Yolanda Díaz, que es la izquierda zureante, toda palomas simbólicas, está haciendo de nuevo oposición a su propio gobierno, sin duda por buscarle un sitio real a sus palomas coreográficas y huérfanas. La Ley del Suelo no ha salido porque Sumar está buscando el cielo o los votos de la izquierda, que Yolanda va perdiendo por las elecciones pero confía en recuperar con reclamos y estribillos. Y es verdad que eso de la Ley del Suelo suena a origen del capitalismo mismo, a orografía de la propiedad, a raíces de ferrallista ambicioso, y eso se presta mucho al estribillo, casi para que lo canten en el barco de Chanquete. Yolanda está buscando ahora más el estribillo eurovisivo que la gobernanza, y por eso ha salido también con lo de “desde el río hasta el mar”, esa barbaridad que ella no sabe ni de dónde viene ni lo que significa pero le suena a Alberti con gorra marinera o cazuela marinera y con eso le basta.

Quizá Yolanda empieza a darse cuenta, como Pablo Iglesias, de que desde su izquierda no se puede gobernar, sólo se puede predicar y molestar, al menos hasta que llegue la revolución que acabe con el estorbo de los fachas, de los periodistas, del derecho, de la democracia, de la gente (a lo mejor Sánchez, por puro interés, va a hacer la revolución antes que esos mariachis revolucionarios que llevan toda la vida con el guitarrón y las maracas, cuando no con las metralletas). Cuando la izquierda empieza a fracasar, y eso es lo que le está pasando a Yolanda, como a Iglesias, siempre tira por ser más izquierda, que no es una táctica sino la incapacidad para ser otra cosa. Si no se puede ser izquierda en el Gobierno, salvo para aletear desde la bancada azul como una paloma en una fuente, sí se puede ser siempre izquierda en la canción protesta o la causa camisetera, que eso nunca fracasa ni pasa de moda, como la chancla.

La ultraizquierda se marchita en el Gobierno, como una flor en un sombrero de Yolanda, más que nada porque tienen más folclore que ideas. Pero la poesía es inmortal y en eso está Yolanda, arando la Ley del Suelo como un niño yuntero de Miguel Hernández, o enterrando a gente en el mar, como en lo de Alberti, no porque tenga sentido sino porque tiene musicalidad intrínseca, como las caracolas o el viento. El suelo no lo puede entender Yolanda ni como recurso ni como mercado, sólo como tamtam. Y en cuanto al lema “desde el río [Jordán] hasta el mar [Mediterráneo]”, que es un llamamiento al exterminio de Israel, a Yolanda le llega más bien como un nebuloso coro de Nebulossa. Digo que es un llamamiento al exterminio de Israel porque es así desde que la OLP lo inventó para eso, y para eso lo sigue usando Hamás, Hezbolá o Irán, no vayan a creer que estas criaturitas se refieren al territorio por el que se tiene que extender la muralla de paz y hierba de Víctor Manuel y Ana Belén.

Yo creo que Yolanda no sabe ni lo que hace ni lo que dice, que sólo habla y canta lo que le suena, como si en vez de en el Gobierno estuviera en la ducha

Yolanda, que dijo que iba a escuchar al pueblo, ya se dio cuenta de que es el pueblo el que no quiere saber nada de ella, y ahora, o quizá ya desde aquel entonces, prefiere escucharse a sí misma. O a los pajarillos que le cantan en el sombrero y le traen ecos de gente a la que salvar y de ignorantes woke con anafe y caravana, tan pardillos que no saben que la guerra santa también les incluye a ellos en la carnicería. Yo creo que Yolanda no sabe ni lo que hace ni lo que dice, que sólo habla y canta lo que le suena, como si en vez de en el Gobierno estuviera en la ducha. Pero lo de Sánchez es diferente. Sánchez no va a reconocer el Estado Palestino justo ahora porque lo digan las canciones o las pulseras, sino porque intenta alejar el foco de la política nacional, que es en realidad su escándalo particular. Fíjense que Gaza le debe de parecer a Sánchez que está aún demasiado cerca de la Moncloa, por eso se ha ido hasta Argentina con una necesidad extrema, exagerada o sospechosa, como la que debía de tener la madre de Marco.

Yolanda, que desde la primera vez que la vi y oí me dio la impresión de que vivía como dentro del jardín de su melena, o sea que no era ni buena ni mala política, sino simplemente pueril, hace izquierda de oídas. Sánchez, claro, no hace ni deja de hacer izquierda ni nada, sino que va a lo suyo, que lo mismo es Palestina que Puigdemont. Ayuso, por cierto, no sé si envalentonada o inspirada por Milei (estamos acostumbrados al liderazgo de un gurú pasivo-agresivo como Sánchez y Milei parece que les devuelve a algunos el encanto olvidado y silvano de la brutalidad); Ayuso, decía, ha asegurado que el gobierno de Sánchez quiere “que las democracias hagan con Hamás lo mismo que con ETA. Tú mata, que yo te daré una comunidad autónoma. Tú mata, que yo te daré un estado”. No deja de tener cierta razón, aunque las escalas están un poco forzadas y los modos están un poco patillosos (se nos van a poner de moda las patillas, como cuando Curro Jiménez, ya verán). Pero igual que a veces atribuimos al mal lo que sólo es atribuible a la estupidez, también a veces atribuimos al mal lo que es atribuible sólo al mero interés.

La diferencia entre Yolanda y Sánchez es que la puerilidad aún cree tener una moral, mientras que Sánchez ya hace mucho que se nos descubrió absolutamente amoral. Yo no diría, como Ayuso, que Sánchez tiene la voluntad de favorecer la causa de Hamás ni de ETA, porque sólo tiene la voluntad de favorecer su propia causa. Cuando la izquierda falla, reacciona volviéndose más izquierda, más radical, más pura, para que el fracaso, como en todos los fanatismos, sea prueba de fe. Es lo que está intentando Yolanda, aunque sea de oídas y tirando de pantalón de campana de fondo de armario. Sánchez sólo intenta desviar la atención, y yo diría que la oposición de Yolanda le ayuda más que le fastidia. Aquí estamos, ya ven, hablando de la Ley del Suelo, que parece una regla del Monopoly, haciendo paralelismos o despegamientos a partir de Milei, e intentando entender las viejas guerras de los dioses, que nunca necesitaron que las entendiera nadie, sólo que las hicieran. Pero en España el único tema es Sánchez. Lo demás es lírica y colombofilia.