"Nosotros, el pueblo húngaro, somos la bomba nuclear". Y esa bomba se dirige contra Viktor Orbán y la élite política y económica de su entorno que se ha enriquecido en un sistema cada vez más corrupto. Lo curioso es que Péter Magyar (Budapest, 1981) fue parte de esa élite, como miembro de su partido, el Fidesz, y esposo de quien fuera la niña bonita de Orbán, la ex ministra de Justicia Judit Varga. La ruptura de la que fuera pareja de moda en Hungría preocupa al gobierno. Magyar ha puesto en marcha el ventilador y muchos quedan en evidencia. Tampoco la oposición está feliz de su éxito en las calles.
Este fin de semana ha logrado movilizar a cientos de miles de húngaros. No se había visto nada igual desde hace años. Su mensaje es claro: para que se produzca el cambio todo el mundo ha de poner su granito de arena. Ha convocado una nueva concentración popular para el próximo 5 de mayo.
Ahora, Péter Magyar, cuyo apellido significa húngaro, está dando forma a un insólito movimiento de oposición. Jóvenes, jubilados y familias al completo marcharon el sábado por el centro de Budapest hasta llegar a la plaza frente al bellísimo Parlamento junto al río Danubio. Muchos ondeaban banderas húngaras.
"A partir de ahora, nada será como hasta ahora", dijo Magyar quien aboga por una Hungría meritocrática y europeísta. "Ha empezado el cambio, un cambio que no se puede detener", añadió, según informa The Guardian. Magyar acusó a la Fiscalía y a los medios de no ser independientes y acusó a la élite política de corrupción.
Ha empezado el cambio, un cambio que no se puede detener"
péter magyar, abogado y opositor a orbán
El fin escandaloso de una pareja modelo
Magyar fue quien dio a conocer unas grabaciones en las que quien fuera la protegida de Orbán desvelaba casos de corrupción del entorno del primer ministro. En la grabación, que escucharon 1,6 millones de los diez millones de húngaros, Judit Varga se refería al poderoso jefe del Gabinete de Orbán, Antal Rogán, de quien decía que había manipulado documentos relacionados con una disputa por corrupción en la que estaba implicado Pál Völner, ex secretario de Estado del Ministerio de Justicia cuando Varga era ministra. Völner dimitió en 2021 después de que los fiscales le acusaran de aceptar sobornos.
Varga asegura que su ex marido obtuvo ese testimonio con presiones y amenazas. Mantiene que fue víctima de un chantaje de un esposo que antes se antojaba perfecto y ahora es un maltratador.
Judit Varga había dejado el gobierno el verano pasado porque iba a encabezar las listas del Fidesz a las elecciones europeas, pero tuvo que renunciar en febrero a este propósito y a su escaño al revelarse que estaba al tanto de un indulto de la presidenta, Katalin Novak, a un condenado en un caso de pederastia. La presidenta Novak también tuvo que dimitir.
Hasta este escándalo la pareja parecía ejemplar en las revistas de la prensa rosa húngara. Tienen tres hijos en común. Magyar, que formó parte de consejos de administración del Estado y desempeñó diversas funciones ligadas al gobierno, como director del Centro de Préstamos a estudiantes, llegó a plantearse dejar su carrera para ocuparse de los niños y que Varga pudiera dedicarse por completo a la política. Dijo que antes de romper con su ex le planteó que fueran juntos a la Fiscalía a denunciar la trama de corrupción.
Pero todo saltó por los aires en febrero pasado cuando Magyar dimitió del MBH Bank y acusó a Orbán de esconderse detrás de las faldas de dos mujeres, en alusión a Judit Varga y a la presidenta. Magyar estalló y aún no se sabe qué consecuencias tendrá esta detonación.
Magyar sostiene que la visión de una Hungría cívica, soberana y conservadora propagada por Orbán y el Fidesz son un "producto político, una capa de azúcar que sólo sirve para dos cosas: encubrir el funcionamiento de la fábrica de poder y la cantidad inexplicable de adquisición de riqueza", según expone Kester Eddy, periodista basado en Budapest, en Politico.
Magyar también ha acusado de corrupción al yerno de Orbán, István Tiborcz, que ha adquirido participaciones en hoteles, bancos y otros muchos negocios, así como al propio Orbán, que no tiene pudor a la hora de gastar el dinero del contribuyente en dar caprichos a sus hijos.
El 15 de marzo convocó por primera vez a los húngaros a una manifestación que fue multitudinaria. Acusó entonces al gobierno de gastarse millonadas de los contribuyentes en propaganda. Su poder de convocatoria muestra cómo los húngaros están hartos de la corrupción del gobierno.
Magyar va a lanzar un partido político que se presentará a las europeas. "Nosotros, los húngaros, nos unimos", dijo a la multitud, pidiendo a los húngaros de derechas, izquierdas y liberales que trabajen juntos para sustituir a la actual élite política. Atrae a los descontentos con Orbán y su élite, y también a quienes están decepcionados con la oposición.
Orbán, incombustible de momento
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, es uno de los políticos que más tiempo lleva en el cargo en Europa. En abril de 2022 ganó las elecciones legislativas por cuarta vez consecutiva y revalidó una supermayoría (dos tercios del Parlamento) que ha utilizado para eliminar la separación de poderes. Ya gobernó entre 1998 y 2002, y entones era un dirigente liberal, pero cuando volvió al poder en 2010 se había transformado en un dirigente ultranacionalista y xenófobo.
Cercano al líder ruso, Vladimir Putin, es un líder incómodo en la Unión Europea. Mientras se tomen las decisiones de política exterior y de seguridad por unanimidad, personajes como Orbán tendrán un poder que no se corresponde con su peso geopolítico real. Eslovaquia cuenta, tras las elecciones del sábado, con un presidente en la misma línea, Peter Pellegrini, en consonancia con el primer ministro populista prorruso Robert Fico.
Magyar tiene su momentum y ha despertado gran expectación pero por ahora parece más peligroso para la oposición que para el gobierno de Orbán"
szaolcs panyi, periodista húngaro
Como otros líderes similares, es devoto de las urnas pero no de la democracia, es decir, no quiere saber nada de la división de poderes o del respeto al estado de Derecho. "Orbán tiene un imperio mediático a su disposición. La televisión pública repite su mensaje insistentemente y también lo hacen los medios locales que controla", señalaba Tibor Dessewffy, director de DEMOS en Hungría y miembro del consejo del ECFR, en declaraciones a El Indepediente tras las últimas elecciones.
Los analistas consideran que Magyar ha pillado a Orbán con el pie cambiado. "Tanto el gobierno como su máquina de propaganda estaban con la guardia baja", señala en The Guardian Zsuzsanna Végh, del German Marshall Fund. Según una encuesta de Republikon Institute, cuenta con un 15% de apoyos electorales.
Para el periodista Szaolcs Panyi, editor de VSquare Project, "Magyar tiene su momentum y ha despertado gran expectación. Por ahora, sin embargo, parece más peligroso para los partidos de la oposición que para el gobierno de Orbán". Panyi señala en su cuenta de X que, si bien es cierto que el gobierno de Orbán es corrupto, Magyar sería una especie de pentito (arrepentido) que se ha beneficiado de esas prácticas.
No hay rebelión interna en las filas del Fidesz ni del gobierno y Orbán es un buen estratega que ha sobrevivido hasta ahora, pero, como señala Kester Eddy, Magyar plantea "el más serio desafío" que se ha encontrado el primer ministro en su dilatada carrera". Está por ver cuánto dura Magyar, pero al menos será una pesadilla en las europeas.
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