El susto fue "real", confiesa Àngel Llàcer en una de sus últimas publicaciones. Ya está recuperado, por suerte, pero ha vivido un calvario tras haber contraído una bacteria estomacal durante un viaje por el sureste asiático. Hace solo una semana que salió del hospital, donde estuvo ingresado tras sufrir una fascitis necrotizante que derivó en "cuatro operaciones en la pierna y catorce días de UCI".

Todo comenzó con aquel viaje, porque a su vuelta le encontraron una bacteria y estuvo diez días ingresado en un hospital de Madrid. "Regresé a Barcelona por Sant Jordi creyéndome recuperado pero volví a encontrarme mal y me ingresaron", recuerda. "Fueron momentos muy difíciles en los que se temió por mi vida", confiesa. "Incluso llegué a despedirme de mi familia y de mis seres queridos", admite en su sincera publicación.

"Ha sido un momento muy complicado, seguramente el peor de mi vida, tanto a nivel físico como emocional", ha admitido el artista. "Como siempre hay que quedarse con lo positivo de todo… y yo me quedo con todo el amor y el cariño que he recibido estas semanas", finaliza Àngel junto a una fotografía con un bebé, que es el hijo de un amigo.

¿Qué es una fascitis necrotizante?

La dolencia que puso en peligro la vida de Àngel Llàcer es una fascitis necrotizante causada por una bacteria. Una infección progresiva de la piel y de los tejidos blandos que afecta al tejido subcutáneo profundo y se extiende a lo largo de la fascia. Lo más preocupante es que avanza muy rápido y puede producir una sepsis que termina provocando la necrosis de los tejidos afectados.

Los tejidos afectados están rojos, calientes e hinchados. El aspecto es similar a la celulitis grave, y produce un dolor que no guarda proporción con los signos clínicos.

No se trata de una enfermedad contagiosa sino que se contrae cuando una bacteria entra por una herida abierta. Tiene un periodo de incubación de hasta más de diez días y ciertos factores de riesgo, como la diabetes o los trastornos circulatorios periféricos.

Al ser capaz de producir una infección puede llevar a sufrir una sepsis o un shock séptico, que ponen en riesgo la vida del paciente. Se trata con antibióticos, pero si no se diagnostica pronto puede ser muy preocupante.