Al filo del mediodía, los tractores eran recibidos entre aplausos a su llegada a la plaza de la Independencia. Centenares de agricultores se congregaban a los pies de la monumental Puerta de Alcalá. Los claxon de los vehículos agrícolas se mezclaban con el estridente sonido de las trompetillas de plástico que decenas de manifestantes hacían sonar. Aunque estaba autorizado que llegasen hasta las puertas del Ministerio de Agricultura a través de la calle Alfonso XII (junto al parque del Retiro), un repentino cambio de planes para llegar hasta el Paseo del Prado provocó un choque directo con la Policía Nacional.
Más de un centenar de agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP) cerraron el paso de los manifestantes que pretendían bajar hacia la plaza de Cibeles. Tras varios forcejeos, los agentes antidisturbios cargaron hasta en cuatro ocasiones para retener a unos agricultores con los ánimos muy calientes, que afeaban a los agentes trabajar a las órdenes de un Gobierno que no atiende sus reivindicaciones.
De fondo se escuchaban consignas contra la Agenda 2030 y profesionales del campo llegados de todas las partes de la geografía aseguraban -cerveza en mano- sentirse traicionados por los representantes de las organizaciones agrarias tradicionales, que no eran las convocantes de la marcha que colapsó durante horas el centro de la capital.
Visto el fuerte despliegue policial, la marcha puso rumbo definitivo hacia la sede ministerial de Luis Planas, con una columna de tractores que dejaba a su paso un intenso olor a gasoil. El titular del Departamento -que durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso sufrió un mareo en el escaño- no estaba presente en el edificio blindado por decenas de agentes. Pese a la ausencia, los congregados dejaron claras sus reivindicaciones.
"Este señor es un embustero", exclamaban los representantes de la Unión de Uniones. Se trata de la organización convocante de la marcha, pero que no se sienta de forma oficial en los órganos de diálogo con el Ministerio de Agricultura. Precisamente, su discurso se dirigió contra Asaja, Coag y UPA, las tres organizaciones agrarias que sí negocian de forma directa con Planas. Desde la Unión de Uniones exigieron al Gobierno que desarrolle la ley de 2014 que permitiría celebrar elecciones en el campo.
"Hay sindicatos que elige el Ministerio a dedo. Nosotros no somos eso. Dese un baño de realidad, aquí está el verdadero campo", exclamaban micrófono en mano los organizaciones de las protestas, que acusaban a las tres organizaciones de "firmar lo que les ponen". Planas se reunió con ellas la semana pasada y presentó un paquete de 18 medidas con las que trataba de aplacar los ánimos de los profesionales agrícolas.
Pero las propuestas del ministro no convencen a buena parte de los agricultores. "Son unas medidas de maquillaje y no sirven de nada. Si eso es lo que el ministro propone, este ministro no puede seguir siéndolo ni un minuto más", explicó el coordinador estatal de Unión de Uniones, Luis Cortés, mientras otros manifestantes hacían sonar sus cencerros atados al cuello.
Los manifestantes también pusieron en el punto de mira a la vicepresidenta y ministra de Transición Ecológica Teresa Ribera. "Es una de las mayores culpables de lo que pasa en el campo. A lo mejor tenemos que ir a verla", decía un agricultor. "Estamos hasta los mismísimos huevos. La fauna se come nuestras cosechas y a nosotros no nos lo paga nadie", agregaba otro.
"Tengo todo el grano guardado"
"La única forma de mantener la explotación es que tu padre te haya dejado todo", se lamentaba Roberto, un joven agricultor de cereal de la provincia de Burgos que se levantó a las cuatro de la mañana para llegar hasta la capital al volante de su tractor junto a varios compañeros.
"Tengo el grano guardado porque porque para venderlo a estos precios no merece la pena. Estamos obteniendo el mismo precio que en los años cincuenta", se lamentaba. "No queremos ayudas, sino que nos paguen lo que cuesta producirlo", añadía.
Entre sus quejas, algunas de las más repetidas estos días por los agricultores. Se sienten asfixiados por las crecientes gestiones burocráticas que Bruselas está imponiendo a su actividad y no están conformes con los cambios en la Política Agraria Común (PAC). "Nos quitan la ilusión. Estamos asqueados y si esto no tiene medidas, la próxima vez que vengamos será para no irnos", amenazaba.
Muchos de los tractores fueron bloqueados por la Guardia Civil en las carreteras de acceso a Madrid. Otros tantos permanecían desde la noche del martes en las inmediaciones de la empresa Desguaces La Torre, en la localidad de Torrejón de la Calzada, al sur de la capital. "Los guardias tienen orden de hacernos ratoneras y nos encierran", explicaba uno de los agricultores presentes en la marcha.
Según trasladó la organización, en total se habrían movilizado 1.500 tractores llegados de diferentes comunidades autónomas y unos 12.000 agricultores y ganaderos. Aunque solo medio millar de vehículos habría logrado acceder a la capital y apenas 70 habría logrado congregarse en las inmediaciones de la estación de Atocha. La Delegación del Gobierno en Madrid cifró la asistencia en 4.000 participantes.
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