La aprobación de la ley de amnistía ha devuelto a Carles Puigdemont al centro de la pista política, tanto en Cataluña como en el conjunto de España. Durante la última semana las direcciones de Junts y ERC contuvieron la respiración temerosos de un giro de último minuto que diera al traste con la ansiada ley de perdón, pero la votación del jueves vuelve a abrir todos los escenarios imaginables en la fértil mente del líder de Junts.

La estrategia de Puigdemont se centra hoy por hoy en sostener la expectativa de una investidura que le permita cumplir con su principal promesa electoral el 12M: "Restituir la presidencia de la Generalitat depuesta por el 155". Para ello, Puigdemont necesitaba que su regreso fuera una opción creíble, algo que avala la aprobación de la amnistía, y recuperar la unidad independentista en torno a su candidatura.

La "restitución de la presidencia de la Generalitat" es también el argumento de Puigdemont para explicar que solo regresará a Barcelona para participar en el debate de investidura. "Nunca" se ha contemplado su regreso en primer pleno de constitución del Parlament, aseguran desde Junts.

La Mesa, primera meta

La votación de la Mesa del Parlament, fijada para el 10 de junio, será la primera prueba de fuego. Una votación en la que Junts ya parece haber conseguido concitar el apoyo de Esquerra con la promesa de ceder a los republicanos la presidencia de la cámara. En una maniobra envolvente iniciada por la portavoz de la CUP, Laia Estrada, los dos partidos independentistas propusieron la fórmula de una "Mesa anti-represiva" que ERC ha adoptado de forma entusiasta.

Su traducción no es otra que garantizarse la presidencia del Parlament para asegurarse de que Puigdemont será el primer candidato al debate de investidura, el próximo 25 de junio. Es el presidente del Parlament quien propone el candidato a la investidura, tras ronda de contacto con los grupos, y en 2021 Salvador Illa ya fue vetado por Laura Borràs por carecer de los apoyos necesarios, pese a haber ganado las elecciones.

Además, una mayoría independentista les permitiría seguir introduciendo en el debate parlamentario mociones sobre la independencia y la monarquía. O que sean aceptados los votos de los diputados fugados, como ha sucedido durante la pasada legislatura con Lluís Puig.

Los Comunes, socio imprescindible

Un proyecto que se traduce en una mayoría suficiente para ganar las tres votaciones con las que se escoge al presidente, los dos vicepresidentes y los cuatro secretarios de la Mesa. Pero eso exige el concurso de los Comunes, que con sus seis diputados decantarán la balanza, y ese apoyo es harto improbable. El partido de Ada Colau ha repetido desde las elecciones –y ya antes– que su única apuesta es un tripartito junto a PSC y ERC.

Para CatEC la posibilidad de entrar en una mayoría junto a Junts, la antigua Convergencia, ha sido siempre una barrera ideológica infranqueable. Pero comparten con los independentistas su apoyo a la celebración de un referéndum de autodeterminación, y ese es el flanco que quieren explotar los independentistas para superar sus reticencias.

El primer paso lo dieron este viernes, con la participación de un diputado de los comunes en el acto de unidad independentista para celebrar la aprobación de la ley de amnistía. Reunidos por Òmnium Cultural en la antigua Cárcel Modelo, allí estaban la presidenta del Parlament, Anna Erra (Junts); el presidente de ERC, Oriol Junqueras; el secretario general de Junts, Jordi Turull; el diputado de Comuns Sumar Andrés García Berri y la diputada de la CUP Laia Estrada, además del presidente de Òmnium, Xavier Antich.

En el manifiesto pactado por los participantes el independentismo se felicitaba por la "victoria arrancada al Estado" que supone para ellos la amnistía, una norma con la que "nada empieza ni acaba" sino que debe ser "un paso más en la resolución democrática del conflicto". "Seguiremos trabajando por los grandes consensos de país, por una sociedad justa y para garantizar, por fin, el ejercicio libre y pleno del derecho de autodeterminación de Cataluña" concluía el texto.

Amenaza al PSOE

El itinerario político dibujado públicamente por Junts para las próximas semanas pasa pues por hacerse con la presidencia del Parlament –o cedérsela a ERC– para Puigdemont sea el primer candidato a la investidura. Lo repetía Toni Comin este viernes: Puigdemont "debe ser el primer candidato a la investidura".

El candidato de Junts al Parlamento Europeo añadía además una amenaza poco velada a los socialistas. "Si el PSOE es coherente con el acuerdo de Bruselas" por el que Junts dio su apoyo a la investidura de Pedro Sánchez, los socialistas catalanes "deben abstenerse" para ceder la Presidencia de la Generalitat a Puigdemont.

Se trata de una amenaza ya rechazada tanto por Sánchez como por Illa, destinada a mantener la presión sobre ERC, sumergida en una grave crisis interna por los resultados del 12-M. El objetivo final del ex president fugado, consciente de que no conseguirá la abstención del PSC, no es otro que forzar una repetición electoral, impidiendo que Esquerra apoye la investidura de Salvador Illa. Y repetir la coalición electoral con los republicanos que le llevó a la presidencia de la Generalitat en 2016.

De hecho, el ex president Artur Mas ya ha verbalizado esa opción esta semana, al reclamar a JxCat y a ERC que "sumen esfuerzos en una plataforma electoral conjunta" si hay una repetición electoral en Cataluña. Mas está convencido de que "entonces sí que quedarían primeros" y podrían "exigir a los socialistas que faciliten la gobernabilidad en Cataluña".

Mas ya imagina un pacto de estabilidad en Madrid y en Cataluña "durante un mínimo de tres años" con una agenda reformista pactada entre ambos gobiernos. "Este escenario daría un equilibrio de fuerzas que permitiría hacer mucho más trabajo: en Madrid, gobernando los socialistas con el apoyo de los independentistas; en Cataluña, gobernando los independentistas con el apoyo de los socialistas", afirmaba en un artículo en el diario Ara.

¿Podrá votar Puigdemont el 10 de junio?

Se trata de un castillo de naipes con muchos puntos débiles. Y el primero se verá en la sesión de constitución del Parlament, a la que desde Junts insisten en que Puigdemont no acudirá. El partido confía en que tanto Puigdemont como Lluís Puig, también fugado en Bruselas, puedan delegar su voto en esa sesión clave para el futuro de la investidura. Pero lo cierto es que en la sesión constitutiva del Pleno de la XIV legislatura, en 2021, la Mesa de Edad del Parlament no aceptó el voto delegado de Puig, ya entonces escogido diputado por la lista de Junts pese a permanecer en Bruselas para esquivar el juicio por su participación en el 1-O.

Fue tras la elección de Borràs como presidenta del Parlament cuando se aceptó el voto de Puig en las siguientes votaciones, lo que provocó la impugnación de ese voto por parte de Cs. Puig no se encontraba entre los supuestos estipulados por el reglamento del Parlament para delegar su voto, y finalmente la presidenta de la cámara optó por aceptar los votos que el propio Puig remitía por correo electrónico.

La maniobra fue recurrida ante el Tribunal Constitucional, que no anuló las votaciones atendiendo al principio de conservación de actos aprobados. Esta vez, la mesa de edad la presidirá un diputado de Junts, Agustí Colominas, y tendrá mayoría independentista junto a la republicana Mar Besses, por una única representante de un partido constitucionalista, la diputada de Vox Júlia Calvet.