Un conocido fotógrafo en redes sociales se sienta este martes en el banquillo acusado de dos delitos de agresión sexual: uno, supuestamente, en su casa tras una sesión fotográfica y otro, en una discoteca a una misma chica. El caso dependerá de los detalles que den ambos en el juicio porque la investigación ha sido accidentada. Primero, la titular del Juzgado de instrucción número 21 de Madrid desconfió del relato de la víctima, aseguró que no había motivos para dudar que la relación había sido consentida y no procesó al artista. La Audiencia Provincial obligó a hacerlo y ahora el fiscal pide un total de siete años de prisión el especialista en imágenes con Polaroid.
Los hechos se remontan a octubre de 2018 cuando la chica concertó una cita con él a través de las redes para acudir a un estudio y participar de un proyecto de fotos. Según el primer escrito de la magistrada Concepción Jeréz García, ella sabía que posaría desnuda. A las 12:00 de un domingo, acudió al domicilio del profesional en pleno centro de la capital. Se hicieron fotos en su casa y en un parque cercano. Interrumpieron la sesión a las 14:00 para salir a comer, luego regresaron al domicilio y continuaron la sesión.
La jueza dice que la joven accedió a realizarse fotos durante toda la mañana de su cuerpo sin ropa "y en diferentes posiciones así como de sus órganos genitales". Tras volver a la casa del denunciado realizaron un acto sexual con penetración vaginal. Ella le hizo una felación "al investigado hasta que este eyaculó". Durante el acto sexual realizó varias fotos en las que aparece la imagen de la cara y el cuerpo desudo de la joven. Esa noche durmieron juntos y en noviembre se volvieron a encontrar en una discoteca y bailaron juntos.
No hay más; hasta aquí, el relato de los hechos que hizo la magistrada el 4 de junio de 2021 cuando dejó por escrito que "no se evidencian indicios racionales de criminalidad" en la conducta del fotógrafo y por tanto, concluyó que no debía procesarlo. Pero la Fiscalía presentó recurso y el relato de los hechos que hizo fue sustancialmente distinto.
Fue violación, según el fiscal
Al recurso del fiscal se adhirió la defensa de la propia víctima que ejerce el letrado Pedro Cerracín. El fotógrafo "con ánimo libidinoso, se despojó de su ropa, quedándose en calzoncillos, comenzando a tocar las piernas de ella, intentando besarla, apartándose, pese a lo cual el procesado insiste en su propósito hasta conseguir acorralarla contra una pared de la habitación, comenzando entonces a besarla sin su consentimiento".
Dice la Fiscalía que ella no vio posibilidad de defenderse y "ante el temor de sufrir un daño en su integridad física" acabó cediendo "a los deseos de su agresor, que finalmente llegó a penetrarla vaginalmente, sin protección, para acto seguido cogerle la cabeza y obligarla a realizarle una felación". Llegó a eyacular y eso provocó que la chica vomitara, explica en su escrito el Ministerio Fiscal. Como consecuencia, sufre estrés postraumático con síntomas disociativos, por el que se encuentra recibiendo tratamiento psicológico.
La Audiencia Provincial de Madrid obligó entonces a un cambio total en la investigación para que él fuera procesado. Los magistrados Caridad Hernández García, Juan Bautista Delgado, Francisco Manuel Bruñén Barberá dan veracidad al relato de joven que dijo que cuando llegó al estudio de fotografía vio que era su casa, que no había focos, ni iluminación, que las fotografías las realizó con una cámara polaroid y con un móvil" y que cuando él le dijo "muéstrame más material" la empezó a grabar con un móvil mientras se quitaba la ropa. Reconoció que dejó hacerse fotografías desnuda y que, una vez que finalizó, tras ir a asearse, encontró al procesado en calzoncillos, comenzó a efectuarle tocamientos en las piernas.
Además, el tribunal puso en valor los testimonios tanto de la psicóloga que la asiste por trastorno de estrés postraumático, como de una testigo del encuentro en la discoteca que dijo ver cómo el procesado iba detrás de la víctima, mientras ésta le decía que se apartase. "Le introdujo las mano por el pantalón vaquero, se lo rasgó, le tocó las nalgas, la cintura, el cuello la cara", refleja la resolución a la que ha tenido acceso El Independiente. La testigo escuchó supuestamente cómo ella decía "déjame en paz". Los jueces señalaron que aunque había argumentos de un lado y del otro, la chica merecía resolver en juicio si se había tratado de una agresión sexual.
Ante esta imposición, la jueza ahora sí ve "indicios racionales de criminalidad en la conducta de él" y ha decidido sentarlo en el banquillo. El fotógrafo ha fichado al letrado penalista Jaime Campaner, con extenso currículum de casos mediáticos a sus espaldas.
Tanto la Fiscalía como la víctima han tenido que rebajar la petición de penas por la conocida como ley del 'solo día es sí' [ley orgánica de garantía integral de la libertad sexual], puesto que sin la norma aprobada por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero la condena podría haber alcanzado los diez años. Ahora, solicitan cinco años de prisión e inhabilitación y prohibición de acercarse a la víctima a menos de 500 metros durante un año extra por la violación a los que se suman otros dos años de prisión por el incidente en la discoteca.
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