El pasado domingo, Xander Schauffele embocaba un putt de unos tres metros para terminar su participación con un birdie y llevarse el Wanamaker, trofeo que se entrega al vencedor del Campeonato de la PGA. El también campeón olímpico superó a su compatriota Bryson DeChambeau por sólo un golpe.
Schauffele lideró desde el principio del campeonato, comenzando el jueves con un 62 (-9) que lo alzaba al primer puesto con 3 golpes de ventaja, y que, combinado con un golf caracterizado por la solidez (solo dos bogeys y un doble bogey en 72 hoyos) fueron suficientes para que sus contendientes tan sólo pudiesen empatar el liderato.
Xander comenzó su última ronda como la terminó, con un birdie y sin rastro de titubeos en los primeros 9 hoyos. Tras rematar la primera mitad de la vuelta sin bogeys, el primer y instante de duda llegó en el 10, donde firmó el único bogey del día recuperándose sin problema aparente haciendo birdies en el 11 y 12.
Justin Rose, Shane Lowry o Colin Morikawa demostraron que querían luchar por el título y se posicionaban alrededor del líder con unos cuantos hoyos por jugar, pero estos sólo pudieron presenciar cómo Schauffele, DeChambeau y Hovland se escapaban con un juego valiente y desinhibido.
Colin Morikawa, de hecho, volvió a ser víctima de un domingo aciago, en el que, durante sus primeros 17 hoyos firmó 16 pares y un bogey, para terminar con un amargo birdie que le alzaba, al menos, a un empate por el cuarto puesto. El californiano es testigo de la victoria de su contrincante directo por segunda vez en los dos grandes que se han jugado este año, y aunque está cerca de conseguir la victoria, parece que no consigue atinar cuando la situación más lo exige.
Y entre los que no atinan o no atinaban, Rory McIlroy vuelve a pasar por un grande sin ampliar su palmarés. El norirlandés cumple ya una década desde que salió victorioso en cualquiera de los cuatro torneos más importantes, y, aunque es siempre aspirante, no consigue dar con la tecla de la grandeza. Justin Thomas volvió a posicionarse entre los 10 mejores de un grande en su ciudad natal después de dos años en los que su nombre no aparecía en lo alto de la tabla.
Hovland y DeChambeau fueron compañeros de partida en un domingo en el que los dos tuvieron su día de gracia, aunque los dioses del golf no iban a dejar que Schauffele volviese a experimentar la sensación de quedarse con la miel en los labios. El noruego llegó a ponerse empatado en el liderato con algunos hoyos por jugar, pero no pudo rematar la faena en los últimos hoyos.
Por su parte, el capitán de los Crushers fue probablemente la sensación del torneo para el público. DeChambeau mostró emoción y dió a los espectadores el espectáculo que se merecían. Autodenominado como el jugador que más puños alzó al aire durante la semana, Bryson se veía confiado y fue un digno aspirante con un resultado final de -20.
El jugador de la liga saudí vio cómo Schauffele embocaba el putt final mientras practicaba para un posible playoff, y lo primero que hizo al ver la bola caer en el hoyo fue guardar el palo con el que estaba practicando para dirigirse al green del 18 y congratular a Xander.
"Estoy orgulloso de Xander por haberlo hecho (ganar el PGA). Es un gran ser humano y un golfista increíble. He sacado cosas positivas y es lo que tengo que recordar para el U.S. Open". Estas fueron las palabras del que fue el jugador que más entretuvo a los espectadores.
Schauffele consigue su preciado primer major después de muchos intentos y de posicionarse en lo alto de la tabla pero no conseguía cerrar en la última ronda. Entre tantos intentos, hay 8 top-20 consecutivos en los pasados 8 grandes (desde el 2021 entre los 20 primeros de todos los grandes) y un total de 12 veces dentro del top-10 en su carrera.
El que fue el último golpe del torneo fue un putt agresivo, que entró por el borde del hoyo a una velocidad que podría haber causado una corbata, pero el golf, siempre justiciero, tenía los planes hechos para que uno de los mejores jugadores de la generación pudiese resarcirse de tantos domingos de manos vacías.
Schauffele se proclama campeón del segundo grande del año con un resultado final de -21, que es el nuevo récord de golpes bajo par en un major. Una actuación tan sublime que el 64 de DeChambeau no sirvió para un desempate.
"Solo seguí diciéndome a mí mismo: controla la tormenta", dijo Schauffele después de ganar. Y de qué manera lo hizo. Lo propio de uno de los mejores jugadores del mundo.
El próximo major tendrá lugar en el mejor campo de los Estados Unidos, Pinehurst No.2, la segunda semana de junio.
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