A pocos kilómetros de la montaña Kehlstein se ve diminuto el afamado Nido del Águila, y justo delante de nosotros aguardan siete unidades del nuevo Aston Martin DBS Superleggera. Estamos en una región de paisajes espectaculares y carreteras de ensueño, entre Alemania y Austria, en la pequeña y tranquila ciudad de Berchstesgaden, una zona que antaño tenía sus fronteras bastante difusas y que se movía de un lado para otro dependiendo de quién mandara en Centroeuropa. Precisamente esto es algo que le ocurre a nuestro elegante y agresivo protagonista inglés, ¿es un superdeportivo o un gran turismo? ¿Un super GT o un deportivo grande? Acábense su bretzel y acompáñenos, vamos a descubrir de qué está hecho el nuevo líder de Gaydon.
Este coche forma parte de la segunda juventud de Aston Martin, una renovación que inició el DB11 en busca de acallar a los fantasmas del pasado, incluido el de la bancarrota.
Este coche forma parte de la segunda juventud de Aston Martin, una renovación que inició el DB11 en busca de acallar a los fantasmas del pasado, incluido el de la bancarrota. Lo cierto es que está siendo pletórica esta nueva juventud y sin rastro de acné ni suspensos en el instituto, al revés, todo matrículas de honor y novias por doquier. El otro popu de la clase es el Vantage y este, el DBS Superleggera, viene para sustituir en el puesto de más popular de la clase al Vanquish, un coche que por muy Bond que fuera, pedía un cambio para poder ser el referente inglés en la élite de los superdeportivos.
Para semejante reto Aston ha usado una fórmula infalible, apelar al pasado, rescatando dos términos tan apegados a la marca como lo está un millenial a su Instagram. DBS se usó por primera vez en 1967 y la asociación con el carrocero italiano Touring Superleggera no es nueva, pues ya se produjo con el Aston DB4, DB5 y DB6 Mark 1. Creado por el diseñador interno de Aston Martin, William Towns, el DBS fue una escultural versión del DB6. Se concibió para complementarlo como modelo insignia para la marca. Propulsado por el lanzamiento del famoso motor de seis cilindros en línea diseñado por Tadek Marek de Aston Martin –tanto en las especificaciones Vantage como en los modelos regulares más potentes–, el DBS de cuatro plazas y estilo fastback fue producido junto con el envejecido DB6 durante tres años, hasta que finalmente se suprimió en 1970.
Inspirado en la competición
Todo su escultural diseño mejora la aerodinámica del coche, pero es que además hay rasgos de la competición, como el difusor doble inspirado en la F1 o el Aeroblade II, que aunque tenga nombre de maquinilla de afeitar premium, sirven en conjunto para generar 180 kg de carga aerodinámica a máxima velocidad, la cual, por cierto, queridos señores de la Autobahn, es de 340 km/h. Muchos de los detalles que el diseñador Marek Reichman y su equipo han plasmado en el Superleggera provienen de modelos de competición GTE o del salvaje Vulcan, el juguete de track-day de la marca. Un ejemplo son las ventilaciones laterales del paso de rueda, un espectacular sistema que permite liberar el aire caliente que se genera sobre la rueda y que además acentúa la agresividad del coche.
Dicen que el alma de un coche es su motor, y en el Aston Martin DBS Superleggera tenemos la más pura y poderosa de cuantas se hayan dado vida en Gaydon. Usa el bloque de 5.2 litros V12 biturbo que se ha creado para el DB11, un propulsor de fabricación propia, no AMG, y que parece que será la única opción para el Super GT. Pasa de los 612 CV que conocíamos el año pasado a 725 CV a 6.500 rpm y 900 Nm de par entre 1.800 y 5.000 rpm. Empuja con mucha contundencia pero podemos modularlo, aunque si ponemos el modo más deportivo y hundimos el pie, golpeará con la furia de un hooligan borracho después de haber perdido un partido su equipo. Nosotros nos las vimos y nos las deseamos bajo la lluvia para controlar su enorme par motor, y es que este es un coche de la vieja escuela, enviando toda su potencia solo al eje trasero, sin recurrir a pesados y sofisticados sistemas de tracción total.
El sonido del V12 es angelical a pesar de la turboalimentación y seguimos dando gracias a quien corresponda en Aston Martin por haber decidido seguir con los 12 cilindros. ¡Gracias! El aumento de potencia se debe en parte a un nuevo sistema de escape con válvulas activas, de esas que sirven para ser buen vecino en La Moraleja y el más macarra en Puerto Banús. Para el DBS han diseñado un sistema nuevo de escape cuádruple, que además cuenta con un sistema de válvulas de escape recalibradas para este coche. Y es que cuando ponemos los modos “Sport” y “Sport Plus” empezamos a escuchar las fallas en la parte trasera del coche. Pero si no nos gusta la pólvora, en modo “GT”, el sistema de escape es más sofisticado y la nota musical del motor será simplemente agradable cuando aceleremos levemente o vayamos a bajas revoluciones.
Un 0 a 100 km/h en solo 3,4 segundos y un 0 a 160 km/h en 6,4 segundos.
Las cifras son de impresión y experimentarlas te pone el bello de punta. Un 0 a 100 km/h en solo 3,4 segundos y un 0 a 160 km/h en 6,4 segundos. Entre montaña y montaña austriaca, o alemana, adelantábamos a los coches antes de que pudieran si quiera decir DBS Superleggera, y es que este Aston hace el 80 a 160 km/h en solo 4,2 segundos en cuarta velocidad.
La gestión de este torrente de potencia del que no nos cansamos ni un kilómetro corre a cargo de una caja automática de ocho velocidades ZF, y en una liga donde las cuatro ruedas suelen ser las protagonistas, Aston Martin sigue cogiendo la taza de té con dos dedos y nos manda la fuerza solo a su eje trasero. Para que no se nos rompa la porcelana ahí habrá un diferencial mecánico de deslizamiento limitado y un control del par. Funcionan como un reloj suizo para que no te enteres de que el límite del coche aún está lejos.
Sin límites
¿Podemos llegar a esa frontera? El caso es que Aston Martin quiere quitarnos el pasaporte, porque ha mejorado el chasis de aluminio del DB11, incluyendo en la ecuación una nueva suspensión de doble horquilla delante y un sistema multibrazo detrás. Esta tiene entretejido el sistema de suspensión adaptativo, de serie por supuesto, con sensores para todos nuestros movimientos y lo que hace el coche. Su ajuste se incluye en los modos de conducción para el chasis y el tren propulsor, que son el “GT”, “Sport” y “Sport Plus”.
¿Y cómo parar antes de llegar a Rusia sin darte cuenta porque llevas el pie a fondo más de dos segundos? Tras sus llantas de 21 pulgadas, con dos diseños a elegir, se asoman unos poderosos discos cerámicos en ambos ejes, con 410 mm delante y pinzas de seis pistones, y 360 mm y pinzas de cuatro pistones detrás. Son suficientes para detener al Súper GT inglés y saltarle los empastes al copiloto si no está atento a la siguiente curva cerrada. Además el recorrido del pedal del freno es bastante corto, por lo que no podemos echar el ancla sin miedo, ya que la contundencia es muy acusada y clavaremos el coche donde y como queramos, siempre vigilando que el de atrás frene a tiempo, pues no todo el mundo tiene esas paelleras para frenar. Las llantas pueden ser de radios en “Y” o unas aún más ligeras y de diseño especial denominadas Twin Spoke para el DBS, siempre calzadas con neumáticos Pirelli P Zero específicos para el modelo, que ayudan a que se pegue como una lapa al asfalto.
Sobre su comportamiento, las firmes y pulcras carreteras de la zona no nos daban mucho juego para saber si esta suspensión era más firme que en un DB11, aunque parecía que no lo suficiente para incomodar a nuestras magulladas cervicales por culpa de compañías aéreas lowcost. Sino todo lo contrario, absorbía con majestuosidad sus rugosidades y en las configuraciones más deportivas el DBS no se encogía lo más mínimo en los cambios bruscos de dirección, con un aplomo intachable en curvas rápidas, duro pero gentil.
Y si por fuera nos enamora por dentro nos hace mordernos los labios del exquisito gusto de la marca en diseño y materiales. Un volante en Alcántara y cuero nos recibe, con un diseño casi de competición, achatado y muy ergonómico, con unos botones perfectamente integrados, desde los cuales ajustar la suspensión, llamar a nuestra amada o poner a todo volumen Rock You Like a Hurricane a través del impresionante sistema de sonido de Bang & Olufsen BeoSound.
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