"Era un fical bueno, hábil. Ahora acepta siempre casos de defensa del PSOE". Habla así de Antonio Camacho (Madrid, 1965) alguien que lo ha conocido en varias etapas de su vida. Ex secretario de Estado de Seguridad con Alfredo Pérez Rubalcaba, le sucedió en el puesto de ministro cuando este dejó el cargo. Ahora defiende a la mujer del presidente del Gobierno, Begoña Gómez, en la causa en la que está investigada por tráfico de influencias y corrupción en los negocios.

El PSOE buscaba un abogado para defender a la primera dama. Tenía que ser de confianza, y tras sondear a varios bufetes cayeron en la cuenta que quién mejor que uno de los suyos. Camacho asumió el rol de "investigada" de Gómez desde el primer momento, situación que negó Pedro Sánchez en varias ocasiones. Desde ese instante en que dijo sí quiero a su defensa, ha estado presente en las dos declaraciones que ha habido por el momento, la de dos directores de periódicos. Un caso inusual toda cuenta que la causa estaba secreta hasta esta semana.

La confianza del partido en Camacho es máxima. En los últimos meses se ha convertido en asesor jurídico del Gobierno, incluso para negociar la ley de amnistía con los partidos independentistas. Su especialidad es el derecho penal económico, justo en el que se enmarca el caso Begoña Gómez, donde se investiga la relación de la mujer de Pedro Sánchez con una serie de empresarios que ganaron concursos públicos.

Ha ganado varios casos importantes relacionados con el tráfico de influencias y la corrupción: desde el caso Fitonovo, donde consiguió que no se condenase al PSOE, a la causa sobre la Caja de Ahorros del Mediterráneo que se instruyó en la Audiencia Nacional. Aquí la Justicia condenó a seis directivos. Su defendida quedó absuelta. Ahora defiende también a algunos acusados en Nummaria.

Fiscal de carrera, estuvo en la Fiscalía de Valencia y en el Tribunal Superior de Justicia en Madrid. Fue miembro de la Unión Progesista de Fiscales, de la que fue presidente en 2003, antes de saltar a la administración pública de la mano de los socialistas.

Paso por Interior: 'caso Faisán'

Camacho llegó al Gobierno tras la victoria socialista de marzo de 2004 de la mano del ex ministro del Interior José Antonio Alonso, integrante también de la carrera judicial y amigo personal de José Luis Rodríguez Zapatero.

Cuando Rubalcaba aterrizó en el ministerio en abril de 2006, apenas unos días después de que ETA declarara una tregua, el presidente Zapatero confió en él. Tanto que se mantuvo como número dos de Interior hasta 2011, cuando dio el salto a ministro. Era un gran conocedor de la banda terrorista.

Durante su primer paso por Interior, se creó el mando único de la Policía y la Guardia Civil y se pusieron en marcha el Centro Nacional de Coordinación Antiterrorista (CNCA) y el Centro de Inteligencia contra el Crimen Organizado (CICO), precursor del CITCO.

Junto a Rubalcaba, Camacho gestionó la tregua de 2006 que abrió un proceso de negociación con los terroristas, pero que terminó de forma abrupta con el atentado de Barajas del 30 de diciembre de 2006, en el que fueron asesinadas dos personas.

Durante ese alto el fuego se produjo uno de los episodios que han marcado sus últimos años en Interior: el chivatazo con el que se alertó a ETA de una operación contra su red de extorsión, el conocido como caso Faisán. Tanto Camacho como el propio Rubalcaba fueron blanco de las denuncias del PP, que enmarcó el caso en el proceso de negociación con la banda terrorista.

El día del chivatazo, ocurrido el 4 de mayo de 2006, el entonces secretario de Estado de Seguridad habló por teléfono con algunos de los imputados en esta causa, en la que se investiga un presunto delito de colaboración con ETA. No obstante, en febrero de 2011 el juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz rechazó citar a declarar a Camacho por estos hechos al entender que su testimonio sería "irrelevante".