El pericardio es el tejido fibroso que rodea al corazón y lo protege. Sin embargo, también puede sufrir inflamaciones y causar dolor: esto es lo que se conoce como pericarditis.
La pericarditis es un tipo de cardiopatía que se manifiesta en forma de hinchazón e irritación del pericardio. Es una enfermedad leve que suele desaparecer sin tratamiento, pero en casos severos puede necesitar asistencia médica y reposo.
El diagnóstico rápido y el tratamiento inmediato reducen el riesgo de complicaciones, sin embargo, las causas de la pericarditis suelen ser desconocidas en su gran mayoría. En los casos más graves puede generar acumulación de líquidos alrededor del corazón, también llamado derrame pericárdico, o generar un taponamiento cardíaco.
Ana Neves, especialista y cardióloga del Hospital QuirónSalud Toledo, señala que "si se trata a tiempo el pronóstico suele ser bueno y la mayor parte de pacientes se recupera en un plazo máximo de 3 meses. Pero muchas veces el diagnóstico se da tardíamente en una prueba de imagen, como es la resonancia cardiaca, y sin el paciente ser consciente de haber pasado la enfermedad".
En la mayoría de los casos, la evolución de la pericarditis es buena y no genera consecuencias negativas, pero en otros casos necesita tratamiento y pronóstico.
Tipos de pericarditis y posibles causas
Los diferentes tipos de pericarditis pueden depender en función de sus síntomas y causas. La doctora Ana Neves señala que la duración de la sintomatología puede variar según el desarrollo de la enfermedad en cada paciente.
La pericarditis aguda, aunque comienza de forma repentina, no dura más de tres semanas. Su diagnóstico se basa en el estudio de los síntomas, alteraciones cardíacas y exploración física y suele tener un tratamiento sencillo. No obstante, puede volverse en una pericarditis recurrente si se vuelven a presentar síntomas entre 4 y 6 semanas después del último episodio. En los casos de mayor duración, se considera pericarditis incesante si los síntomas persisten a partir de las 6 semanas hasta los 3 meses, y se vuelve crónica si su duración es superior a los tres meses.
“A día de hoy, no hay tratamiento específico para evitar una pericarditis. Sin embargo, hay medidas que pueden disminuir el riesgo de su aparición, principalmente en relación a las pericarditis virales, que son: Evitar el contagio directo con personas que tengan una enfermedad vírica o síntomas de la gripe; practicar buenos hábitos de higiene; recibir la vacunación recomendada por las entidades sanitarias”, detalla la cardióloga de Quirónsalud.
La especialista señala que la pericarditis puede tener un origen idiopático si se desconoce la causa y es la forma más común en los países desarrollados en un 80% según la Sociedad Interna de Medicina o SEMI.
Dentro de los factores de riesgo que pueden facilitar la aparición de pericarditis destacan las infecciones de origen viral como la Covid-19. La etiología viral es más frecuente en países en desarrollo y recibe el nombre de pericarditis tuberculosa.
La enfermedades inflamatorias como el Lupus o la Artritis Reumatoide también aumentan el riesgo de inflamación pericárdica, al igual que sufrir enfermedades crónicas como cáncer.
Por otro lado, los traumas en el corazón y en el tórax pueden lesionar el tejido a través de la inflamación reaccionaria a la lesión del músculo cardíaco, especialmente en los casos de post cirugía cardíaca o el síndrome post infarto agudo.
Síntomas de la pericarditis
El dolor en el pecho es el síntoma más común de la pericarditis, siendo el dolor típico de carácter agudo o punzante, en el lado izquierdo del pecho o por detrás del esternón: “El dolor puede empeorar con la inspiración profunda, con tos, o al estar acostado. Puede extenderse hasta el hombro izquierdo o al cuello. Sin embargo, también hay pacientes que presentan dolor torácico persistente, tipo presión” señala la especialista.
Otros síntomas que pueden acompañar a la pericarditis y están asociados al dolor torácico son la tos y la fiebre baja (febrícula), cansancio y debilidad general, fatiga y falta de aire o palpitaciones fuertes y alteraciones en el ritmo cardíaco.
En el caso de que la pericarditis tenga un origen viral, los síntomas son dolor de garganta o síntomas de constipado leve que aparecen antes del dolor torácico.
Muchos de los síntomas de la pericarditis son muy similares a los de otras infecciones cardíacas y pulmonares, lo que puede complicar su detección y diagnóstico. Por eso, es importante estudiar los síntomas y acudir al médico en el caso de dolor agudo en el pecho.
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