El 16 de enero de este año, los Mossos d'Esquadra y la Guardia Civil desplegaron una operación antiyihadista que terminó con cinco detenidos: cuatro en Cataluña y otro más en Extremadura. El considerado cabecilla era un mafioso del este de Europa que cumplía pena de prisión en la cárcel de Brians 2. Al pasar a disposición judicial en la Audiencia Nacional, el juez los dejó en libertad.
El resultado final de esa operación policial no fue un hecho aislado. En 2023, menos de la mitad de los detenidos por yihadismo entraron en la cárcel. De los 78 arrestados relacionados con el terrorismo islámico, sólo 37 terminaron pisando la prisión, el 47%.
El perfil del preso por yihadismo es el de un hombre de 35 años, español o marroquí de nacionalidad, cuyo delito más común es el del adoctrinamiento y que pertenece a un sector vulnerable de la población. Además todos están en un régimen cerrado dentro de las cárceles. Los datos están sacados de un último estudio del sindicato Acaip, el mayoritario en este cuerpo de funcionarios.
Récord de detenciones
El 2023 será recordado como el año con más detenciones por delitos de terrorismo internacional desde los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid. La cifra de 78 detenciones supone que se ha superado el año anterior en 31 arrestados más. También se han llevado a cabo 36 operaciones tanto de la Policía Nacional como de la Guardia Civil contra el terrorismo yihadista, es decir, nueve más que en 2022.
Barcelona lideró el ránking con 14 detenidos y siete operaciones, seguido de Madrid con 11 y seis respectivamente y Valencia, con seis y cuatro. Hay que tener en cuenta que una misma operación puede llevarse a cabo en varias provincias a la vez.
Las detenciones y operaciones se dispararon en los últimos meses del año. En la web del Ministerio del Interior se puede acceder a dos estádisticas: una hasta el 2 de agosto y otra para el resto del año. Hasta el mes estival, se detuvo a 19 personas en 16 operaciones. A partir de ese mes y hasta final de año, los arrestados ascendieron a 78 y las operaciones se doblaron.
Más radicalizados
Los autores del estudio de Acaip coinciden en un punto: cuando estos presos salgan a la calle lo harán más radicalizados. "Estamos deteniendo y metiendo en prisión preventiva a gente por ver vídeos. ¿Cómo van a salir esas personas de la cárcel? Pues bastante más enfadados con la sociedad, claro", explica Alberto Téllez, experto del sindicato y representante en la RAN (Red Temprana Radicalización).
Según indican, todos los programas de desradicalización hasta la fecha han fallado. Además denuncian que el Ministerio del Interior no da datos de cuántos yihadistas hay en la cárcel, dónde están ni cuántos se han apuntado a estos cursos. "Hemos formado a unos 250 funcionarios de prisiones en nociones básicas para tratar a estos internos. Le ofrecimos nuestro programa a la Dirección General y nos dijo que no lo quería. Ellos forman a unos 25 al año. No sabemos por qué lo rechazaron", sigue Téllez.
Los autores creen que se debería abandonar la idea de "desradicalizar" a los presos yihadistas. Una persona religiosa no va a dejar de serlo por mucha represión carcelaria que se le aplique. Apuestan más por asegurarse y converncerles de que dejen la violencia. "A los presos de ETA, para acceder a beneficios no se les pedía abandonar su ideología, se les pedía la renuncia a la violencia”, explica Salvador Berdún, funcionario penitenciario, criminólogo experto en radicales y director del Centro de Estudios de Acaip.
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