Hay fotos y fotos. Fotos que ilusionan, fotos que enorgullecen, fotos que iluminan, que rezuman valor y valentía, fotos apetece repetir, fotos con decencia y cordura. Sin embargo, hay fotos que avergüenzan, que humillan. Fotos que asquean. Fotos que no merecen la pena ser reveladas, fotos que empequeñecen, fotos que arañan la memoria, fotos que disparan hipocresía y contradicción. Y de estas últimas, acabamos de ver una: la de Pedro Sánchez, un supuesto demócrata, progresista y de izquierdas, estrechando la mano a un dictador, a un sátrapa, a Mohamed VI.

Hace unos meses el presidente del Gobierno montaba una desafiante rueda de prensa en el cruce fronterizo de Rafah

No hay cosa peor que ufanarse de cualidades, que, al fin y al cabo, nunca tuviste. Y eso es precisamente lo que el señor Sánchez ha querido demostrar al retratarse con el monarca alauí. Mientras apenas hace unos meses el presidente del Gobierno español montaba una desafiante rueda de prensa en el cruce fronterizo de Rafah con la franja de Gaza, pregonando a los cuatro vientos por la legalidad internacional, los derechos humanos, las resoluciones de las Naciones Unidas, ayer, en Rabat, se despojó de su chaleco antibalas de la moralidad, y omitió que el reino de Marruecos viola en el Sahara Occidental ocupado esos mismos principios que con tanto ahínco suele defender en otras latitudes.

Y a pesar de que Sánchez no suele mentir, sino más bien, cambiar de opinión, en lo relativo al Sáhara Occidental, dos años después, sin embargo, no ha sido capaz de enmendar su incomprensible atropello a la legalidad y al derecho internacional, y continúa defendiendo una solución ilegal basada en una supuesta autonomía, sin ofrecer al pueblo saharaui la posibilidad, como así la recogen tantas resoluciones de las Naciones Unidas, de un referéndum de autodeterminación.

Sánchez hurgó en la herida, cedió unos centímetros más al chantaje marroquí

Y con la foto de este miércoles, Sánchez hurgó en la herida, cedió unos centímetros más al chantaje marroquí y derribó cualquier atisbo de ser un actor relevante para una solución justa, legal y libre para los saharauis.

Vaya por delante que el pueblo saharaui, dos años después, sigue con la misma determinación y arrojo que hace medio siglo. Y que jamás se ha opuesto a una relación de vecindad y respeto mutuo entre España y Marruecos, siempre y cuando, no sea a costa de su sufrimiento y su legítima lucha. No hay foto, ni fotos, ni cartas, ni reyes, ni hojas de rutas, ni Albares, ni declaraciones, ni Sánchez que puedan cambiar la realidad jurídica de la cuestión del Sahara Occidental.

Y si me dan a elegir, como a mi pueblo, prefiero las fotos que huelen a dignidad, fotos sin filtros de hipocresía, fotos que no salpican sangre de inocentes.


Salamu Hamudi Bachri es responsable Asuntos Políticos en la Representación Saharaui para España. @salamuh