Será la primera prueba de fuego para Pablo Casado y Juan Manuel Moreno. Las elecciones andaluzas, que tocan el próximo marzo -aunque se trabaja con la previsión de que se celebren antes de fin de año- permitirán evaluar el alcance de la recuperación del PP tras el 19 congreso extraordinario. El objetivo es doble; por un lado, evitar el "sorpasso" de Ciudadanos en el segundo puesto del escalafón y, por otro, poner a la formación de Albert Rivera en el dilema de apoyar un nuevo gobierno con el PSOE o probar una fórmula de colaboración con el PP en caso de que ambas fuerzas políticas sumen mayoría absoluta.
El primer escenario tiene mucho de clave interna para el nuevo líder conservador, obligado a intentar frenar la caída popular que auguraban las encuestas pre-congreso. Si Ciudadanos superara a los populares en Andalucía, el batacazo tendría consecuencias demoledoras para el PP en todo el territorio y mermaría en muy buena medida las opciones electorales del propio Casado. De nada serviría apuntar hacia Moreno como responsable de la debacle por mucho que se le identifique con la candidata a la sucesión derrotada, Soraya Sáenz de Santamaría. Casado y Moreno han tenido los suficientes reflejos políticos como para superar sus diferencias sabedores de que se necesitan mutuamente.
Huelva, Cádiz y Málaga, territorios "sorayistas", han invitado a Casado
De hecho, Casado se apresuró a viajar a Andalucía como presidente del PP así como a confirmar la candidatura de Moreno a la presidencia del gobierno autonómico. Ahora están en el mismo barco y aunque en la nueva ejecutiva popular hay muchos a los que no les importaría mandar a Moreno al cajón de la historia para propiciar su relevo a favor del ex secretario de Estado de Seguridad José Antonio Nieto, -próximo al ex ministro Juan Ignacio Zoido y, por tanto, a María Dolores de Cospedal-, Casado ha optado por no abrir la caja de los truenos.
Su actitud se ha visto reconocida por las direcciones provinciales del partido en esta Comunidad que se emplearon a fondo a favor de Santamaría, como es el caso de Huelva, Cádiz o Málaga, desde donde le han invitado a que visite en breve sus respectivos territorios. "Al final todo el mundo quiere subirse al carro" y hacerse olvidar y/o perdonar la candidata a la que apoyaron en unas primarias a cara de perro.
Génova cree que Rivera no tendrá más remedio que apoyar al PP si suman en Andalucía
Es más, en Génova hay cierto optimismo respecto a las posibilidades que pueden abrirse en el territorio de Susana Díaz y el alcance nacional de lo que pase en esta Comunidad. Así llegamos al segundo escenario que manejan en el cuartel general de los populares. Piensan que si existe la más mínima posibilidad de sumar con Ciudadanos para gobernar, a Albert Rivera no le va a quedar más remedio que dar el plácet a ese acuerdo "porque si de alguna manera propiciase la continuidad de los socialistas en Andalucía después de cuarenta años en el poder eso le haría mucho daño en el conjunto del país", señalan a El Independiente fuentes de la dirección popular.
Si Ciudadanos se convierte en árbitro de la situación, sumando tanto con unos como con otros, -Podemos queda al margen de la ecuación- "Rivera tiene que elegir y ese es un dilema que le va a afectar para el resto del país" sobre todo a pocos meses de las elecciones locales, autonómicas y europeas. En definitiva, Andalucía "va a ser un termómetro muy complicado para PP y para Ciudadanos porque va a tener que optar por primera vez". Admitiendo que el "sorpasso" sería un varapalo para la nueva dirección salida del 19 congreso popular, arrebatar el gobierno a Díaz, solos o en compañía de otros, sería el trampolín sobre el que Casado impulsara su propio liderazgo.
Conferencia política
La dirección nacional baraja Andalucía como sede de la conferencia política que Casado quiere celebrar en el mes de octubre a modo de arranque de la campaña autonómica. No está claro si repetirán en Sevilla después de la frustrada cita en que se convirtió la convención del pasado mes de abril, totalmente eclipsada por el "caso Cifuentes". El líder del PP quiere convertir esta cita en la del "rearme ideológico" que no fue posible en el congreso extraordinario dado que no se debatieron ponencias políticas ni económicas ni estatutarias. El ritmo impuesto por Casado augura pocas vacaciones veraniegas "para entrar en septiembre con toda la fuerza posible" tanto desde Génova como desde los Grupos Parlamentarios.
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