La cataplexia o cataplejía es un síntoma asociado a la  narcolepsia, un trastorno crónico que induce fases de extrema somnolencia diurna. Sin embargo, también puede tener otras raíces, como ciertas enfermedades raras. Este fenómeno se manifiesta como una pérdida súbita de la fuerza muscular desencadenada por emociones intensas, ya sea risa, ira, sorpresa o vergüenza repentina.

La cataplexia es el trastorno que sufre el presentador Jordi Évole, y el pasado domingo pudimos ver en su programa como experimentaba uno de esos episodios provocado por la risa. Aunque en su caso no reviste gravedad extrema, sufrir esta enfermedad puede provocar daños importantes en el organismo si no se toman las medidas adecuadas.

La pérdida de tono muscular resultante lleva a una pérdida de control corporal, mareos y, en casos extremos, desmayos, aunque generalmente no se pierde el conocimiento. Quienes sufren de cataplexia deben ser cautelosos ante el riesgo de caídas o accidentes, llevando a Évole a confesar que evita escuchar programas graciosos mientras conduce para prevenir percances en la carretera.

Manifestación de la cataplexia

Los episodios de cataplexia pueden ser parciales o completos, manifestándose a través de la pérdida de tono en grupos musculares específicos con síntomas como titubeos en el habla, caída de la cabeza o de la mandíbula, o incluso un simple parpadeo. La cataplexia completa implica una pérdida de tono en todos los músculos posturales, resultando en un colapso.

A pesar de la singularidad de este trastorno, no es común, siendo la mayoría de los casos asociados a la narcolepsia, una enfermedad poco frecuente con alrededor de 3 millones de afectados en todo el mundo y 25.000 en España. Hay que indicar que no todos los pacientes con narcolepsia padecen cataplexia.

La aparición de los síntomas asociados no se conoce con certeza, pero se ha establecido una vinculación con la regulación de la hipocretina, una sustancia en el cerebro involucrada en el control de los procesos del sueño normal. Además, otras causas secundarias pueden incluir lesiones cerebrales, malformaciones, tumores, infecciones, ictus y ciertas enfermedades como la esclerosis múltiple.

Cataplexia, una enfermedad sin cura

La cataplexia no tiene cura, pero existen tratamientos que ayudan a controlarla y reducir la frecuencia de los episodios. Por otro lado, se insta a controlar las emociones, a realizar ejercicio regularmente, una buena higiene del sueño, una alimentación adecuada y la abstención de alcohol, tabaco y otras drogas.

El propio Évole ha compartido su estrategia para mitigar el impacto de la cataplexia en su vida diaria, confesando que, cuando conduce, evita escuchar programas de radio demasiado graciosos o hablar por teléfono con personas que le provocan risa descontrolada. Estas precauciones buscan prevenir situaciones peligrosas en la carretera, donde la pérdida de tono muscular podría representar un riesgo significativo.

El testimonio de Évole no solo arroja luz sobre los desafíos que enfrentan quienes viven con cataplexia, sino que también destaca la importancia de la conciencia pública sobre este trastorno poco comprendido. Su valiente exposición de sus propias experiencias contribuye a desestigmatizar la cataplexia y fomenta un mayor entendimiento de los desafíos que enfrentan quienes viven con esta condición. A medida que la investigación médica avanza, es posible que se logren avances significativos en el tratamiento y la comprensión de la cataplexia, brindando esperanza a aquellos que luchan contra esta peculiar manifestación de trastornos neurológicos.