Política

Entrevista a Anna Blus, investigadora de derechos de la mujer de Amnistía Internacional

"No hay que firmar un contrato; la gente no es estúpida, sabe qué es el consenso"

Pancartas 8M en Madrid
Movilización del 8 de Marzo en la calle Gran Vía de Madrid

Hace más de 15 años que en Reino Unido ya está vigente una ley como la que la ministra de Igualdad, Carmen Calvo, propone para la reforma de las agresiones sexuales en el Código Penal. Una similar al texto que prepara el Ejecutivo de Sánchez entró en vigor hace unos días en Suecia. España va camino de convertirse en el 11º país europeo que considera que el sexo sin consentimiento es violación.

Anna Blus, investigadora de derechos de las mujeres en Europa Occidental de Amnistía Internacional, considera "que la reforma que planea España es una noticia esperanzadora. Otros países como Finlandia y Dinamarca también están estudiando incorporar el consentimiento expreso". Según esta experta en legislación europea "la tendencia se va normalizando entre todos los países que firmaron la Convención de Estambul y tarde o temprano se irán sumando los demás". Además de Reino Unido y Suecia, también Islandia, Bélgica, Alemania, Luxemburgo, Holanda Chipre e Irlanda ya tienen en vigor una ley similar que recoge que sin un consentimiento el sexo puede considerarse violación.

Además de Reino Unido y Suecia, también Islandia, Bélgica, Alemania, Luxemburgo, Holanda Chipre e Irlanda ya tienen en en vigor una ley similar

Aunque entiende que la noticia en España haya abierto un debate, asegura Blus que esta legislación está totalmente normalizada por los británicos: "Lleva tanto tiempo siendo así que no puedo decirte cómo era antes", explica desde Londres. "Esta ley no está cuestionada en Reino Unido, es obvio que para que una relación sea consentida debe haber un consentimiento previo. Tener sexo con alguien que no está seguro de si la otra parte aceptó o no está mal visto".

Reconoce Grau que, de momento, "muchos países, entre ellos España, todavía define la violación basándose en la fuerza física, la amenaza y la coerción". Nuestro Código Penal tipifica agresión sexual solo si la víctima sufre violencia e intimidación. "Pero para que haya violación no tiene por qué haber violencia", insiste Blus. Y pone dos ejemplos: "Si una persona está en estado de embriaguez o semiinconsciente por drogas y alguien se aprovecha de su indefensión para mantener relaciones sexuales, la ley actual española no lo consideraría una agresión. Pero afortunadamente va imponiéndose la idea de que si una persona no tiene capacidad para dar su consentimiento es violación".

"Si una persona está drogada o inconsciente y se aprovechan de ella para tener sexo, la ley actual no lo consideraría una agresión"

También debería serlo, según la experta de Amnistía Internacional, una mujer que no sea capaz de negarse porque se queda paralizada, como recogen los hechos probados que le pasó a la víctima de La Manada, por estar en estado de shock: "Si estás paralizada, obviamente tampoco puedes negarte pero tampoco dar tu consentimiento. Por eso es importante el cambio de mentalidad: sin consentimiento es violación". Blus cita un estudio clínico publicado en Suecia en 2017 según el cual el 70% de las casi 300 mujeres supervivientes de violación evaluadas habían sufrido parálisis involuntaria durante la agresión. Es decir, fueron incapaces de decir que no.

El tribunal que juzgó el caso de La Manada señaló que no había quedado probado que los acusados emplearan "fuerza eficaz y suficiente" para vencer la voluntad de la joven y que no existió intimidación entendida como "amenaza o el anuncio de un mal grave, futuro y verosímil, si la víctima no accede a participar en una determinada acción sexual", aunque dijo que sí usaron su prevalencia -superioridad- para conseguir el objetivo. "Si una mujer no dice SÍ, el resto debe considerarse legalmente como un NO", añade Blus haciendo hincapié en los adverbios. Aclara la experta que "el consentimiento no tiene que ser necesariamente verbal, la ley sueca contempla por ejemplo que 'puede ser expresado de otras maneras". Y añade: "Lógicamente siempre habrá un margen para la interpretación".

Bueno para los hombres

"Esta ley también es buena para los hombres", asegura Blus. "No es una guerra de género. Si hay menos violaciones y la gente tiene más claro qué es violación nos beneficiará a todos". Y añade: "Es un error pensar que solo las mujeres sufren violencia sexual. Es más habitual que las víctimas sean mujeres, pero también hay hombres   víctimas de violaciones. Una ley así protege a todos".

"El consentimiento no tiene que ser necesariamente verbal, la ley sueca contempla que 'puede ser expresado de otras maneras"

¿Y no será muy artificial tener que hacer explícito un consentimiento? "No tenemos que firmar un contrato. La gente no es estúpida, sabe lo que es el consenso. No creo que sea necesario al extremo de esas apps que invitan a hacer clic para garantizar el consentimiento sexual. No es el tipo de cosa que me gustaría ver. Creo que es más una cuestión de sentido común y respeto mutuo. Sin embargo, todavía hay muchas violaciones en la sociedad actual y es una realidad que hay que tener presente al legislar".

Una ley insuficiente

Las definiciones de violación basadas en el consentimiento y las reformas legales no son, según Amnistía Internacional, "soluciones definitivas para prevenir este delito omnipresente, pero son importantes puntos de partida", apunta Blus. Y cita una escalofriante estadística europea: nueve millones de mujeres en la UE han sido violadas después de cumplir 15 años.

Casi un tercio consideró que la relación sexual sin consentimiento podría estar justificada "en determinadas circunstancias"

La experta de Amnistía Internacional insiste en que hay mucho por hacer. Según la encuesta sobre violencia de género realizada en 2016 por la Comisión Europea, casi un tercio consideró que la relación sexual sin consentimiento podría estar justificada "en determinadas circunstancias". Por ejemplo, si la persona está ebria o bajo la influencia de drogas, si va voluntariamente a casa con alguien, viste prendas sexis, no dice "no" claramente o no se resiste.

"Cambiar la ley no va a ser la solución a las violaciones", reconoce la experta de Amnistía Internacional. "Hace falta cambiar muchas otras cosas en la sociedad y es necesario entrenar a los profesionales, tanto policías, como jueces y abogados para saber tratar a las víctimas de estos delitos. Puede llevar un tiempo cambiar la mentalidad. Dependerá de cómo se comunique la ley y cómo se educa a los niños en las escuelas en educación sexual. Es importante informarlos de qué significa consentir".

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