Decir "suicidio" en cualquier contexto suele ser sinónimo de revolverse en el asiento e intentar cambiar de tema. Y si ya es complicado hablar de ello de cualquier forma, hacerlo en clave de humor lo es aún más. Pero Carmen Romero, cómica y escritora, ha encontrado ese equilibrio en Esto no está pasando (Planeta, 2024).

En 2016, su hermano Miguel se arrojó por la ventana mientras los dos veían El Padrino. Llevaban veinte minutos de la película, y aunque Carmen no ha vuelto a reanudarla, sí ha revivido el proceso de duelo posterior, tanto las partes oscuras como los momentos de cicatrización. Un proceso que describe en su libro y con el que el lector llora y ríe a partes iguales, desde el humor y el amor.

"Hay muchísimo tabú con la muerte en general, y con el suicidio todavía más", dice Carmen Romero en conversación con El Independiente. Estamos en la cafetería de un hotel del centro de Madrid y pese al ruido de tazas y cubiertos, su voz se alza tranquila y amable. "He pensado mucho en si se iba a entender bien, tratando el tema que trata. Al principio le decía a Andrea –su editora– que no sabía si era un libro para todo el mundo, pero después, viéndolo desde fuera, creo que sí lo es. A lo mejor no todos quieren saber sobre este tema ni leer desde cero, pero sí que les puede picar la curiosidad".

Sí siente que hay temas de salud mental sobre los que la gente "se está abriendo más y vamos avanzando", como la ansiedad. "Pero sigue habiendo rechazo cuando se trata de una enfermedad o un diagnóstico diferente como alguien con bipolaridad o esquizofrenia. Aunque vayamos por buen camino, todavía hay mucho por hacer", recalca.

"Qué infravalorada tenemos la mente y qué pocos respiros le damos. No se puede poner mala, no puede fallar. [...]. Lo que no se ve no existe. Lo que no se cura con sutura y Betadine es que no está herido y, si lo está, es una sentencia condenatoria para siempre"

'Esto no está pasando' (página 72)

Por eso cree que normalizar estos temas es importante. Y aunque hacerlo desde el humor podría parecer demasiado atrevido, ese es el lenguaje que Carmen ha utilizado desde pequeña. Uno que ella considera tanto mecanismo de defensa como vía de escape. "Al principio, para mí eso no estaba pasando, tal cual –de ahí el título del libro–, así que pensaba en chistes para distraerme. Y una vez empecé a ser más consciente de la situación, ya fue decir, vamos a reírnos de esto porque no hay más narices, todos tenemos que enfrentarlo y ya está". Pero no es un humor incómodo o insensible. Cada palabra del libro está llena de un amor filial que hace que las bromas de la autora se sientan más un desahogo mental que un mero comentario cómico.

"Llamo al ascensor. Joder, cuánto tarda. Claro, tiene que subir trece pisos. Miguel ha bajado enseguida. Igual es que el ascensor tardaba mucho y él tenía prisa. Vaya mierda de pensamientos tengo, menos mal que es un sueño y mañana no lo voy a recordar"

'Esto no está pasando' (página 15)
Carmen Romero, cómica y autora de 'Esto no está pasando' | Javier Ocaña

Escribir para homenajear y sanar

Comenzó a escribir a finales de diciembre de 2022, y "al ser un tema de este tipo, que depende mucho de tu estado de ánimo y de cómo tengas el día, he tenido etapas de escribir muchísimo y semanas de no escribir nada". Pero siempre ha querido hacerlo. "Después de que muriese Miguel tenía la idea de hacer un libro sobre ello, pero se quedó ahí".

Años más tarde, en 2020, el tema surgió de manera natural durante una entrevista. "Vi que la reacción de la gente fue muy buena, personas que se alegraban de que hablase y contase chistes sobre una situación de ese tipo", rememora. "Así que pensé, igual esto merece ser contado".

“[Miguel] corría tan rápido que me dio mucha pena que no hubiera ningún juez de los récord Guinness por allí cerca. Estaba empeñada en que el nombre de mi hermano figurara en algún libro. Pero ya me puedo quedar tranquila”

'Esto no está pasando' (página 41)

Y recordado. "Creo que también es una forma de homenaje a Miguel, de que esté presente y que no se pierda todo lo que me ha enseñado y lo que he vivido con él". Llegados a este punto, la duda inevitable es, ¿puede ayudar emocionalmente recordar todas esas sensaciones dolorosas al escribir el libro? "Muchísimo", afirma con seguridad.

Y a pesar de que no tenía esa intención cuando comenzó a escribir, "me ha ayudado a ver las cosas desde otra perspectiva, a asentarlo". Recalca que ese proceso sanador ha ocurrido más bien al terminar el libro y no tanto al escribirlo, "pero sí noto que me ha servido muchísimo".

Las cosas importantes y las 'personas diamante'

Durante toda la entrevista, Carmen habla de su madre y su hermana con agradecimiento, tanto explícito como implícito. No solo por los pilares mutuos que han sido entre ellas durante el proceso, sino también por el apoyo que le han dado con el libro, que ya han empezado a leer pero con el que van "poquito a poco". Son, como dice en el libro al nombrar a su familia y amigos, personas diamante, "que están a tu lado duras como el diamante, que puedes echarle lo que le eches y no se rayan, siguen brillando".

Personas que le han ayudado a pasar por ese proceso de duelo en el que comenzó a tener un cambio de percepción respecto a lo que socialmente se considera importante o urgente. "No me quiero poner lista ni existencialista, pero es que al final pocas cosas merecen perder la salud y los niveles de estrés y ansiedad que pasamos". Ya sea trabajo, relaciones o tareas que quedan por hacer. "Luego lo piensas y dices, ¿por esto? Que sí, que parece que se te va la vida, que el trabajo es súper importante y que todos necesitamos dinero para vivir, pero si piensas más allá... algo de vida o muerte, alguien que se esté muriendo. Eso me parece importante".

Agarrarse a algo, tener esperanza y buscar ayuda

Ni existe ni ha existido nunca una receta única para pasar por un proceso de duelo, pero si hubiese que hacerla, la humorista la crearía a base de tres elementos: agarrarse a algo, tener esperanza y buscar ayuda. Respecto a esto último, "diría terapia pero tampoco quiero imponer. Hay muchas terapias distintas, así que yo creo que cada uno puede probar hasta encontrar la que le venga mejor".

Ella misma fue a terapia, y admite que toda esa observación y conocimiento le ha servido para dejar de tener "esa sensación de soledad y vacío que siempre he tenido en el pecho".

"Ya le veo un sentido a la vida. Intento hacer las cosas lo mejor que pueda, y lo veo todo como una escuela, un aprendizaje de una lección tras otra. No sé qué habrá después, pero mientras tanto aquí también pasamos un rato y nos podemos entretener".

Y todo ese proceso comenzó con un Esto no está pasando. Ahora, ¿qué sí está pasando? "El libro. Después de un año y medio, por fin está pasando".