Entre la espada del ejército israelí, que prepara el asalto definitivo a Rafah, y la pared de los sucesivos muros que Egipto ha ido construyendo en su frontera con la Franja de Gaza, ahora reforzados e incrementados. Los 1,5 millones de palestinos que permanecen desplazados en Rafah, hacinados en un mar de tiendas de campaña y sometidos a los bombardeos israelíes, se hallan en una auténtica ratonera entre las advertencias de la comunidad internacional de las "aterradoras" consecuencias de un invasión militar que Tel Aviv reitera inevitable.
El régimen militar egipcio, que desde el pasado octubre ha repetido insistentemente que no aceptará la entrada de población gazatí en la limítrofe península del Sinaí ni cooperará con Israel en lo que tilda de “liquidación de la causa palestina”, ha redoblado la seguridad y vigilancia en su frontera. El movimiento ha sido especialmente perceptible en las últimas semanas, con la aparición de nuevos muros de hormigón rodeados de alambres de espino y la construcción de paredes de ladrillo en algunos de los tramos como medida adicional al vallado de acero. Las fotografías del vallado han sido difundidas por los canales de telegram pro palestinos afeando a Egipto un despliegue que incremente el aislamiento de Gaza.
Tres barreras para separar y aislar Gaza
El blindaje se suma al que ya existía previamente, consistente en dos muros: el primero no deja de ser una extensión del construido por Israel en 2018 ante las protestas bautizadas como la “Gran marcha del retorno”, que se despliega desde el Mediterráneo, en el norte, hacia el paso fronterizo de Erez y prosigue más al sur. Su misión es separar el Sinaí de los asentamientos israelíes en las proximidades de Gaza. El agregado egipcio del muro, con seis metros de altitud y profundidad y equipado con radares y sensores de vigilancia, se edificó con el propósito de neutralizar la excavación de túneles destinados al contrabando desde Egipto. El segundo de los muros está construido en hormigón y discurre junto a la frontera egipcia y la Franja. Tiene seis metros de altura y cuenta con torres de vigilancia.
En total, tres líneas de barreras separan ahora Egipto de Gaza. “Los egipcios están preocupados por el objetivo israelí de hacer inhabitable Gaza y su esperanza de empujar a los palestinos hacia la frontera con el Sinaí”, reconoce a El Independiente Timothy E. Kaldas, investigador del Instituto Tahrir para la Política de Oriente Próximo. En noviembre El Cairo, que durante la última década limpió de viviendas amplias franjas fronterizas con Gaza en plena campaña contra la insurgencia yihadista, agregó una barrera de arena rematada por hormigón para sellar el acceso a esa zona colchón.
En los cuarteles egipcios también preocupa el propósito final de la operación militar israelí: hacerse con el control del lado palestino del corredor de Filadelfia, el perímetro de 14 kilómetros de longitud que jalona la frontera entre la Franja y Egipto. “Las intenciones israelíes de tomar el control de la frontera han suscitado preocupación entre los egipcios por la cantidad de equipo militar y personal que Israel pretende desplegar en su frontera”, advierte Kaldas. Según la prensa estadounidense, la diplomacia egipcia ha trasladado en los últimos días a Washington que si Tel Aviv lanza el asalto al corredor, El Cairo se vería obligado a romper el acuerdo de paz a modo de represalia.
“En la última década, la cooperación a nivel militar entre Egipto e Israel ha sido extremadamente robusta, e Israel ha permitido a Egipto mover una gran cantidad de material en el norte del Sinaí cuando estaba luchando contra el autodenominado Estado Islámico allí, más allá del alcance de lo acordado en Camp David”, subraya el analista. En previsión del inicio de la operación, fuentes castrenses egipcios han reconocido a Reuters haber trasladado hasta la frontera unos 40 tanques y vehículos blindados de transporte de tropas.
Los egipcios están preocupados por el objetivo israelí de hacer inhabitable Gaza y su esperanza de empujar a los palestinos hacia la frontera con el Sinaí
Unas relaciones cada vez más tensas
Durante décadas socios en el convulso Oriente Próximo, a expensas de la jugosa partida en gasto militar ofrecida por Washington, Israel y Egipto pasan por horas bajas. “No cabe duda de que las relaciones bilaterales entre Egipto e Israel se han tensado considerablemente tras el 7 de octubre y el lanzamiento de la respuesta militar israelí en Gaza”, reconoce a este diario Michael Hanna, experto en Egipto y director del programa de Crisis Group en Estados Unidos. “En la última década, la cooperación en materia de seguridad entre ambos países se ha profundizado y ampliado, pero la paz sigue siendo más bien fría y no tiene raíces sociales profundas”, agrega.
Ha llegado el momento de que Egipto haga realidad sus palabras sobre la atención a los gazatíes proporcionándoles viviendas provisionales en el norte del Sinaí
En el país que gobierna con mano de hierro el mariscal de campo Abdelfatah al Sisi inquieta el escenario de un desplazamiento masivo de palestinos hacia el Sinaí, como documentos del gobierno israelí filtrados al inicio de la operación militar revelaron y las declaraciones públicas de algunos miembros del Ejecutivo de Netanyahu han sugerido. “Ha llegado el momento de que Egipto, junto con Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos, hagan realidad sus palabras sobre la atención a los gazatíes proporcionándoles viviendas provisionales en el norte del Sinaí. Las dos monarquías del Golfo deberían pagarlas. A cambio, Israel podría comprometerse a permitir que los palestinos regresen a Gaza después de que las Fuerzas de Defensa de Israel destruyan a Hamás”, desliza Haisam Hassanein, un analista de origen egipcio asociado a la pro israelí Foundation for Defense of Democracies.
“Egipto teme especialmente la posibilidad de un desplazamiento forzoso de gazatíes al Sinaí, ya sea como resultado de una política explícita de limpieza ética o mediante la creación de condiciones intolerables en Gaza que puedan obligar a los palestinos a abandonar su hogar y trasladarse a Egipto. Estos antecedentes influyen en la actual percepción egipcia de las declaraciones de Israel sobre el corredor de Fildelfia y Egipto desconfía de estos planes y no se siente cómodo con la posibilidad de que las Fuerzas de Defensa de Israel vuelvan a controlar este territorio y todos los pasos fronterizos con Gaza”, estima Hanna.
Una catástrofe en el horizonte
El país más poblado del mundo árabe, con una sociedad sumida en la pobreza y en mitad de una seria crisis económica, considera una línea roja el reasentamiento en su territorio de refugiados palestinos. A ojos de su propio pueblo, sería una abdicación total de su compromiso con el establecimiento de un Estado palestino, desatando una nueva Nakba (catástrofe) como la que provocó en 1948 la creación de Israel, y convertiría el Sinaí, un vasto territorio de difícil orografía y una exigua población beduina donde el ejército lleva a cabo desde hace década una operación contra la insurgencia yihadista, en un nuevo territorio de probables ataques hacia Israel. Además, supondría aceptar la implantación de Hamás, sucursal palestina de los Hermanos Musulmanes que el régimen de Al Sisi han combatido ferozmente tras un golpe de Estado que hizo descarrilar la transición hacia la democracia.
Una posible incursión militar en Rafah es aterradora
El régimen egipcio dice estar más centrado en lograr un alto el fuego como parte de la mediación compartida con Qatar y proporcionar asistencia a los gazatíes. Desde el inicio de la guerra 1.700 palestinos heridos en los ataques aéreos han cruzado la frontera para recibir tratamiento en hospitales egipcios.
A pesar de la censura internacional -desde Washington hasta Bruselas y la ONU-, Netanyahu mantiene su decisión de atacar una ciudad, Rafah, densamente poblada. Los intensos ataques aéreos de los últimos días, en mitad de una operación que logró rescatar a dos rehenes, han dejado decenas de civiles muertos. El sábado el primer ministro insistió en que "es imposible lograr el objetivo de la guerra de eliminar a Hamás dejando cuatro batallones de Hamás en Rafah". La incógnita sigue siendo hacia qué lugar se va a producir la evacuación de los 1,5 millones de desplazados. “Una posible incursión militar en Rafah -donde alrededor de 1,5 millones de palestinos están hacinados contra la frontera egipcia sin ningún lugar más al que huir- es aterradora, dada la perspectiva de que un número extremadamente elevado de civiles, de nuevo en su mayoría niños y mujeres, resulten probablemente muertos y heridos”, alertó este lunes Volker Türk, alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos.
“Más allá del dolor y el sufrimiento de las bombas y las balas, esta incursión en Rafah puede significar también el fin de la escasa ayuda humanitaria que ha estado entrando y distribuyéndose, con enormes implicaciones para toda Gaza, incluidos los cientos de miles de personas en grave riesgo de inanición y hambruna en el norte. Mi oficina ha advertido en repetidas ocasiones contra las acciones que violan las leyes de la guerra. La perspectiva de una operación de este tipo en Rafah, tal y como están las circunstancias, entraña el riesgo de que se cometan más crímenes atroces”, clamó Türk.
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