Los habitantes de Madrid, Barcelona o Valencia ya han sufrido la capacidad del taxi para bloquear la circulación de las ciudades. La huelga de ocho días de los taxistas españoles protestando contra lo que consideran como competencia desleal de plataformas como Uber y Cabify ha sido algo único en España, pero en Europa ya conocen bien como se las gasta el gremio cuando toca pelear.
Las grandes capitales europeas, sobre todo las de los grandes países del sur y del centro del continente, ya saben lo que es combatir una huelga del taxi cuando deciden protestar contra Uber, ya que la presencia de Cabify en Europa es menor.
Pese a que han causado molestias a decenas de miles de personas durante sus paros, lo cierto es que los miembros del taxi español son más pacíficos que sus colegas continentales. Eso, o que los gobernantes de dichas capitales no permitían que las acciones de unos pocos afectara a la mayoría de los habitantes. Cualquiera sabe.
París
Actualmente Uber está disponible en París con muchas modalidades disponibles. Al igual que en Madrid, el servicio principal es UberX, pero además existen UberXL, con vehículos con más plazas, UberGreen, la versión eléctrica, UberBlack o UberLux, en ambos casos con vehículos de alta gama. Además, también está disponible UberPool, que permite compartir trayectos similares y es la gran aspiración de la compañía en España.
Sin embargo, la vida en el norte de Francia no ha sido sencilla para la plataforma californiana. En enero del año 2016 las protestas de los taxistas abrieron todos los telediarios y alcanzaron, como en España, escala nacional muy rápidamente. De hecho, algunos taxistas de nuestro países, sobre todo de Cataluña y Valencia, estuvieron en la capital gala apoyando las movilizaciones.
La huelga, en este caso, fue mucho más allá de lo que hemos sufrido los madrileños o los barceloneses. También hubo bloqueos en las estaciones de tren o los aeropuertos de Orly y Charles de Gaulle, pero los disturbios fueron un paso más allá con quema de vehículos y choques con la Policía.
El Gobierno, presidido entonces por el primer ministro Manuel Valls, que ahora suena para la alcaldía de Barcelona por Ciudadanos, envió a los antidisturbios, que tuvieron que recurrir a recursos extremos, como el lanzamiento de botes de humo, para dispersar las protestas. "La situación es inaceptable e injustificada", dijo Valls en su momento.
Las proclamas de los taxistas eran muy similares a las que ya hemos escuchado: "Nos mantendremos firmes" o "hasta que el Gobierno no nos haga caso no nos moveremos" eran lo habitual, además de acusaciones a Uber de tirar los precios o hacer competencia desleal.
Londres
Las protestas han sido más recientes en Londres, pese a que Uber ya lleva tiempo operando en la capital británica. En enero de 2018 los taxis de la ciudad, conocidos como Black Cabs por su tradicional color, protestaron porque Uber continuaba operando pese a que el regulador de transportes de la ciudad (TFL por sus siglas en inglés) había suspendido su licencia para funcionar.
Pese a las advertencias del propio TFL, que explicaba que la plataforma de transporte podía continuar con sus operaciones por no ser una decisión en firme y estar todo en suspensión provisional, los taxistas decidieron poner en marcha protestas que dificultaron -todavía más- el complicado tráfico londinense.
Con unos kilométricos atascos que se concentraron en la zona de Elephant and Castle, al sur de la City una vez cruzado el Támesis y acabaron por contagiarse al London Bridge, que quedó intransitable durante casi todo un día.
Pese a que las protestas provocaron el caos en Londres, que tampoco necesita demasiado para colapsarse, Uber opera a día de hoy en toda la zona de Londres con servicios como UberX, Uber XL y sus dos opciones más exclusivas, Executive y Luxury.
Y lo hace gracias a una licencia otorgada por la TFL, que ha devuelto el permiso a Uber con algunas condiciones, como que pase una auditoria en sus cuentas cada seis meses o pase un examen de renovación cada 18 meses hasta que pasen al menos cinco años.
Roma
UberBlack, UberLux y UberVan están disponibles para los usuarios que viven o viajan hasta Roma. La Ciudad Eterna, con su complicado tráfico, es otro de los puntos fuertes de la compañía estadounidense en el Viejo Continente, aunque le haya costado instalarse en territorios del imperio.
En febrero de 2017 una huelga de seis días de los taxistas, que al igual que en España acabó siendo un problema nacional, terminó por contagiarse a Milán, Nápoles o Turín y provocó el caos circulatorio en todo el territorio italiano.
Lo peor fueron las agresiones a policías y conductores de Uber, que tuvieron que soportar el lanzamiento de botellas, sillas y otros objetos que tenían a mano los protestantes. El ayuntamiento de la ciudad envió a los cuerpos de seguridad y el choque fue inevitable.
Dichas movilizaciones se produjeron porque las autoridades que regulan el transporte en Italia decidieron suspender hasta finales del año pasado las normas regulatorias para los servicios de transporte compartido.
Berlín
El caso de la capital alemana es similar al de sus homólogas en el resto de Europa aunque, de hecho, el caso en Berlín ha seguido una hoja de ruta similar a la que vivió Uber cuando desembarcó con todo en Barcelona y se encontró con los tribunales.
La Justicia de Frankfurt decidió en el año 2014 prohibir operar a Uber al considerar que violaba las leyes de transporte del país con su servicio UberPop, exactamente el mismo por el que tuvo que abandonar la Ciudad Condal por primera vez.
La compañía argumentó entonces que no era una compañía de transportes sino un mero intermediario que ponía la tecnología necesaria para unir a conductores y a usuarios. Así, los tribunales le permitieron operar de nuevo a partir de septiembre aunque en marzo de 2015 comenzaron de nuevo los problemas en los tribunales.
Entre medias, alrededor de 1.000 taxistas bloquearon las principales vías de Berlín, además del principal aeropuerto y la estación central de trenes y autobuses. La capital no fue el único escenario de las protestas, pues el taxi de Colonia o Hamburgo también se sumó a las protestas con más de 7.000 vehículos en las calles.
Al igual que en España, los taxistas acusaban a Uber de ejercer una competencia desleal y de poner unos precios que ellos no pueden alcanzar con sus tarifas reguladas por el consistorio. Sea como fuera, la compañía consiguió afrontar muchas dificultades y volver a las calles berlinesas y está disponible para todos aquellos que viven o visitan la urbe germana.
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