Ya se está cumpliendo el pacto muy apropiadamente llamado "encapuchado" de Pedro Sánchez con EH-Bildu. Lo que ha pasado en Navarra con el aplazamiento de la sesión de investidura de María Chivite hasta el 15 de agosto, a 15 días de terminadas las elecciones generales del 23 de julio es de nota. Chivite esperó a ver cómo quedaban los dados y entonces actuó. Contó con el apoyo del PSN, de Geroa Bai, que es una formación del PNV, de Contigo Navarra y con la astuta abstención de los 9 parlamentarios de EH Bildu.

Pero eso era porque Bildu se reservaba para otra operación de calado que se dio ayer por la mañana en la que, bajo el pretexto de tener la alcaldía paralizada, el acuerdo con el Partido Socialista y EH Bildu ha salido por fin a la luz: Joseba Asirón, de EH-Bildu, le ha levantado la alcaldía a Cristina Ibarrola de Unión del Pueblo Navarro.

Bajo el pretexto de que la ciudad estaba paralizada, además de una actitud "prepotente, unilateral, opaca y totalmente ajena al diálogo" de la actual regidora de Pamplona, Ibarrola de UPN, PSN-PSOE se han decidido a firmar con EH Bildu una moción de censura para desalojarla de la alcaldía. Es decir, que no hay más que claves puramente locales, sin relación con la investidura del presidente del Gobierno apoyada por la izquierda abertzale hace un mes. Pero eso no se lo cree ya nadie.

Es lo que argumentan Ferraz y el PSN tras haber cruzado una frontera afianzada desde hace muchos años: no conceder el poder a Bildu en tanto no hiciera una autocrítica y una condena rotunda de la pasada violencia de ETA. Pero eso ya pasó a la historia desde el momento en que EH Bildu votó a favor de la investidura de Pedro Sánchez a cambio de no se sabe qué contrapartidas, una de ellas bien podría ser la que se ha consumado ayer.

El caso es que Javier Esparza, líder de UPN, se ha desatado contra Chivite a la que ha reprochado de todo, incluso la ha llamado "escoria" pero la intervención del presidente de la Cámara, Unai Hualde ha sido incapaz de detener al diputado de UPN que ha continuado con la acepción más favorable para él que da la Real Academia de la Lengua: un producto sin valor

Lo que le molesta a Esparza es que el Partido Socialista de Navarra y de paso el Partido Socialista nacional, se hayan vendido a "esa gentuza" por un puñado de votos. Lo próximo que veremos en su opinión es que Navarra se incorpore al País Vasco, el sueño de todo abertzale de pro.

Pero mientras tanto, ETA ha asesinado a mil personas y ha herido a otras 7.000 porque quiere que Navarra sea Euskadi. Este es el primer paso. EH Bildu quería conseguir el objetivo de gobernar Pamplona y hoy, gracias al PSOE, va a ser posible.

Lo que no acepta el líder de UPN es que los planes de los terroristas se vayan llevando a cabo paso a paso, lentamente hasta conseguir su objetivo: que Pamplona sea la capital de Euskadi. Y, como dice él, este es el primer paso para conseguirlo.

A continuación de su diatriba los 15 parlamentarios de UPN se han levantado de sus asientos y han abandonado la sala. Hay que decir que UPN es la formación mayoritaria pero que el PSN con Geroa Bai y Contigo-Zurekin suman la necesaria mayoría absoluta para que María Chivite sea la presidenta del Gobierno.

El pacto de ayer no se extenderá a más municipios de Navarra, de momento. No hay en estos momentos quien se crea una sola palabra de Pedro Sánchez. incluida la negativa a que este pacto forme parte de lo que Nuñez Feijóo ha llamado los "pactos encapuchados" de los cuales no sabemos nada.

Este domingo el líder del PP va a estar en Pamplona a pedirle a Sánchez que no consuma este pacto con la formación abertzale. Es una petición inútil.

A lo que va Feijóo es a convocar a las masas a la calle para que se vea que hay mucha masa crítica que se opone a tanto enjuague como nos tiene acostumbrados Sánchez con el apoyo entusiasta de su partido de hoy.

Ni mucho menos con el partido de ayer.