La Corte Penal del distrito de Cook es un cubo gris agujereado por ventanas altas y estrechas. Ni las columnas clásicas, las cariátides o los frisos han conseguido quitar la apariencia de prisión a este edificio de 1927. Es la corte más atascada de todos Estados Unidos. Con 650 homicidios en 2017, Chicago es una de las ciudades más violentas de América. El 11 diciembre la Sala 404 decidirá qué hacer con los hermanos Juan y Rosendo Hernández. Han pasado 20 años en prisión por el homicidio de un joven de 18 años en 1997.
Guevara llevaba los testigos al sospechoso, y no al revés como debería ser”
Contra ellos tan sólo hay una llamada anónima a la comisaría del Área 5. Con esta única prueba el detective Reynaldo Guevara declaró cerrada la investigación que llevó a una condena de 85 y 75 años de cárcel para los hermanos Hernández. El jurado no dio crédito a las coartadas aportadas por los acusados: Juan estaba preparando una fiesta de cumpleaños y Rosendo con unos amigos en una bolera.
Ahora el caso de los hermanos Hernández está siendo revisado junto a otras 56 condenas por homicidio. Les une que todos fueron investigados por Reynaldo Guevara y que todos sostienen haber sido injustamente condenados con pruebas falsas. 10 personas ya han sido reconocidas inocentes y algunos han obtenido fuertes indemnizaciones de la ciudad de Chicago.
Anomalías de un detective
Todo empezó en los años 80, en la comisaría de Humboldt Park, el corazón del barrio puertorriqueño de Chicago. El departamento de policía necesitaba a personas que hablaran español, conocieran el barrio, sus problemas y también sus pandillas. Es así cómo Reynaldo Guevara se convirtió en agente.
Divorciado y lleno de deudas, se convirtió en breve en el policía con la tasa de casos resueltos más alta del departamento. “Guevara llevaba los testigos al sospechoso, y no al revés como debería ser” declaró William Dorsch, compañero de investigación de Guevara.
Se trataba de delitos difíciles de resolver, donde no había indicios y pruebas materiales. Casos que daban un vuelco inesperado después de una llamada anónima o gracias a testimonios indirectos: personas que aseguraban que otros les habían revelado el autor del delito. En ningún caso había pruebas materiales. Casi todos los detenidos eran de origen hispano o afroamericanos. Según los testimonios que posteriormente se retrataron, Guevara les "indicaba" de forma más o menos sutil el "culpable".
A un par de adolescentes que afirmaban haber presenciado un homicidio, Guevara les enseñó las fotos de tres sospechosos y luego, apuntando con el dedo, añadió "¿Es él?". En otro caso enseñó al testigo las fichas policiales el día antes del reconocimiento. “Me amenazó para que no dijera nada”, confesó años después Kennely Saez, cuyo testimonio falso provocó, en 1995, la condena de Roberto Almodóvar a 44 años por doble homicidio. En 2017 ha sido reconocido inocente después de haber pasado 23 años en la cárcel.
El comportamiento de Guevara no recibió ningún reproche por parte de sus superiores. Guevara no era el único policía corrupto de su comisaría. Su supervisor, Joe Miedzianowski, fue condenado a cadena perpetua en 2001 por tráfico de drogas.
Primeras sospechas
“Para muchas familias era una vergüenza tener un familiar en la cárcel. Se sentían expuestas y señaladas en la comunidad”, dice Ruth Rodríguez, de origen puertorriqueño pero criada en Chicago. Su hermano Ángel fue condenado en 1997 por el asesinato del dueño de una tienda. La policía le acusó tras recibir una acusación anónima.
Ruth y su madre empezaron a frecuentar un grupo de apoyo que también organizaba los desplazamientos en coche a las cárceles. “La más cercana está a seis horas de Chicago”, dice Ruth. "A menudo toda la economía de un condado gira alrededor de una prisión: son miles de empleos además hoteles, restaurantes, tiendas. Es un negocio”.
Fue el desahogo de la madre de Ruth y Ángel con una compañera de trabajo lo que le permitió descubrir que también el hijo de ésta estaba preso por un delito del que se declaraba inocente. En ambos casos había un detalle en común: el detective al cargo de la investigación era Reynaldo Guevara.
En una de las visitas a sus hermanos en la cárcel, Ruth le contó las extrañas coincidencias de las que se empezaba a hablar en las reuniones de madres. Entonces Ángel le comentó que había otro interno con una historia que repetía el mismo patrón. Fue así que el grupo de apoyo se convirtió en el Comité Exigimos Justicia.
Comité Exigimos Justicia
Stephanie Weiner es artista y activista. Ha participado en todas las manifestación del Comité además de haber creado manifestos, camisetas y cocinado en las fiestas del barrio para financiar el grupo. “Al principio fue difícil. Hay familias muy religiosas con un gran respeto a la autoridad”, explica Weiner. “No querían cuestionar a las instituciones, solo liberar a sus hijos. Tardamos en convencerles de que era su derecho recibir justicia”.
El Comité Exigimos Justicia creó el eslogan de las tres efes: free, liberar a los presos; fire, despedir a los responsables; fix arreglar los problemas del departamento de policía. Sin embargo, a pesar de las manifestaciones protestas, nada se movía. “Dejamos de creer en la justicia”, recuerda Ruth Rodríguez. “Llegamos a ser pobres para pagar todos los gastos procesales, incluso dejé mi trabajo para dedicarme a sacar de la cárcel a mi hermano. Empecé a estudiar todos los documentos del proceso”.
Ruth y los miembros del Comité Exigimos Justicia prepararon un dossier con 13 casos de condenas a inocentes debidas a las investigaciones de Guevara. El dossier fue presentado en una conferencia de Amnistía Internacional en Chicago. Fue entonces que la prestigiosa Northwest University decidió dar su apoyo al Comité. Ahora los casos en vía de revisión han llegado a 56 y algunos de los catedráticos de la Northwest se han convertido en los abogados de los detenidos.
Inocentes liberados
En el año 2000 la Corte de Chicago revisó el caso de Ángel Rodríguez. En apelación, el testigo que le había acusado se retractó aduciendo que el ayudante de Guevara, Jean Burrow, le había amenazado con enjuiciarle. Rodríguez fue declarado inocente por insuficiencia de pruebas y se le concedió una indemnización. Sin embargo la mayoría de los 80.000 dólares fueron embargados por el estado de Illinois que se había encargado de los gastos de la familia de Rodríguez durante su estancia en la cárcel.
Hasta ahora 19 condenas han sido revisadas, sin embargo Guevara no ha respondido por sus errores
El caso Rodríguez fue el primero de muchos casos reabiertos. 19 ya han sido sobreseídos. Muchos condenados han sido liberados por el simple hecho de que, tanto Guevara como otros oficiales que trabajaron en los casos, se acogieron a la Quinta Enmienda para no responder de su proprio trabajo en los procesos de apelación. La Quinta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos permite a una persona no acusarse a sí mismo, pero en este caso se trataba de oficiales de policía llamados a responder de su trabajo. Guevara recurrió a la enmienda más de 200 veces.
Jacques Rivera, que fue reconocido inocente en 2010 después de 21 años de cárcel, ha recibido 17 millones de dólares de indemnización por parte del ayuntamiento de Chicago. Se trata de la indemnización más alta pagada por este consistorio. El último, en orden de tiempo, en ser liberado ha sido Robert Bouto, el pasado 18 abril. Los dos testigos que le encausaron admitieron que habían sido influenciados por Guevara.
Guevara sigue libre
Sin embargo, muchas vidas han sido destrozadas, como la de Ricardo Rodríguez, que después de haber pasado 22 años en la cárcel injustamente espera ser deportado a México porque durante su estancia en prisión le revocaron el permiso de residencia. O la de los hermanos Juan y Henry Johnson. El primero aceptó un acuerdo con la fiscalía para obtener una reducción de pena y asistir a su madre enferma. Juan no cedió y ahora pide una indemnización de 20 millones de dólares.
Nunca se ha podido demostrar una trama delictiva de Guervara", dice Stephanie Weiner
Una investigación federal de la fiscal general del estado Kim Fox reconoció la de la validez de las acusaciones del Comité Exigimos Justicia. “Sin embargo, no se ha podido demostrar una trama delictiva. Para la justicia siguen siendo casos aislados de errores judiciales y no de conducta fraudulenta”, explica Stephanie Weiner. En 2006 la organización Exigimos Justicia se convirtió en el comité Innocent Demand Freedom. Para Weiner, en Estados Unidos ha crecido mucho la sensibilidad sobre los abusos de las fuerzas policiales después del movimiento Black Live Matters.
En 2005, cuando los casos de inocentes condenados empezaron a ser evidentes, el detective Reynaldo Guevara se jubiló. Hasta 2015 continuó trabajando para Parques de Chicago. Ahora, con 73 años recibe dos pensiones. Nunca ha tenido que responder con su patrimonio por sus errores ni ha pasado un sólo día en la cárcel.
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