Veintisiete países europeos celebran elecciones entre el 6 y el 9 de junio. Están convocados 373 millones de ciudadanos de la Unión Europea que han de elegir a sus 720 representantes en el Parlamento Europeo. Esta décima legislatura será crucial. "Está en juego el modelo de vida europeo", decía a El Independiente Jaume Duch, director de comunicación del Parlamento Europeo justo la semana de las últimas sesiones en Estrasburgo. El lema de la campaña institucional es claro y rotundo: "Usa tu voto".
¿Para qué? Con nuestro voto vamos a definir qué tipo de Unión Europea queremos: con más poder de sus instituciones, como defienden los liberales y los socialistas, o más soberanista, como prefieren los grupos nacionalpopulistas. También está en juego si se consolida la apuesta por el Pacto Verde o se sigue descafeinando, cómo se aborda el desafío migratorio y cómo se articula la ayuda a Ucrania que sigue defendiendo sus fronteras frente a la agresión rusa. En el Parlamento Europeo se terminan de perfilar decisiones fundamentales desde las reglas bancarias a los mínimos de emisiones.
El actual Parlamento Europeo consta de 705 escaños. Los eurodiputados se repartían en siete grupos: el mayor es el Partido Popular Europeo, con 176 representantes, seguido de Socialistas y Demócratas con 144 y el tercero es Renew Europe (liberales) con 102. Los Verdes tienen 71 eurodiputados en el Parlamento saliente. Los dos grupos euroescépticos, Conservadores y Reformistas, e Identidad y Democracia contaban con 64 representantes. La Izquierda sumaba 38 y 46 eurodiputados figuran en los No Inscritos, entre ellos Carles Puigdemont, quien no va a repetir. Son necesarios 23 eurodiputados para formar un grupo y en cada uno ha de haber cabida para una cuarta parte de los Estados miembros.
El Parlamento Europeo pasará a tener 720 asientos en la legislatura que comienza en julio de 2024 y durará cinco años. España es uno de los países que aumentará su representación: dos eurodiputados más que suman 61. El número de diputados de cada país se basa en el principio de proporcionalidad decreciente: cada eurodiputado de un país grande representa a más persona que los de países más pequeños. El número mínimo asignado por país es de seis (Malta, Chipre y Luxemburgo) y el mayor, 96, que corresponden a Alemania, seguida de Francia con 81.
Los europarlamentarios, los únicos representantes europeos elegidos directamente, no legislan, a diferencia de los diputados de los Parlamentos nacionales. Es la Comisión quien tiene esa iniciativa y escribe la primera redacción de las nuevas leyes. Lo que sí pueden hacer es enmendar las leyes y dar el visto final.
Como detalle llamativo: el Parlamento Europeo consta de tres sedes en Bruselas, Estrasburgo y Luxemburgo. En Bruselas se realiza la mayor parte de la tarea, pero 12 sesiones plenarias al año tienen lugar en Estrasburgo, una concesión a Francia que cuesta unos 114 millones de euros al año y que hasta ahora ha sido imposible de modificar. En Luxemburgo se realizan reuniones técnicas.
El voto crucial sobre la Comisión Europea
Pero lo primero que van a votar los eurodiputados elegidos entre el 6 y el 9 de junio será quién preside la Comisión Europea. Ursula Von der Leyen, que aspira a la reelección como Spitzenkandidatin del Partido Popular Europeo, necesita los votos de al menos 361 eurodiputados y no lo tendrá fácil. La legislatura comienza el 16 de julio y antes del 19 de julio se votará a quien se haga cargo de la Comisión Europea.
Por ello flirtea con Giorgia Meloni, presidenta del gobierno de Italia y líder del grupo de Conservadores y Reformistas en el Parlamento Europeo. Como también lo hace Marine Le Pen, que quiere coronar la previsible victoria en Francia de Agrupación Nacional, integrada en Identidad y Democracia, con una alianza con los conservadores y reformistas que lidera Meloni.
En 2019, cuando el nombre de Von der Leyen, ex ministra alemana de Defensa, fue avalado por el presidente francés, Emmanuel Macron y la canciller alemana, Angela Merkel, que torpedearon el sistema de los Spitzenkandidaten, logró la luz verde del Parlamento Europeo por apenas nueve votos. Necesitaba 374 votos y logró 383. Von der Leyen se convirtió en la primera mujer a cargo de la Comisión Europea.
¿Repetirá? Es una de las incógnitas que se dilucidarán tras unas elecciones europeas, marcadas por la pujanza de los nacionalpopulistas, que quieren no ya acabar con la UE desde fuera, sino transformarla desde dentro. Los socialistas y liberales exigen a Von der Leyen que no caiga en manos de los nacionalpopulistas.
Todos los grupos menos ellos, Identidad y Democracia y Conservadores y Reformistas, tienen candidatos oficiales al máximo cargo de la Comisión Europea (Spitzenkandidaten), pero no se descarta que finalmente quien entra como Papa (Von der Leyen) salga cardenal. Macron ya ha dejado caer que no se opondría a que fuera Mario Draghi, el salvador del euro, el sucesor de Von der Leyen.
Además del presidente de la Comisión, son varios los cargos fundamentales que estarán en juego: presidente del Consejo Europeo (suena António Costa), del Parlamento Europeo y Alto Representante. Es un juego de equilibrios de ideologías y nacionalidades. Es dudoso que los liberales cuenten con tanto poder como lograron en 2019. Es un auténtico Juego de Tronos que se libra entre bambalinas con gran protagonismo de los jefes de gobierno.
Una vez elegido el presidente de la Comisión compone el colegio de comisarios con las propuestas de los gobiernos de los Veintisiete. La vicepresidenta española y número uno del PSOE a las europeas, Teresa Ribera, es una firme candidata sobre el papel a ser comisaria de Transición Ecológica. Ahora contábamos con Josep Borrell como Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad. Es probable que haya un comisario de Defensa y sería razonable que el cargo lo ocupara algún dirigente procedente de Europa Central u Oriental, o bien de los Países Bálticos.
Veamos cuáles son las claves de esta convocatoria electoral tan especial:
27 elecciones en cuatro días
En Estados Unidos se celebran en noviembre 50 elecciones en realidad, y están convocados a votar más de 235 millones de ciudadanos. La Unión Europea no es un Estado federal pero tiene instituciones conjuntas como el Parlamento Europeo. Eso sí, las elecciones europeas se celebran según la normativa electoral de cada país. Incluso varía la edad para votar: en países como Austria, Bélgica y Malta pueden hacerlo los jóvenes de 16 años. En la mayoría la edad son los 18 años, también para ser candidatos, aunque en Rumanía son los 23 y en Italia y Grecia los 25.
La convocatoria electoral se inaugura en Países Bajos, donde están convocados el jueves 6 de junio. Irlanda acude el viernes 7. En la República Checa lo harán el 7 y el 8. El sábado 8 votan en Letonia, Eslovaquia y Malta, mientras que en Italia están llamados a las urnas todo el fin de semana. En la mayoría de los países, como España, las elecciones son el domingo 9.
Los belgas también tienen lugar los comicios federales y regionales (Parlamento valón, flamenco, de Bruselas y de la comunidad germanófona). También la ultraderecha flamenca está en ascenso: el Vlaams Belang, que tiene aspiraciones independentistas, figura en cabeza en los sondeos en Flandes.
Clave nacional, lectura europea
En todos los países las elecciones europeas se leen en clave nacional, no solo en España, donde el Partido Popular encabeza los sondeos. Para el PP es una nueva oportunidad de mostrar que Pedro Sánchez está debilitado y Vox ve la convocatoria como la forma de mostrar músculo gracias al ascenso de sus partidos hermanos. Vox se presenta como bisagra entre las distintas corrientes que encabezan Marine Le Pen, en el grupo Identidad y Democracia, y Giorgia Meloni, en Conservadores y Reformistas. Marine Le Pen, que será una de las triunfadoras de la jornada del 9 de junio, ha promovido la expulsión de Alternativa para Alemania (AfD) del grupo Identidad y Democracia por los escándalos en los que se ha visto envuelta, desde espionaje a favor de China a declaraciones filonazis.
En otros países como Polonia es un nuevo test de fuerza para la coalición de fuerzas liberales, izquierdistas y cristianodemócratas frente a los nacionalpopulista de Ley y Justicia, desbancados del poder el pasado octubre tras más de ocho años gobernando. Aún controlan la jefatura del Estado, a través del presidente Andrzej Duda, en una cohabitación contra natura.
En los dos principales potencias europeas será un momento relevante para los gobernantes. El presidente francés, Emmanuel Macron, llega muy debilitado y su Renacimiento está en declive. Incluso los socialistas, con un pujante Raphaël Glucksmann, pueden sobrepasar a los liberales. Para Marine Le Pen será una señal de que su momento de llegar al Eliseo se acerca. En Alemania Alternativa para Alemania compite por el segundo puesto con los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz. La CDU, del Partido Popular Europeo, figura en cabeza.
En todo caso, los grandes temas de la campaña en los Veintisiete, y de la próxima legislatura, serán el Pacto Verde, el Pacto Migratorio y de Asilo, la transición digital, la recuperación económica, la Defensa y la guerra en Ucrania, las relaciones con Estados Unidos y China, y la ampliación.
Habrá que ver si las fuerzas nacionalpopulistas que quieren desmantelar el Pacto Verde y cerrar aún más las fronteras aumentan en número de eurodiputados y desbancan a los liberales. Los grupos popular y socialista seguirá siendo los más votados y más representados pero su fuerza va mermando elección tras elección.
También resulta relevante cómo el eje de la política de la Unión Europea, debido a acontecimientos como la guerra en Ucrania y la amenaza rusa, se inclina hacia Europa Central. No es baladí ver cómo se revitaliza el Triángulo de Weimar, del que forman parte Berlín, París y Varsovia.
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