El Athletic camina firme hacia una nueva final de Copa. Los de Valverde han conseguido sobrevivir en el Metropolitano gracias a un penalti anotado por Berenguer y a un ejercicio de supervivencia máxima que a punto estuvo de quedar en nada, después de que el árbitro anulara un penalti en el último minuto a favor del Atlético por fuera de juego. Pero este año los bilbaínos no sólo juegan mejor que en temporadas anteriores. También ganan sin merecerlo. El 1+1 del campeón.
Veníamos de una semifinal, Mallorca-Real Sociedad, que había sido muy justa de nivel y las expectativas eran altas para el partido del Metropolitano. Lógico, teniendo en cuenta que Atlético y Athletic son dos de los equipos más ofensivos y entretenidos de ver. Pero el primer jarro de agua fría llegó incluso antes de empezar el partido con la noticia de que Nico Williams y Morata eran suplentes. Algo esperado, teniendo en cuenta ambos arrastraban molestias, pero que nos quitaba antes de empezar a dos de los mejores jugadores del campo, a los que muchos visualizan ya haciendo una gran dupla de cara a la Eurocopa de este verano.
Berenguer y Memphis los sustituyeron, mientras que Reinildo -por parte de los locales- y Beñat Prados en el cuadro visitante se ganaron un sitio en el que era hasta hoy el partido del año para ambos equipos. Raúl García, con el que Valverde cuenta ya muy poco, recibió una atronadora ovación antes de arrancar el encuentro, en la que la grada del Metropolitano le quiso demostrar el cariño que le guarda como leyenda atlética y soldado del Cholo.
El Atlético salió con la idea de tener el balón y madurar los ataques, aunque siempre tratando de ser verticales. En el cuadro del Cholo destacó un jugador por línea en los primeros 45 minutos: Lino fue el más activo, Barrios fue de largo el mejor del medio campo y arriba Memphis no dejó de pelear y aguantar balones frente a los centrales bilbaínos. Todo lo contrario que el Athletic, que lo apostó todo a las contras y los ataques rápidos, que siempre pasaban por las botas de Sancet. Mientras, atrás Vivian era un titán.
Lo cierto es que en la primera parte los dos conjuntos, pero sobre todo el Atleti, avisaron en numerosas ocasiones, pero nadie puso en aprietos a los guardametas. Witsel, con un tierno cabezazo, y Griemzann, con un centro envenenado que se marchó alto por poco, fueron los primeros en probar suerte. Los de Valverde respondieron con un tiro desviado de Vivian y un centro de Williams nadie logró remachar a portería.
Mientras el Atleti cargaba mucho los ataques por la banda de Lino y Sancet trataba de filtrar balones a los extremos visitantes -mucho mejor Berenguer que Williams-, llegó la jugada del partido. Reinildo se lio ante la presión de Iñaki, y aunque consiguió despejar el balón segundos después acabó cometiendo una entrada tan dura como torpe a Prados dentro de su área, que le podría haber costado incluso la expulsión. Minuto 24 y penalti para el Athletic, que transformó Berenguer engañando a Oblak -los 11 metros nunca fueron el fuerte del esloveno- poniendo el balón cerca de la base del palo izquierdo de la portería.
Los 200 aficionados athleticzales, incombustibles durante todo el partido, estallaron mientras el Metropolitano guardó silencio durante unos segundos antes de volver a animar. Un minuto después un disparo de Guruzeta desviado por la defensa rojiblanca infartó, como en la canción, los corazones de la hinchada rojiblanca.
En los últimos minutos de la primera mitad Prados y Vivian vieron la tarjeta por cortar dos contras, mientras Lino buscó a pierna cambiada una rosca que no encontró y Memphis a punto estuvo de aprovechar un grave fallo de Agirrezabala, que tratando de evitar un córner permitió que el balón llegara al delantero local. Entre Vivian y el portero lograron bloquear el centro del neerlandés. Mientras, Griezmann intentó un disparo raso que se fue por poco y a punto estuvo de rematar dentro del área después de una jugada ensayada a balón parado. Y Berenguer probó un centro chut que no pilló despistado a Oblak. Nada más y jugadores a vestuarios.
Segunda parte
La segunda mitad arranco eléctrica. A los cinco minutos el Metropolitano pidió penalti después de un cuerpeo entre Griezmann y Paredes. Lino, que a estas alturas ya era un puñal, calcó dos internadas a pierna cambiada que acabaron igual: con un tiro demasiado cruzado.
El estadio se encendió mientras ambos entrenadores comenzaron a hacer una batería de campos que sorprendieron por ser tan tempranos. A los siete minutos Valverde quitó a Sancet y a Guruzeta, dos titularísimos, para dar entrada a Unai Gómez y Villalibre. El Cholo no tardó en mover ficha, dando entrada a Llorente y, ahora sí, Morata, por Molina y Memphis. Poco después entró también Ander Herrera por Prados en el Athletic.
El Atlético acosaba el área bilbaína con más corazón que acierto mientras que el Athletic lo fiaba todo, de manera más descarada, a unas contras que Villalibre y sobre todo Williams desaprovecharon una y otra vez. El Cholo fue con todo, dando entrada a Correa por Barrios y a Lino por Riquelme mientras Valverde, claro, daba por bueno el resultado quitando a sus dos extremos, Williams y Berenguer, para meter a Yeray Vesga. Más músculo.
Al Txingurri, que parece ser que también se cabrea, le sacaron amarilla por protestar una falta de Williams. Y mientras, Griezmann desaprovechó un mano a mano, ligeramente escorado, contra Agirrezabala y Morata no acertaba a rematar un centro lejano que le puso sólo frente al portero. Lino entró por Riquelme y cuando el Atlético se desesperaba... Penalti.
Un centro de Griezmann al primer palo acabó con Yeray golpeando a Morata. El árbitro no se lo pensó y el VAR parecía darle la razón. Pero tras varios minutos con el juego parado, mientras el francés estaba preparado para lanzarlo, el árbitro finalmente lo anuló por fuera de juego de Morata. El Athletic se había salvado y, paradójicamente, había podido dejar sentenciada la eliminatoria con un poco más de acierto en sus contras. Pero San Mamés decidirá el finalista.
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