Los 66.706 militantes del PP están convocados de 9,30 a 20.30 horas de este jueves para votar en algunas de las 1.096 mesas electorales que el partido ha preparado por toda España para afrontar su primer proceso de primarias destinado a elegir a su presidente nacional. Muy lejos queda aquel "dedazo" de finales de agosto de 2003, cuando José María Aznar eligió a Mariano Rajoy como continuador de su obra, después de meses jugando con su cuaderno de tapas azules entre una terna que completaban Rodrigo Rato y Jaime Mayor Oreja. Esta vez, Rajoy ha optado por desaparecer de la escena política, mientras su partido se ve inmerso en un proceso de resultado incierto con el que corre el peligro de abrir más heridas que cerrarlas y dificultar el camino hacia la recomposición del centro-derecha, aún en estado de shock tras su salida inopinada del poder.
Las primarias populares estallaron en las manos de Génova desde el momento en que el presidente de la Xunta gallega, Alberto Núñez Feijóo, declinó concurrir a la carrera sucesoria. Hasta ese momento, la dirección nacional del partido confiaba en un candidato de consenso con algún "satélite" que permitiera sostener lo de la consulta a las bases, en un sistema de doble vuelta que no terminó de contentar a nadie. "Este partido no sabe administrar la incertidumbre", dijo a El Independiente uno de los candidatos casi al inicio de la campaña electoral.
"Incertidumbre" es la palabra con la que definen en el PP la jornada de primarias de este jueves
Acertó. Porque "incertidumbre" es la palabra más empleada por lo que queda de la diezmada dirección nacional del PP y por los equipos de los principales aspirantes. Nadie se atreve a hacer una apuesta de lo que puede ocurrir este jueves a pesar de las buenas expectativas que dicen manejar gracias a una campaña por la que se han recorrido toda España de sede en sede y de bar en bar a la captación de votantes.
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Una vez hablen las urnas, sólo llegarán vivas las candidaturas de los dos aspirantes que más respaldos cosechen. La única forma en que podría cumplirse ese sueño de algunos de una única lista victoriosa que no dividiera al partido más de lo que ya está es que María Dolores de Cospedal, Soraya Sáenz de Santamaría o Pablo Casado superara el 50 por ciento del voto de las bases, sacara quince puntos al segundo y fuera el más votado en la mitad de las circunscripciones. Misión imposible. Si algo preludia este proceso es un resultado de infarto donde un puñado de votos puede hacer inclinar la balanza de uno u otro lado, y habida cuenta el mal clima que ha imperado en este campaña, cada papeleta se supervisará hasta la extenuación.
Cospedal y Santamaría tienen el poder de los "aparatos", frente a la incógnita movilizadora de Casado
Un veterano dirigente del PP avezado en procesos congresuales explica a El Independiente que tanto Cospedal como Santamaría tienen mucho poder entre el "aparataje" popular, es decir, el entramado de cargos directivos, públicos e institucionales de toda España. Porque si Cospedal controla algunas organizaciones muy importantes del partido, amén de su propio territorio, Castilla-La Mancha, Sáenz de Santamaría extendió sus tentáculos por las Delegaciones del Gobierno, que dirigía ella desde vicepresidencia, además de contar con un fuerte respaldo de direcciones tan importante como la andaluza.
Pablo Casado tiene Madrid, que no es poca cosa, y unas Nuevas Generaciones que han estado muy activas a su favor. La gran incógnita "es su fuerza movilizadora de las bases", dice el mismo dirigente que, aunque tiene su favorita, no osa a hacer un pronóstico del resultado de hoy.
Hasta qué medida pueden ser determinantes las "presiones" y "zancadillas" que han denunciado candidatos como Casado, al que desde las otras candidaturas también acusan de haber usado a la organización juvenil del partido para coaccionar a militantes, es complicado de evaluar. Un presidente provincial que ha mostrado públicamente sus preferencias, admite que "no sé que es lo que votarán mis bases. El voto es secreto, puede pasar de todo". Y un líder regional llegó a admitir que "basta que respalde a uno de los aspirantes para que los militantes de mi territorio voten a la contra".
"La gente va a votar con las tripas"
Porque si bien es cierto que más de un tercio de los inscritos son cargos públicos e institucionales cuyo futuro depende de quién gane estas primarias, todo puede pasar. "La gente va a votar con las tripas", lamenta otro candidato y desde la dirección del partido añaden que los tres principales aspirantes a la sucesión "son lo suficientemente conocidos por el partido como para que cada militante se haya hecho una idea de ellos. No votan a ciegas", lo que no necesariamente tiene porqué ser positivo.
Los dos más respaldados por las bases tendrán ocasión de presentar su programa y su equipo ante los 3.184 compromisarios del congreso extraordinario de los días 20 y 21 de julio. Será en esta segunda vuelta donde pueden surgir las dificultades si los delegados enmiendan la preferencia de los militantes. Estatutariamente nada impide hacerlo. Se elegirán en una lista al presidente y a los 35 vocales del Comité Ejecutivo, así como a los 30 vocales de la Junta Directiva Nacional, conforme a lo señalado en los Estatutos. La suerte está echada.
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