El Gobierno ha hecho caso omiso a la petición de un "puerto seguro" para el barco de rescate Aquarius, que ha lanzado un nuevo SOS a la Unión Europea para desembarcar a los 141 migrantes que ha recogido en el Mediterráneo. En el mes de junio, tras sólo diez días después de su llegada a la Moncloa, Pedro Sánchez atendió esa llamada de la ONG Médicos sin Fronteras (MSF) y organizó un gran dispositivo de acogida en Valencia. Apenas dos meses después se repite la petición de ayuda, pero la respuesta es distinta. Ahora Moncloa alega que la situación del barco no responde a la "crisis humanitaria" que dio lugar a aquella respuesta excepcional. Y mientras el Gobierno niega que el barco viva una auténtica emergencia, el presidente de la ONG asegura que la situación "es peor".
Fuentes de la Moncloa recuerdan que, en junio, el Aquarius navegaba con 630 personas hacinadas, algunas de ellas gravemente enfermas, y sin víveres. Tan delicadas eran las condiciones que dos barcos italianos les dieron avituallamiento, acogieron a parte de los pasajeros y ayudaron a trasladarlos hasta el puerto de Valencia. En este caso, el Aquarius transporta a 141 migrantes rescatados el viernes y cuenta con víveres suficientes para atenderlos. Esa es la situación dentro del barco, pero fuera es "peor".
El presidente de Médicos sin Fronteras en España, David Noguera, alerta de que cada minuto que el Aquarius pasa en el "limbo" de tener que buscar un puerto seguro deja de salvar a personas que cada vez encuentran menos auxilio en el mar. Tanto es así que los actuales pasajeros del barco relatan que hasta cinco buques pasaron de largo sin prestarles ayuda. Mientras el Aquarius busca puerto, sólo el Open Arms actúa en el Mediterráneo como organización no gubernamental.
"No hay ningún barco ahora de rescate, hace tres años o cuatro años había en la zona de Libia diez embarcaciones", advierte en conversación con Efe el responsable de MSF, que reclama una solución de carácter permanente para evitar la discrecionalidad de los países europeos a la hora de desembarcar a los rescatados. "Es un principio de humanidad puro, hablamos de derechos humanos", asegura Noguera, que reprocha "la incapacidad que está demostrando Europa para encontrar una solución".
La ONG advierte de que el cierre de los puertos de Italia y Malta a los migrantes, con la consiguiente negativa de algunos buques a rescatarlos, ha aumentado la peligrosidad de la ruta mediterránea, convirtiéndola en la "más mortífera" este año. "El pasado mes de junio, una de cada siete personas que intentaba cruzar el Mediterráneo se ahogó, mientras que en 2016 era una de 40", recuerda, ya que entonces sí existía un dispositivo de salvamento con la participación de ONG y de los mercantes, que realizaban el 25 por ciento de los rescates.
El hecho de que la coordinación de ese dispositivo haya pasado desde Roma a Libia ha dejado fuera a las ONG y ha generado que "en que algunos estados hayan criminalizado la labor humanitaria". "Hay agendas políticas que impulsan ese tipo de discursos y este es un debate muy serio, no sobre fútbol, sino sobre la vida de las personas y hay que hacerlo de forma serena y responsable", ha alertado.
"Sabemos que no hay soluciones sencillas, para eso están los expertos en migraciones; nosotros pedimos que se respete lo que dice la ley, que se respeten los derechos fundamentales, como el de ser rescatado, el de presentar una petición de asilo, el derecho a recibir una asistencia digna", destaca.
El viernes por la mañana, el equipo del Aquarius realizó un primer rescate de 25 personas que navegaban en un pequeño bote de madera sin motor y que se encontraba a la deriva. Llevaban en el mar unas 35 horas. El mismo día, el Aquarius realizó un segundo rescate de otra embarcación de madera donde viajaban hacinados 116 hombres, mujeres y niños, entre ellos 67 menores no acompañados. Más del 70% de los rescatados son originarios de Somalia y Eritrea, informa MSF. Aunque por el momento el estado de salud de los rescatados es estable, muchos "están extremadamente débiles y desnutridos" según la ONG. Los rescatados relatan que habían sido confinados en condiciones inhumanas en Libia, donde se niegan a volver.
Los puertos de Barcelona, Seté (Francia), Nápoles y Palermo se han ofrecido para acoger al buque mientras el ministro de Transporte e Infraestructura de Italia, Danilo Toninelli, ha instado a Reino Unido a "asumir la responsabilidad" del Aquarius por contar con bandera de Gibraltar. En respuesta, la colonia inglesa ha anunciado este lunes que retirará a partir del 20 de agosto los permisos que permiten al Aquarius navegar con pabellón gibraltareño, alegando que se había registrado formalmente como barco de investigación y no como un buque de rescate.
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