacia dónde vas. Si tú desconoces la base sólida de la creación musical de algo, de la creación de un tipo de arte, ¿cómo vas a evolucionarlo? Desde un desde el desconocimiento es posible que tanto atrevimiento te consiga llevar a otro lugar, que también es muy interesante, pero tiene un límite. Sin embargo, si sabes y respetas de dónde viene, de dónde nace, el origen de una fuente, así como el flamenco, el jazz, podrás evolucionarlo. Es muy importante saber que las dos van unidas.
P.- De hecho, en tu primer álbum, Pureza, ya el propio nombre es una declaración de intenciones. Aunque al mismo tiempo es una palabra que puede causar un conflicto, sobre todo en el mundo del flamenco.
R.- Cuando le dije a mis amigos flamencos que se iba a llamar Pureza me dijeron: "¿Qué dices? Tú estás loca, ¿cómo se va a llamar pureza?, se te van a echar encima". Pero yo no hago flamenco, ¿qué más da? Hay un tema, El tiroteo, que se basa en una bulería, o Si la luna quiere, que se basa en una soleá, pero no es una soleá ortodoxa, es un juego. Lo hice como una provocación, y me gusta que que sea así, porque al final para mí eso es la pureza. Saber de dónde vienes y saber utilizar las herramientas.
La pureza no va tanto con que no se mueva nada de lo que se ha creado hace 100 años, creo que va más con no traicionarte, es respetar
P.- Es una palabra muy potente en términos musicales y a veces hasta da miedo usarla.
R.-Pero es que la pureza para mí son otras cosas. La pureza no va tanto con que no se mueva nada de lo que se ha creado hace 100 años, creo que va más con no traicionarte, es respetar, es saber decir: "No perdona, yo no hago flamenco, yo me inspiro y vivo de él para poder hacer lo mío". Eso es la pureza, saber decir ole, saber encontrar el gusto en el fallo, saber ser tú, sin tener que ser plástico constantemente.
P.- Hablando de tus raíces, tú eres de Santa Coloma de Gramenet, ¿qué te ha dado a ti crecer en un barrio de periferia?
R.- Es todo lo que yo soy. Si fuese del centro de Barcelona, si fuese de Sarrià, no sería esta Queralt Lahoz, sería otra muy diferente. Quizá sin mensaje, quizá sin argumentos, quizá con pura estética simplemente. El hecho de venir de un barrio de clase trabajadora me hace ser quien soy hoy en día. Pese a que se vea una estética, todo lo que hay detrás es mensaje y lo que hay por delante también, es como mi bandera, son los valores, es la cultura del esfuerzo.
P.- Hablemos de la composición de un EP como Alto cielo, un álbum conceptual grabado además en formato película, en una época en la que la industria vive de los hits. Hay cierta valentía en que prevalezca la intención artística a la comercial.
R.- La verdad que en algún momento me invadió esa movida de hacer temas de éxito, pero luego cuando estoy en el estudio y me dejo llevar, me sale hacer música sin pensar hacia dónde quiero llevarla para que le guste al público simplemente, sino para para disfrutarla yo también en el escenario. Para mí es lo más importante, porque todo el tiempo que esté en el escenario tengo que disfrutarlo, y no seguí a la industria cuando hice la película. Yo sabía que no vendrían de ahí todos los números. Pero sí que sé que los eruditos de la música, los gustos, los del paladar sabroso, sabrán valorar todo eso que hay detrás y sabrán ver que es una apuesta muy arriesgada hacer una película de un EP, querer juntar lo visual con lo auditivo, hacer una obra completa. Es algo muy valiente, y lo digo de verdad porque yo me dejé tanto dinero ahí dentro que mi equipo se echaba las manos a la cabeza. Pero yo sentía que tenía que hacer esto porque para mí era aportar un punto a mi obra. Hacerla con una calidad que diga yo ahora puedo hacer lo que me dé la gana, porque ya he hecho esto. Y somos muy pocos en este país, incluso en Europa, los que hacemos una obra completa así. Entonces me siento muy orgullosa de haber desafiado a la industria.
P.- La idea de dedicar una canción a cada punto de una relación, dividiéndolo en capítulos nos hace pensar inevitablemente en otro gran proyecto más o menos actual como puede ser el Mal querer de Rosalía. ¿Qué piensas de esa comparación?
R.- Creo que es diferente porque ella se inspiró en libro, y yo me he inspirado en mi vida. También es verdad que esa obra va como para otro lado también, porque para mí es el meterme en un lugar donde yo ya sabía que iba a ir mal, hay una intuición y el mundo del Mal querer parte más de la inconsciencia, lo mío es como un desafío a mí misma, aún sabiendo que no va a funcionar, porque me atrevo a enamorarme. Y luego también es verdad que en mi obra está el hogar constantemente, es una obra circular que donde empieza acaba. Salgo de mi familia, de las mujeres, de mi casa, mi madre, mi abuela y acabo volviendo con ellas. Creo que hay otro mensaje.
Las mujeres hemos sido muy valientes por desafiar a una industria donde los hombres deciden quién triunfa y quién no
P.- Ahora que se habla tanto de las mujeres en la música, o por lo menos da la impresión que estamos viviendo un cambio de paradigma, ¿crees que sois las mujeres las que más os atrevéis a hacer este tipo de experimentación?
R.- Las mujeres siempre hemos arriesgado, desde el momento en que nos dijeron que no podíamos y nos metimos ahí. Nos hemos convertido en nuestro propio modelo, pienso que hemos sido muy valientes por desafiar a una industria los hombres deciden quién triunfa y quién no. Desde ese momento hay un desafío. Es verdad que en los últimos tiempos nos hemos hecho más fuertes y hemos ganado terreno, pero nos queda un montón, somos muchas cantantes pero no tantos músicos. El día que vea un montón de músicos mujeres acompañando en el escenario, ahí diré hostia, ahora sí que lo hemos hecho. O managers mujeres. Mujeres que deciden poner a otras mujeres en alza. Mujeres que deciden que no nos comparen más con otras mujeres. Ahí sí que habremos hecho un cambio.
P.-¿Y qué opinas de se hable de ti como una artista que puede acabar siendo una referente en el panorama de la música en España?
R.- El hecho de no definirme siempre hace que el camino tenga más curvas. Hoy en día hay un problema y es que se sigue concibiendo al artista como el estilo que hace. Menos mal que la gente joven nos estamos empezando a salir de eso. Hay que buscar las canciones, no solo el artista o el género, sino que las canciones de cada artista te lleven a un sitio, es importante comprender que cada vez estamos más en eso, que los artistas cada vez somos más multidisciplinares. Yo no sé lo que significa petarlo, porque a lo mejor hay gente que tiene un millón seguidores y puede parecer que lo está petando. Puede que ese éxito sea comprarte cuatro mansiones, pero morirte de pena o no ser nadie en dos días. Es un concepto muy abierto. Para mí, petarlo es que haya un artista que pueda estar siempre orgulloso de su obra. Evidentemente, el factor económico está ahí, porque, joder, si no te puedes comprar un piso, no lo estás petando. Yo lo que quiero es triunfar haciendo lo que siento de verdad. No quiero perder tiempo de mi vida pensando en hacer algo solo por tener éxito. Prefiero disfrutarlo y reencontrarme conmigo en cada fase. No sé qué va a pasar, yo sé que voy a llegar lejos, eso es algo que tengo muy claro, sé que soy muy especial y que me va a ir bien.
P.- ¿Qué viene ahora?, ¿descansar?
R.- No creo, porque no sé parar. Estoy componiendo muchos temas y me gustaría hacer un álbum, pero no sé qué voy a hacer. Mi idea es un álbum, pero igual luego hago otra paranoia. Yo soy así, que ni yo misma me espero lo que voy a hacer. Mi idea es un álbum, pero a ver qué pasa.
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