El Ministerio del Interior reconoce en un informe interno que los radares con los que cuenta en la costa de Cádiz para luchar contra las organizaciones criminales están "desfasados" y son "ineficaces" ante la nueva realidad delincuencial. El departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska quiere revertir esta situación y va a destinar cerca de 26 millones de euros para su mejora. Interior ya intentó adjudicar este mismo contrato en 2022, pero quedó desierto.

Un documento interno de Interior, al que ha tenido acceso El Independiente, señala que uno de esos elementos técnicos a mejorar son los radares situados en la costa gaditana, el conocido como sistema SIVE. La primera instalación de estos sensores fue a finales de 1990, señala este informe. A Algeciras, epicentro de la entrada del hachís durante años, llegaron en 2002.

La realidad ha cambiado mucho desde entonces en la provincia, sobre todo tres circunstancias. La primera es que se ha instensificado los flujos marítimos de inmigración irregular, para lo que también sirven estos radares. El informe de Interior señala a la "inestable situación económica y política de los países del Magreb" en este caso. Pero también ha crecido el mercado de narcóticos, ampliándose recientemente a la cocaína que llega de Sudamérica.

Tecnología narco

En segundo lugar, reconoce el Ministerio de Marlaska que "las organizaciones que llevan a cabo estas actividades ilícitas en el área marítima del Estrecho de Gibraltar se han dotado de medios tecnológicamente avanzados para tener control sobre las actuaciones de las unidades operativas de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad", entre ellos, "radares" que constan de "antenas totalmente planas" sin rotores y con cámaras con infrarrojos que les aportan "imágenes de altísima resolución".

Todo esto ha llevado a que los "sensores" con los que trabaja la Guardia Civil "se encuentren obsoletos", se lee en el documento. "Este nuevo escenario operativo ha llevado a que los medios técnicos con los que cuentan las Comandancias de Algeciras, Cádiz y Ceuta hayan quedado desfasados desde el punto de vista tecnológico y, en algunos casos, ineficaces frente a la lucha contra la inmigración irregular y contra el narcotráfico".

Este miércoles terminó el plazo para presentar ofertas para hacerse con el contrato con el que Interior quiere mejorar su sistema de radares. Entre las empresas que han enviado la documentación requerida está Indra, Escribano o Guardian Defense & Homeland Security, la empresa de las polémicas pistolas Ramon de la Guardia Civil.

'Narcocultura'

El problema del narcotráfico en el Estrecho de Gibraltar tiene dos amplias partas por las que se explica. La primera es la pérdida de autoridad de los agentes que lo combaten. La narcocultura en una de las provincias con mayor paro estructural y la visión aspiracional que los jóvenes tienen hacia los señores de la droga hacen complicado combatir el fenómeno. La segunda es la falta de medios técnicos por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.

El viernes pasado Marlaska sacaba pecho en el Campo de Gibraltar del plan puesto en marcha por el Ministerio para combatir el narcotráfico. Según el ministro, la zona es "más segura" desde 2018. Horas más tardes una narcolancha acabó con la vida de dos agentes de la Guardia Civil tras arrollarlos en el puerto de Barbate.

Las asociaciones y sindicatos llevan años señalando el problema del narco en Cádiz. Han reclamado una y otr vez la necesidad de dotar la provincia con más medios humanos y mejores herramientas. Los delincuentes sacan ventaja a los policías y guardias civiles en el mar y en la tierra. Desde lanchas más potentes a coches de gran tamaño que no dejan de acelerar ni ante un control policial.

Quejas fundadas

Las imágenes del pasado viernes han puesto de manifiesto que las quejas ante Interior estaban fundadas. Seis agentes de la Benemérita se subieron a una pequeña zódiac para identificar a los tripulantes de varias narcolanchas que se resguardaban del temporal en el puerto de Barbate. Una de ellas terminó embistiéndoles varias veces hasta tirarlos al mar y luego los arrollo, acabando con la vida de dos guardias e hieriendo al resto.

Las embarcaciones que se utilizan para transportar droga desde Marruecos miden unos 15 metros, llevan hasta cuatro motores, aunque lo normal es que sean tres, que le dan hasta mil caballos de potencia, y están construidas de materiales resistentes. Las de la Guardia Civil llevan un motor y apenas miden cinco metros. En la actualidad, existen seis patrulleras rápidas en la zona. El día de los hechos, todas estaban fuera de servicio por averías. Este jueves la situación no ha cambiado. El Gobierno señala que se espera añadir dos más.