El 31 de agosto, cuando se sorteó la primera fase de la Champions en Mónaco, los suspiros entre los representantes enviados para el evento se concentraron en los integrantes del Grupo F, automáticamente bautizado como 'El grupo de la muerte'.

PSG, AC Milan, Newcastle y Borussia Dortmund compusieron un cuarteto que congrebaba al campeón de Francia, al de Italia, a una potencia británica que emergía con el capital saudí y al subcampeón de Alemania que, un año más, había visto como su estrella -Jude Bellingham- abandonaba el equipo.

Los franceses y los italianos partían como favoritos, mientras que Newcastle y Dortmund parecían destinados a la disputa de una tercera plaza que les mantuviera en Europa, aunque fuera en un escalón inferior. Mbappé se encargó de dar el primer bofetón al Dortmund, que en la siguiente jornada empató en casa con el Milan y vio aún más minimizadas sus posibilidades. Era octubre.

Siete meses después de aquel complicado arranque en el grupo de la muerte, el Dortmund no solo ha sido capaz de superar aquella ronda como líder, sino que ha alcanzado la gran final de Wembley tras fulminar a PSV, Atlético de Madrid y PSG.

El peligro del Borussia Dortmund

Paso a paso, el Dortmund se plantó en los cuartos de final, momento en el que desaparecen los sorteos condicionados y el asalto a 'la orejona' se rige por la ley del más fuerte. La cenicienta vestía de amarillo y negro y, aunque su estadio es uno de los que más intimida en el viejo continente, todos los cocos preferían al Dortmund.

La resistencia alemana en Madrid, donde el Atlético pudo sentenciar la eliminatoria, preparó el terreno para la avalancha ofensiva que atropelló a los del Cholo en la vuelta.

El Dortmund fue capaz de explotar todas sus virtudes ante el Atlético. Sabitzer dio una exhibición en el centro del campo. El austriaco personificó el empuje del Dortmund y, de área a área, se hizo dueño del partido. A la autoridad del centrocampista se unió el poderío de Niclas Füllkrug, un delantero tanque alemán de toda la vida, y la fantasía y elegancia de Julian Brandt.

Si por algo se caracterizó la estampida que tumbó al Atlético de Madrid fue por su verticalidad. Adeyemi y Sancho son las alas que se encargan de hacer volar al Dortmund. Cuando Adeyemi y Sancho corren el rival tiembla, ya que los dos son extremos de encarar y, en la mayoría de las ocasiones, driblar con éxito.

El vértigo del Dortmund aparece por los flancos, aunque es Brandt el que aporta el criterio necesario para dar sentido a los desmarques de los más habilidadosos. Desde la posición de diez, el mediapunta es el elemento capaz de hacer que el Borussia Dortmund pase de ser un compendio de individualidades a convertirse en un poderoso arma que amenaza para el Real Madrid.

Para dar rienda suelta a los ataques desbocados del Dortmund son fundamentales Emre Can, encargado de equilibrar al equipo, y Mats Hummels, líder de la zaga que vive una segunda juventud y -paso por el Bayern mediante- único superviviente junto a Marco Reus de la plantilla finalista en 2013.

Precisamente Reus, eterno capitán del Dortmund que afronta su último partido como amarillo, es una de las opciones recurrentes desde el banquillo, así como Jamie Bynoe-Gittens. Los alemanes, un lobo con piel de cordero que amenaza al rey de Europa.