Más de 22.000 palestinos han muertos en la Franja de Gaza desde el inicio de los bombardeos israelíes en octubre. Otros miles permanecen desaparecidos bajos los escombros. En mitad de ese paisaje de muerte y destrucción emerge el arte de Amal Abu al Sabah, una joven desplazada del norte de Gaza que dibuja sobre los restos de los edificios que provocó la guerra.
Ella misma es uno de los miles de palestinos que han perdido su hogar. El bombardeo que destruyó su casa dejó entre los escombros toda su trayectoria artística, sus pinturas bajo las ruinas de lo que fue su hogar, aunque antes pudo huir con algo de ropa y sus pinceles.
"Seguimos resistiendo y no vamos a perder la pasión", confiesa esta joven gazatí de 26 años sobre el trozo de muro que pinta en la ciudad de Rafah, en el sur del enclave costero. Allí llegó como muchos otros miles huyendo de las bombas desde el campo de refugiados de Al Shati de la ciudad de Gaza, en el norte de la Franja, y sobrevive ahora desplazada en el sur del enclave.
"Para mí los colores tienen un valor, por eso llevé mi paleta igual que mi ropa y cualquier cosa valiosa al salir de mi casa", relata con restos de pintura en sus dedos. Las joven artista no quiere dejar de transmitir “sus mensajes” a través de su creatividad, entre ellos la resistencia del pueblo palestino pese a décadas de adversidades.
"Aprovechamos las desfavorables circunstancias para expresar lo que tenemos dentro (del corazón) e intentamos sobrepasar estos obstáculos a través de expresarlos artísticamente”, reconoce mientras en algunos momentos sonríe y en otros no oculta ese sufrimiento. “Así trasmitimos un mensaje a cualquier persona que no muestra simpatía ni apoyo con nuestro pueblo".
“Gaza 2024” se lee en una esquina de su mural, en el que se ve a gente levantando los muros caídos de un edificio derrumbado tras un ataque del Ejército de Israel, sobre el que ondea una bandera palestina.
La amenaza del hambre
Su obra incluye cifras de la catástrofe en Gaza junto a los dibujos en los que los soldados israelíes aparecen en negro o sus tanques en gris, en contraste con los colores de una figura con la kufiya, el pañuelo símbolo de la causa palestina.
Amal -Esperanza, en árabe- es uno de los cerca de 1,9 millones de gazatíes, alrededor del 85 por ciento de la población del enclave, desplazados por la guerra, en medio de una terrible crisis humanitaria, con el hambre amenazando a los supervivientes.
La guerra comenzó cuando el pasado 7 de octubre el grupo islamista Hamás atacó a Israel provocando más de 1.200 muertos y unos 240 rehenes que fueron llevados cautivos a Gaza.
Israel lanzó una ofensiva por tierra, mar y aire que deja más de 22.100 muertos y más de 57.000 heridos, muchos de ellos niños y mujeres, además de que otros 7.000 se estima que están bajo los escombros por los bombardeos, según el Ministerio de Sanidad de Gaza, bajo control de Hamás.
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