Parece que fue hace una eternidad pero ha pasado menos de un cuarto de siglo. En octubre de 1999 un partido de extrema derecha fundado por nacionalsocialistas en 1956, ganaba las elecciones en Austria con un 27% de los votos. El Freiheitliche Partei Österreichs (Partido de la Libertad de Austria, FPÖ), liderado por el carismático Jörg Haider, que hablaba de Überfremdung (sobresaturación de extranjeros) en el país donde nació Adolf Hitler, entraba en el gobierno encabezado por el conservador Wolfgang Schüssel el 4 de febrero de 2000. Los otros 14 países de la UE aislaban diplomáticamente a Austria, y la misma medida adoptó Noruega. Eran los tiempos del cordón sanitario a la ultraderecha.

En 2024, sin embargo, vivimos en plena normalización de estos partidos, que forman gobierno en siete países de la UE (Italia, Países Bajos, Eslovaquia, Hungría, Finlandia, Croacia y República Checa). En Suecia, el apoyo de los Demócratas Suecos es vital para la supervivencia del gobierno. Son, de hecho, los que marcan la agenda de la derecha europea, como se ha visto en las modificaciones adoptadas en el Pacto Verde y en el Pacto Migratorio.

En las elecciones al Parlamento Europeo, que se celebran dentro de una semana, las perspectivas de los Conservadores y Reformistas (ECR) –donde se integran Fratelli d'Italia de Giorgia Meloni, el polaco Ley y Justicia, y Vox, entre otros, con 69 eurodiputados en el Europarlamento saliente–, y de Identidad y Democracia –con Agrupación Nacional de Marine Le Pen en sus filas y 49 puestos– son mejores que nunca. Sumarán juntos entre 150 y 200 eurodiputados, y por primera vez, si el Partido Popular Europeo se decanta hacia ellos, podrían ser una alternativa a la coalición europeísta con socialistas, liberales y verdes.

Antes querían salir de la UE, seguir el Brexit, ahora quieren 'ocupar' Bruselas"

STEVEN FORTI, HISTORIADOR, AUTOR DE 'EXTREMA DERECHA 2.0'

"Lo más novedoso y más importante en estas elecciones europeas es que la extrema derecha se siente con posibilidades de cambiar los equilibrios europeos, algo que no habíamos visto antes. Antes querían salir, seguir el Brexit, ahora quieren ocupar Bruselas. Tienen una conciencia clara de que con su fuerza y sus números pueden tocar poder", explica el historiador italiano Steven Forti, autor de Extrema Derecha 2.0. Qué es y cómo combatirla.

Según Raquel García, investigadora del Real Instituto Elcano, "es una Europa que avanza hacia un proceso de mayor cooperación reforzando el componente más intergubernamental. Este componente ha ganado peso. En ese sentido, las fuerzas euroescépticas abandonan la idea de seguir el Brexit y ahora defienden una Europa de las naciones en las que prime la soberanía nacional. Han suavizado su discurso. Y por ello el Partido Popular Europeo quiere cooperar más con ellos". 

El número uno de la lista europea de Vox, Jorge Buxadé, aseguraba a El Independiente en Estrasburgo: "Confiamos en que los números den y el Partido Popular pueda generar mayorías de sentido común a la derecha, no solo ideologizadas a la izquierda". "Habrá un giro total porque los 60 escaños que pueden ganar ECR junto a ID se los quitamos a la izquierda".

Dos países fundadores con gobiernos ultras

Dos países fundadores de la Unión Europea, Italia y Países Bajos, tienen gobiernos de coalición con partidos de ultraderecha. En el caso de Italia, Giorgia Meloni, líder de Fratelli d'Italia, que todavía tiene en su logo la llama mussoliniana, es la jefa del gobierno desde octubre de 2022. Encabeza una coalición con la Liga, de Matteo Salvini, y Fuerza Italia.

Meloni es la cabeza de lista simbólica del Grupo de Conservadores y Reformistas (ECR) en el Parlamento italiano. Ha planteado las europeas como un referéndum a su gestión. Según una encuesta de Ipsos, la lista de Giorgia será la más votada con un 27% de los votos. Los Conservadores y Reformistas, el grupo que en su origen albergó a los tories británicos, sumarán al menos 75 eurodiputados y la tercera parte (unos 23, según Ipsos) serán de Fratelli.

En Países Bajos acaba de formarse gobierno. El Partido de la Libertad (VVP), que lidera Geert Wilders, conocido por su agenda anti inmigración y anti islamista, fue el más votado. Logró 37 escaños. Por primera vez en Países Bajos el resto de la formaciones rompieron el cordón sanitario, aunque Wilders tuvo que renunciar a ser primer ministro. Al frente del gobierno, con la bendición de Wilders, está Dick Schoof, ex jefe del servicio nacional de Inteligencia.

La formación política del ex primer ministro Mark Rutte, el Partido Popular por la Libertad y la Democracia, avala el pacto con Wilders, que hasta anteayer aplaudía a Putin. Y Rutte es favorito para ser el sucesor del noruego Jens Stoltenberg como secretario general de la OTAN.

También resulta curioso que en Bélgica, donde se celebran legislativas y regionales a la vez que las europeas, el Vlaams Belang, partido ultranacionalista de Flandes, figure como favorito en los sondeos. Puede plantear la independencia o utilizar esta cuestión para imponer sus políticas antimigración.

Hungría, paradigma iliberal

De este modo, los gobiernos iliberales, o con tendencias iliberales, dejan de ser un patrimonio exclusivo de países que estuvieron bajo la égida de Moscú como es el caso de Hungría, o República Checa, o lo fue Polonia, hasta la formación de la coalición que lidera el liberal Donald Tusk, de Plataforma Cívica.

El caso de Hungría es paradigmático de un país que ha dejado de ser una democracia liberal para convertirse en una autocracia electoral. Su primer ministro, Viktor Orban, ha orquestado un sistema que ha desmontado la división de poderes y controla los medios de comunicación. Así gana elección tras elección desde 2010.

Orban se ha convertido en una pesadilla en las instituciones europeas, donde no oculta su proximidad al líder ruso, Vladimir Putin. Ha bloqueado el envío de ayuda al gobierno de Kiev siempre que ha podido y se opone radicalmente al ingreso de Ucrania en la UE.

Por primera vez hay un opositor, que viene de su entorno, que le desafía. Ensaya su apoyo en las urnas en las elecciones europeas. Es el abogado Peter Magyar, que estuvo casado con la niña bonita de Orban, la ex ministra de Justicia Judit Varga.

Su formación, Tisza (respeto y libertad, en húngaro), puede sumar hasta un 25% de los sufragios. En las calles ya ha mostrado que cuenta con capacidad para congregar multitudes, pero carece de un aparato de partido, como cuenta el Fidesz, que encabeza los sondeos. El 9-J también se celebran elecciones locales en Hungría, donde no hay legislativas hasta 2026.

En Hungría están en juego 21 puestos en el Parlamento Europeo. En el saliente, el Fidesz tenía 13 eurodiputados, que están en el grupo de "no inscritos" tras salir del Partido Popular Europeo por las críticas recibidas a su escaso respeto al Estado de derecho. Los eurodiputados del Fidesz serán codiciados por los grupos de ultraderecha.

El vuelco liberal en Polonia

En Europa Central se dio en otoño pasado un vuelco de gran relevancia en Polonia, donde gobernaba el Partido Ley y Justicia, desde 2015. Los nacionalpopulistas fueron desbancados por una coalición formada por los liberales de Plataforma Cívica (en el PPE), la Izquierda y los cristianodemócratas de Tercera Vía. El primer ministro, Donald Tusk, fue antecesor de Charles Michel como presidente del Consejo Europeo.

En las elecciones europeas los liberales de Tusk y los nacionalpopulistas se enfrentan a cara de perro. Un Tusk reforzado con la victoria en las europeas tendrá mucho que decir en el Consejo Europeo a la hora de decidir los top jobs y en el Partido Popular Europeo.

Al contrario que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europeo, no es partidario de pactar con los nacionalpopulistas. El acercamiento de Von der Leyen a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, de quien espera su ayuda para mantenerse en el cargo, ha llevado a socialistas, liberales y verdes a amenazar a la presidenta de la Comisión Europea con rechazar su reelección.

"Meloni no se ha moderado, pretende lo mismo que Orban, pero lo adapta al contexto italiano. Su discurso es identitario, pero es cierto que ha sido pragmática en política exterior. Su programa iliberal se ve en el control de los medios de comunicación, la censura de intelectuales críticos, las reformas constitucionales encaminadas a forjar un sistema semipresidencial... Pero es un proceso paulatino", señala Steven Forti.

Dónde está la línea roja

Para Raquel García, "es interesante ver dónde se traza ahora la línea roja. Es en el apoyo a Ucrania. Parece que es la única línea roja que se mantiene y por eso no plantea un problema colaborar con Meloni, por ejemplo". Meloni ha sido desde el inicio de la invasión rusa una firme defensora del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.

Es interesante ver dónde se traza ahora la línea roja. Es en el apoyo a Ucrania y por ello no plantea ningún problema colaborar con Meloni"

RAQUEL GARCÍA, INVESTIGADORA EN EL REAL INSTITUTO ELCANO

De ahí que los partidos nacionalpopulistas traten de marcar distancias con Putin, incluso los que han sido cercanos como Agrupación Nacional, de Marine Le Pen, o el Partido de la Libertad de Wilders. Es fundamental para su normalización. De este proceso la gran maestra es Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional, integrada en Identidad y Democracia.

En Francia Marine Le Pen ha logrado que su partido deje de verse como una formación radical hasta el punto de que en las pasadas elecciones legislativas Agrupación Nacional logró 88 escaños, un récord histórico. Le Pen aspira a vencer en sus terceras presidenciales, en 2027, y ser la sucesora de Macron.

Madame Le Pen, la otra reina ultra

En las europeas el candidato de Agrupación Nacional es el jovencísimo y carismático Jordan Bardella, con 1,2 millones de seguidores en TikTok. Esta red social es a la que dedican más atención los partidos de ultraderecha, que tienen en los jóvenes un grupo muy atento de seguidores. Ahora es rebelde ser de derecha derecha: decir no a la cultura woke y referirse a la dictadura progresista, como hace Santiago Abascal, líder de Vox. Es la pataleta contra lo políticamente correcto que avala la izquierda.

El partido de Marine Le Pen encabeza con claridad los sondeos en las europeas con un 33,5% de los votos, más del doble que Renacimiento (liberales) de Macron o los socialistas de Raphaël Glucksmann. En Francia hay en disputa 79 escaños. Para los socialistas, sin embargo, empatar o superar a Macron sería un sueño porque prácticamente habían desaparecido del espectro político del Hexágono.

Agrupación Nacional se integra en Identidad y Democracia, el grupo más claramente ultraderechista del Parlamento Europeo. Marine Le Pen, con gran olfato político, ha tirado los tejos a Meloni con el fin de sumar fuerzas. Como prueba de su pragmatismo, ha promovido la expulsión de Alternativa para Alemania (AfD) del grupo por los recientes escándalos que han salido a la luz.

Su número uno en las europeas, el eurodiputado Maximilian Krah, habría contado con un asesor que espiaba para China. AfD también se ha visto envuelta en acusaciones de cercanía con el Kremlin. Son ahora los apestados. Sin embargo, en Alemania compiten con los socialdemócratas del canciller Olaf Scholz por el segundo puesto este 9 de junio.

Éxito entre los jóvenes

A los votantes alemanes, sobre todo a los jóvenes, no les afectan estas revelaciones. Les preocupa más recuperar la identidad alemana, que creen que está injustificadamente cuestionada por lo que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial. Nada menos que el Holocausto. O despertar como hombres sin complejos. Un video sobre la masculinidad de Krah tuvo millones de seguidores.

La extrema derecha juega con la transgresión y la provocación... A los varones jóvenes también les atrae que ponen en cuestión el feminismo

STEVEN FORTI, AUTOR DE 'EXTREMA DERECHA 2.0'

"Los jóvenes, sobre todo, se abstienen. Entre los que van a votar hay una parte consistente que se decanta por opciones de extrema derecha. Entre las causas: la extrema derecha juega con la rebeldía, con la transgresión, la provocación. Se presentan como algo rompedor respecto al establishment respecto a una izquierda supuestamente hegemónica que impondría cómo tenemos que hacer, vestirnos o vivir. Esto cala en una parte de la juventud. Además, en los varones lanzan señales a los incómodos con los avances del feminismo. Hay otra cuestión de fondo, el descrédito hacia los partidos del establishment que viene de la percepción de que el ascensor social se ha roto, lo que lleva a una insatisfacción con la democracia", afirma Steven Forti.

En Portugal, donde la ultraderecha parecía que nunca tendría éxito dado el peso de la dictadura, como ocurrió en España, Chega ha sido la revelación en las últimas legislativas con un 18% de los votos. Los conservadores portugueses, sin embargo, han podido formar gobierno sin su apoyo gracias al apoyo externo de los socialistas. Uno de cada cuatro jóvenes votó en las legislativas por la formación que lidera André Ventura.

Meloni y ECR, decisivos

En Identidad y Democracia reconocen que hay contactos con los Conservadores y Reformistas, pero no parece que vayan a formar un solo grupo, aunque pueden votar en el mismo sentido en cuestiones que para estos grupos son clave como el Pacto Verde, que quieren dinamitar porque creen que pone en peligro a los agricultores de sus países y la industria automovilística, por ejemplo, y el Pacto de Migración y Asilo, que quieren que sea aún más restrictivo con las entradas de extranjeros en la UE.

En la campaña han conseguido que se hable de su pujanza y de sus temas de cabecera, migración, identidad y Pacto Verde. Manejan la agenda y dominan el relato de una forma cada vez más extraordinaria.

Como señala el experto en populismo Cas Mudde en The Review of European Economy Policy, "por primera vez en su historia el Parlamento Europeo puede tener una mayoría conservadora. Habrá que ver cómo se conciertan las alianzas entre los grupos. El jugador clave no será probablemente ni el Partido Popular Europeo ni la ultraderechista Identidad y Democracia sino los híbridos de Conservadores y Reformistas. Sin embargo, sumar al Fidesz o nuevos miembros puede aumentar su peso político pero hacer que pierda influencia al restarle opciones de pactar con el PPE".

Sea como sea, se perfilan nuevos actores en el horizonte europeo: Giorgia Meloni va a contar con una voz fuerte en el Parlamento Europeo, además de ser una de las jefas de gobierno con puesto en el Consejo Europeo. También el polaco Donald Tusk va a buscar un tridente con el francés Macron y el alemán Scholz. Y Marine Le Pen, aún fuera del Consejo Europeo pero con creciente poder e influencia, ya ha empezado a mover sus piezas. Después de una legislatura de crisis encadenadas, marcada por la pandemia, la Europa que emerge se escora a la derecha. Aún no sabemos cuánto.

Si el austriaco Jörg Haider, que murió prematuramente en un accidente de automóvil en octubre de 2008, levantara la cabeza, se daría cuenta de que fue un precursor incomprendido. En Austria, por cierto, el que fuera defenestrado Partido de la Libertad (FPÖ) lidera los sondeos con el 30%.