No hubo que esperar ni 24 horas desde el cierre de los colegios electorales en Cataluña para que Salvador Illa y Carles Puigdemont anunciaran su intención de presentar su candidatura a la investidura como presidente de la Generalitat. El socialista, de hecho, lo anunció la misma noche electoral, y este lunes las direcciones de sus partidos les han avalado, pese a las evidentes dificultades que tiene el proyecto en el caso de Puigdemont, con 35 diputados y sin la baza que ha supuesto la mayoría de bloqueo independentista durante un década en el Parlament.

Para llegar a ese punto, sin embargo, el primer paso será la constitución del nuevo Parlament, y con ella la elección de la figura clave en el proceso: el presidente del Parlament. Será él, o ella, quien decida qué candidato puede presentarse a la investidura, una decisión que en el caso del Gobierno corresponde al Rey, pero en la Generalitat depende del presidente de la cámara autonómica.

De hecho en 2021 Illa ya quiso someterse a una sesión de investidura, en su calidad de ganador de las elecciones, para romper con el precedente de Inés Arrimadas, que renunció a esta posibilidad pese a vencer en los comicios autonómicos de 2017. Pero la entonces presidenta del Parlament, Laura Borràs, lo impidió aduciendo que no contaba con los apoyos necesarios.

El PSC tantea al PP

Por eso el primer paso clave de los socialistas será la constitución de la Mesa del Parlament y amarrar la presidencia de la cámara. Unas negociaciones en las que puede tener un papel clave el PP catalán, al que el 12M ha situado como cuarta fuerza del Parlament. De hecho, la portavoz del PSC, Núria Parlon, reconocía este lunes esa posibilidad.

Parlon descartó un pacto de gobierno con el PP, pero no cerró la puerta a llegar a acuerdos parlamentarios con los populares, como el de la Mesa. Los únicos vetos del PSC son Vox y Aliança Catalana, pero los socialistas van a hablar con todos los demás. Y lo harán rápido, porque la ejecutiva del partido designó este lunes a su equipo negociador, encabezado por la número dos del partido y jefa de campaña, Lluïsa Moret.

Junto a ella, los secretarios de organización y política municipal del partido, José Luis Jimeno y Joaquín Fernández, claves en la organización interna del partido diseñada por Illa en el congreso del pasado marzo; la número dos de la candidatura de Illa, Alícia Romero; el diputado Ferran Pedret y el secretario de programas, Javier Villamayor. independentismo.

El calendario

La Ley electoral fija un máximo de diez días para convocar el pleno de constitución del Parlament, lo que sitúa el plazo máximo en el 10 de junio, al día siguiente de las elecciones europeas. Y será Pere Aragonès, como president en funciones, quien convoque el pleno, vía decreto del Govern. Es la última bala del republicano para jugar con el calendario, aunque es poco probable que ERC quiera avanzar la cita, porque eso añadiría presión sobre cualquier pacto entre los partidos para escenificar pactos en la elección de los siete miembros de la Mesa.

El presidente del Parlament se escoge en una única votación, por mayoría simple. En una votación posterior se eligen a los dos vicepresidentes de la cámara, y en una tercera votación, los cuatro secretarios. Los partidos suelen pactar apoyos cruzados para garantizarse los asientos en el gobierno de la cámara, en el que por primera vez debería haber mayoría no independentista, vistos los resultados.

Pero de los pactos, y las cesiones, del PSC en la elección de la Mesa dependerá probablemente las alianzas posteriores para la investidura de Illa. Los socialistas, por tanto, tendrán que hacer encaje de bolillos en los próximos diez días.

Investidura o elecciones en octubre

Tras la constitución de la Mesa el presidente de la cámara tiene diez días hábiles para convocar la primera sesión de investidura tras una ronda de contactos con todos los grupos parlamentarios, lo que situaría el inicio del debate en torno al 25 de junio. El candidato necesita mayoría absoluta en primera vuelta, pero puede someterse a una nueva votación dos días después, en la que podría hacerse con la presidencia gracias a una mayoría simple. Es decir, garantizándose la abstención de algún grupo, que impida el bloque de la investidura.

Si la elección no prospera, el presidente del Parlament puede repetir las rondas de contactos tantas veces como sea necesario, y proponer candidatos, durante un plazo de dos meses a partir de la primera votación. Superado ese periodo, en torno al 25 de agosto, si no hay president se procedería a la convocatoria automática de nuevas elecciones, en octubre.