La clara victoria de Andrés Manuel López Obrador en las elecciones presidenciales mexicanas abre una etapa llena de expectativas en un país tan cercano para nosotros y con el que tantos vínculos culturales, económicos y afectivos compartimos. La llegada de AMLO a la residencia de Los Pinos con una abrumadora mayoría que le otorga amplios poderes para gobernar legítimamente supone el fin de décadas de mal gobierno, la mayoría de las veces por parte del PRI y otras por parte del PAN. Décadas en las que se consolidaron las élites del país en detrimento de unas clases populares e indígenas cada vez más discriminadas, al tiempo que la corrupción institucional se generalizaba y esa falta de autoridad se extendía a otros pilares fundamentales de un Estado, como unas fuerzas de seguridad impotentes ante una escalada de violencia generalizada y el sometimiento de numerosos estados a los narcos que imperan libremente y con total impunidad.
López Obrador tiene ante sí numerosos retos y desafíos. No será fácil revertir en una legislatura años de dificultades, pero la masiva confianza que le ha dado el pueblo mexicano –es la primera vez que la izquierda gobernará el país—le da la oportunidad de intentarlo.
Cuenta con el apoyo del empresariado mexicano y a pesar de las voces agoreras de siempre que intentan desestabilizar la política con mensajes de inestabilidad, su discurso no genera ningún tipo de inquietud. López Obrador tiene un discurso de izquierdas, sí, pero alejado del populismo y la demagogia que pueden tener otras democracias vecinas. Hacer creer que López Obrador es un radical y antisistema no es más que un simple argumento de cierta derecha que también conocemos bien en España.
España y México son Estados amigos y con unas inmejorables relaciones que, a pesar de ello, deben estrecharse todavía más
La presidencia de AMLO abre también una nueva etapa de relación con el Gobierno de España. Ambos son Estados amigos y con unas inmejorables relaciones que, a pesar de ello, deben estrecharse todavía más. Compartimos un patrimonio cultural fantástico, con una lengua común que en México tiene el mayor número de hablantes de cuantos países la compartimos. México acogió con inestimable solidaridad a miles de exiliados de la Guerra Civil y permitió que en ese país continuaran su carrera algunos de nuestros mejores escritores, científicos o cineastas.
Desde siempre, México ha sido un país cercano y querido y debemos seguir profundizando en los lazos que nos unen desde hace siglos. Estoy convencida de que la llegada al Gobierno, casi simultáneamente, de Pedro Sánchez y de López Obrador, es una oportunidad excepcional para consolidar alianzas de todo tipo.
En los últimos días mucho y muy acertadamente se ha escrito sobre los retos que tiene ante sí AMLO. No son pocos, ni sencillos. Se abre una nueva etapa. Como decía, apasionante y llena de ilusión. Con incertidumbres ante un camino que será tortuoso pero que, estoy convencida, devolverá a México la Justicia social, los derechos ciudadanos y la situará en el lugar que le corresponde.
Susana Sumelzo es diputada en el Congreso y secretaria de Política Municipal del PSOE.
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