La Sociedad Andaluza de Cardiología, en colaboración con Novartis y un comité de expertos, ha desarrollado el proyecto 'FARO: Prevención secundaria en la enfermedad vascular aterosclerótica (EVA) en Andalucía'. Este proyecto, presentado durante el Congreso Andaluz de las Enfermedades Cardiovasculares, tiene como objetivo abordar una prioridad sanitaria en la región.

Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son una preocupación destacada en Andalucía, liderando las estadísticas de hospitalización y mortalidad. En el año 2021, causaron 86.723 hospitalizaciones y fueron responsables de 22.088 fallecimientos en el año 2022, representando el 28% de todas las defunciones en la comunidad autónoma.

La EVA es la principal causa de infartos e ictus y provoca el 85% de las muertes por ECV a nivel global. Esta enfermedad está causada por la acumulación de colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad (c-LDL), que hace que se generen placas en el revestimiento interno de las arterias.

Con el proyecto FARO, la Sociedad Andaluza de Cardiología busca proporcionar un marco de acción que impulse mejoras significativas en el tratamiento y la gestión de la EVA en Andalucía, para reducir así tanto la incidencia como la mortalidad e instaurar un modelo multidisciplinar que garantice la colaboración de todos los actores del sistema sanitario.

La presidenta de la Sociedad Andaluza de Cardiología y coordinadora del Proyecto FARO, la doctora Dolores Mesa, destacó que el fin de este informe es "concienciar sobre la importancia de la prevención secundaria cardiovascular y promover la implementación de intervenciones efectivas en todos los niveles de atención sanitaria en Andalucía”.

“Con este documento, estamos proporcionando una visión integral y actualizada de las estrategias de Prevención Secundaria de la EVA en Andalucía. Gracias al análisis de la situación actual, hemos podido identificar necesidades no cubiertas y proponer medidas para abordarlas”, añadió.

Estas estrategias incluyen la coordinación interdisciplinaria entre especialistas, la formación continuada, la necesidad de optimizar los tratamientos, el enfoque unificado de los programas de rehabilitación, la implicación del paciente y la consideración del coste-efectividad en todas las etapas de la prevención secundaria de la EVA.