“Una población que está excluida del sistema financiero es una población condenada a la pobreza”. Así de rotundo se muestra Harold Correa, fundador de Íkualo, una fintech, que es centro financiero, para los inmigrantes en Europa. El objetivo es evitar la exclusión financiera de este colectivo, que la sufre mucho al no poder acceder ni a una cuenta bancaria. Íkualo quiere acompañar en el proceso de llegada del inmigrante a Europa hasta que tenga la tarjeta de residencia y ya tenga el mundo financiero más abierto.
Harold Correa fundó Íkualo porque mientras trabajaba en el sector bancario como programador vio el problema de que los inmigrantes no tenían acceso al sistema financiero. De hecho, él mismo sufrió este problema cuando llegó y hasta que consiguió su tarjeta de residencia. Estas puertas cerradas dificultan, tal y como explica Correa, la evolución económica y social de la persona migrante, ya que no puede abrir una cuenta con la que mandar dinero a su país o domiciliar recibos. Tampoco puede pedir un microcrédito para poder poner en marcha su negocio.
Y es ahí donde está el problema al que Íkualo quiere poner solución. Ese primer paso que tiene que dar esa persona cuando llega a territorio europeo. “En Europa y en España, el 98% de la población está bancarizada, así que es un problema muy grande para una persona que llega y no puede acceder”, asegura Correa. Además, en conversaciones con El Independiente explica que no es un problema solo de los inmigrantes que vienen con poco dinero, si no que afecta a todas las clases sociales. Es más, muchas empresas que trabajan trayendo estudiantes latinoaméricanos a Europa han pedido ayuda a Íkualo, ya que muchos cuando llegan no pueden abrir una cuenta.
“Es un proyecto que une lo social, la tecnología y el negocio”, puntualiza el fundador, que asegura que el proyecto está respaldado por una tecnología de primera en la que utiliza big dato, inteligencia artiifical, biometría… El objetivo es que el inmigrante pueda abrir su cuenta solo con escanear su pasaporte y con una identificación facial. En 7 minutos, el cliente ya tiene su cuenta con Iban español.
Actualmente, hay unos 21 millones de inmigrantes en Europa y el 75% de ellos sigue utilizando el dinero en efectivo porque no encuentra otra forma, hasta dos o tres años después cuando ya recibes la tarjeta de residencia. “Si introducimos a esta población en el sistema financiero es bueno para todos, porque pagan impuestos, porque la economía se mueve”, asegura Correa.
Lamenta que ninguna entidad financiera se haya dado cuenta del problema de exclusión que vive esta población. Reconoce que para los bancos grandes es difícil mover todo “el buque” para poder dar acceso y por eso son necesarias las fintech. “Casi todo el equipo (actualmente son 12 entre Londres y la Lanzadera de Valencia) somos inmigrantes que hemos vivido este problema de primera mano”, asegura.
Íkualo no quiere tener oficinas presenciales, solo tiene para la tecnología, su punto fuerte junto con la base de datos. Por ello, todo se hace a través de la aplicación con la que el cliente podrá realizar todos los trámites que ofrece: cuenta bancaria, domiciliación de pagos, tarjeta de débito (online o física), microcréditos, seguros de salud, envío de dinero y seguro de repatriación.
Estos dos últimos servicios son los que más demandan los potenciales clientes de Íkualo. “Envío rápido de dinero es lo que más quieren. En las casas de cambio tardan 24 horas y nosotros te garantizamos que con la tarjeta Visa le llega en un minuto a otra tarjeta Visa en 165 países”, explica Correa. El seguro de repatriación también lo ofrecen porque todos quieren que si les pasa algo fuera de su país, que puedan ser trasladados.
Por el momento, tienen licencia de dinero electrónico, que es con la misma que con la que empezaron neobancos ya muy instalados en España como N26 o Revolut. Por lo que esperan tener la misma evolución que ellos y de aquí a unos años poder comercializar otros productos. Sí que tienen hipotecas, pero para financiar la vivienda en su país de origen. Aunque, Harold Correa explica que el siguiente paso es tener convenios con bancos aquí en España para que el cliente consiga su hipoteca con esa entidad, pero que siga siendo cliente de Íkualo.
“Todo lo estamos haciendo poco a poco. No queremos morir de éxito”, apunta el fundador. Y es una frase que repite mucho durante toda la entrevista. Porque como explica, Íkualo se ha lanzado este mes de noviembre para 100 personas con las que probarán las cosas que funcionan, las que no, las dudas y las inquietudes. Próximamente se abrirá para 1.000 más y así se hará paulatinamente. Tienen ya en lista de espera 37.000, pero saben que son una startup, que si abren de golpe para todos ellos, pueden colapsar, así que “vamos a ir abriendo conforme vayan llegando las rondas de financiación”. Actualmente, podrían abrir para 20.000, pero prefieren ir paso a paso “no morir de éxito”, reitera.
Hacerse cliente de Íkualo tiene un coste mensual "bajo". “No queremos ahogar a nuestros clientes, queremos acompañarles”, asegura Harold Correa. De hecho, hicieron una encuesta y concluyeron que esa tarifa mensual podría ser el triple de lo que es actualmente, pero “nosotros ganamos dinero a través de otros servicios también y esto es un proyecto social”, puntualiza el fundador.
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