"¿Por qué defender la unidad de España te ubica a la derecha del PSOE?" se pregunta Guillermo del Valle, Secretario General de Izquierda Española. Esta nueva formación política, que aspira a ocupar el hueco que el PSOE y Sumar han dejado libre tras sus pactos con los partidos nacionalistas, concurre por primera vez a unas elecciones el próximo 9 de junio, con del Valle como cabeza de lista. En ella hay personas que en su día militaron en Izquierda Unida, o históricos del PSOE. También gente que ha estado en Ciudadanos, como Soraya Rodríguez, que es la 'número 2' para los comicios europeos. Del Valle, aún siendo consciente de que el escenario de polarización no les favorece, se muestra optimista: "La fuerza de la igualdad se va abrir paso, vamos a entrar con claridad" afirma convencido en una entrevista con El Independiente, en la que no rehúye hablar de ningún tema: la deriva de "la izquierda oficial", la ley de Amnistía, Javier Milei, el futuro de Europa o el papel de la izquierda como alternativa al neoliberalismo.

¿Por qué el nombre de Izquierda Española? ¿Acaso los partidos de izquierdas con representación en las instituciones no son españoles?

Los partidos de la izquierda oficial, la que tiene representación, han abandonado la idea de igualdad entre españoles. Es una afirmación contundente, pero cierta. Es una situación muy grave. Esto no va de banderas y símbolos, aunque el PSOE los esté recuperando. Saben que tienen una parte del electorado muy relevante que sí cree en España y es profundamente española, y que cualquier proyecto social depende de que haya una nación común que garantice los derechos sociales de todos, especialmente de los más débiles. No podemos obviar que gobiernan con aquellos que bloquean los presupuestos generales que en lo único en lo que están es en romper el Estado, que es el único instrumento que tienen los más pobres para garantizar las políticas públicas, de justicia social y de redistribución. La España que defienden Sumar y el PSOE es casi confederal, repleta de asimetrías y privilegios para regiones ricas. Eso no tiene mucho de izquierdas, y pone en cuestión España. Muchas veces hacemos análisis sobre la cuestión de España de corte sentimental. España es más que una emoción, son los derechos de ciudadanía. En ese Estado repleto de asimetrías es muy difícil defender una España igualitaria. 

La amnistía ha sido aprobada definitivamente. ¿Supone un quiebro para la igualdad? ¿Marca un antes y un después en la democracia española tal y como la conocemos desde 1978?

Efectivamente, la aprobación de la amnistía supone la quiebra del principio de igualdad y la impunidad. Es un momento cumbre de indignidad, un verdadero acto de corrupción política. Como demócratas, no podemos más que condenar la quiebra del Estado de derecho y la ley común. Como partido de izquierdas, además, afirmamos que esta ley especial para poderosos implica un infame agravio comparativo para los ciudadanos corrientes y para todos estos presos comunes a los que se les aplica sistemáticamente la ley, sin excepciones ni privilegios. A los que no tienen poder para condicionar, ni nada que ofrecer a cambio, jamás se les ofrecerá un estatus de impunidad equivalente. La amnistía es, por tanto, la negación de todos y cada uno de los valores igualitarios de la izquierda.

¿Crees que las categorías izquierda y derecha siguen siendo aplicables para definir el panorama político actual? ¿No deberíamos hablar de partidos liberales o iliberales?

No sólo. Es una categoría, pero no es excluyente. Las izquierdas y las derechas tienen mucho sentido. Hemos visto un aquelarre propiciado por Vox, como traer a (Javier) Milei y a (Marine) Le Pen a un acto ante el que partes del PP están cómodas. Hay una parte de la derecha ayusista que ha planteado que Milei puede ser un referente. Ese neoliberalismo a ultranza, ese sálvese quien pueda individualista es un modelo de una derecha profundamente neoliberal que maneja un concepto de libertad que no tiene que ver con el nuestro, que como personas de izquierdas defendemos una libertad de todos, que también abarca a los más pobres, que tiene que ver con vivienda pública, con trabajo digno, con el estado de bienestar y no con su desmantelamiento. Si uno trabaja 14 horas en fraude de ley, cobra una miseria y no puede acceder a una vivienda hasta los 45 años, igual no es libre. En ese sentido, las categorías existen. Nosotros batallamos contra las etiquetas vacías. Algunos sacan la palabra izquierda y no sabemos qué quieren decir. Defienden en nombre de la izquierda los privilegios de regiones ricas, el confederalismo, las identidades que ponen a competir a los más pobres con los penúltimos más pobres… importan las ideas, indudablemente, pero entre el neoliberalismo más salvaje y un estado social fuerte en Europa, entre los que creemos que hay que erradicar los paraísos fiscales, y aquellos que dicen que son un modelo de competencia fiscal virtuosa, hay diferencias políticas e ideológicas, y además es bueno que las haya. Cuando no hay debate, no estamos en un sistema democrático.

Hablando de Milei, ¿qué opinas de él? Si ha llegado a la presidencia es, en buena medida, porque Argentina viene de ser un país donde el Estado ha estado muy presente en todas las facetas de vida de los argentinos.

Un Estado disfuncional, con redes clientelares, corrupto, que no es modelo de nada. El dogma anarcocapitalista hace aguas por todos lados. Si uno compara los estados con menor presión fiscal del mundo, inmediatamente se encuentra con los del África subsahariana, o con Iberoamérica. La izquierda populista latinoamericana no es un modelo. Izquierda Española cree en una izquierda moderna, social, redistributiva. Pero allí, las políticas neoliberales de desmantelamiento, incluso en dictaduras atroces como la de (Jorge Rafael) Videla en Argentina o la de (Augusto) Pinochet en Chile, esas políticas de recortes, la doctrina del shock, ya se han aplicado. Hablamos de países donde no hay pensiones públicas dignas de tal nombre. No hay un sistema público. Hay una desregulación hasta en el transporte. He estado allí varias veces, y es curioso. A veces, coger un taxi no te garantiza la seguridad porque el Estado es incapaz de controlar y regular eso. Esto de que Milei surge porque hay Estados asfixiantes… hay populismo de los dos signos, pero él no es solución de nada. Milei es una visión atroz de la naturaleza humana, la mercantilización de todo. Me sorprende ver a una parte de la derecha, en principio liberal e igualitaria, comprar esas ideas. ¿La justicia social es una idea aberrante? Si nuestro modelo son los impuestos de Namibia... prefiero los servicios públicos de la socialdemocracia nórdica. Milei es una visión ultra individualista que casa mal con la democracia, el bien común y la igualdad. Nadie aquí está preparado para sus ideas.

La mayor parte de españoles son socialdemócratas. La centralidad no está en el centro, está al menos en el centro izquierda

Todos los intentos que ha habido de crear un partido a la derecha del PSOE y a la izquierda del PP -UPyD y Ciudadanos- han acabado estrellándose. ¿Por qué fue así, y qué deberíais hacer diferente?

Esa ubicación en el eje ideológico es lo que en sala los jueces nos dicen a los abogados que es una pregunta es capciosa. El planteamiento es incorrecto, porque defender la unidad de España, aunque uno tenga un programa social y económico muy de izquierdas, te ubica necesariamente a la izquierda del PSOE. ¿Por qué? Podemos ocupar el mismo espacio que el PSOE cuando era hegemónico, que fue desde socioliberales hasta la izquierda socialista que lindaba con Izquierda Unida. No hay un pequeño hueco en el centro que no sabemos bien lo que es. De qué centro hablamos. ¿Del de (Albert) Rivera en 2019? ¿El de (Adolfo) Suárez en el CDS en 1986? ¿Suárez en la UCD en 1978? Porque de esa UCD compro el sistema fiscal, o la idea de justicia social que tenía en el 86. ¿Por qué defender la unidad de España te ubica a la derecha del PSOE? Ocupamos una izquierda amplia, desde donde está el PSOE, desde donde estuvo en sus orígenes Ciudadanos y UPyD hasta más a la izquierda. Ahí hay muchos españoles. La mayor parte de españoles son socialdemócratas. La centralidad no está en el centro, está al menos en el centro izquierda. No está en Milei o Ayuso, que es hegemónica en Madrid. La mayor parte de los españoles no está en las ideas de que no hay sociedad, solo individuos, de que los impuestos son un robo y la justicia social es una aberración. Defendemos una izquierda amplia, no populista y partidaria de la unidad y cohesión de los españoles. Esa es la diferencia. Ciudadanos se equivocó al intentar competir por la hegemonía de la derecha, que no quiso ser bisagra ni complementar al PSOE. Quiso sustituir al PP.

De hecho, borraron la socialdemocracia de su ideario.

Hasta tal punto la borraron que nosotros llevamos en las listas desde gente de Izquierda Unida hasta históricos del PSOE como Eduardo Sotillos o Soraya Rodríguez… hemos agrupado muchísimo sin sectarismo. Sergio Sanz fue uno de los que dio la batalla para que la socialdemocracia se mantuviera en Ciudadanos. No somos eso en ningún caso, no renunciamos a la socialdemocracia, la reivindicamos. La izquierda tiene que tener una reivindicación igualitaria. ¿Cómo no va a ser de izquierdas tener el mismo acceso a todos los derechos socialistas iguales en todos los sitios, independientemente del código postal? Me gustaría que desde el PSOE o Sumar nos contestaran a esto.

¿Creéis que tenéis opciones reales de entrar en el Parlamento Europeo?

El problema en las encuestas con los partidos extraparlamentarios es que no hay recuerdo de voto y es complicado identificar, sobre todo cuando no se pregunta por una opción política nueva. Vamos en auge, esta campaña nos va a dar representación. Defendemos la causa justa, cosas tan sencillas como más derechos sociales e igualdad en Europa. Si vamos a una mayor integración en Europa no tiene sentido que aquí vayamos a una mayor desintegración. Ese espacio para dirigirse a millones de españoles está vacío, y este discurso igualitario les emociona. Conozco a gente en mi vida laboral, como abogado social, que en privado este discurso de la igualdad no lo rebaten. Animo a la gente a que se atreva. Sabemos perfectamente que a la gente de izquierdas nos molesta que haya paraísos fiscales en Europa, como Países Bajos, Malta o Irlanda. ¿Por qué los defendemos en el País Vasco, Navarra o Cataluña? Ningún votante de Sumar coherente te puede defender en Cataluña lo que no te defiende en Países Bajos. Si queremos una hacienda común europea, ¿cómo no aquí? No tiene sentido. La fuerza de la igualdad se va abrir paso, vamos a entrar con claridad.

Si no es así, ¿el partido tiene músculo para prosperar en el futuro?

No hay mayor músculo que estas ideas. No tendría sentido que desistiéramos. Son ideas tan necesarias y contundentes, que en otra época las defendieron estos partidos a los que votamos, y nosotros nos sentimos decepcionados y defraudados con este viraje de los principios igualitarios. No te descubro nada si te digo que no tenemos grandes recursos económicos, pero contamos con principios, y esa idea igualitaria que garantice los servicios públicos blindados frente a cualquier recorte e iguales de punta a punta y con una perspectiva de mayor integración europea, pero haciendo los deberes primero en casa, es un músculo muy vigoroso para seguir adelante.

En uno de los puntos de vuestro ideario básico, disponible en la página web del partido, aparece "Promover una Unión Europea realmente democrática y social"… ¿no lo es?

Se puede mejorar. Hay que garantizar el principio social y democrático. Por ejemplo, la regla de unanimidad. La UE propició una salida de la crisis de 2008, impuesta principalmente por los países del norte de Europa, muy dogmática y perjudicial para el principio social de la Unión, que muchas veces actúa en el interés de los países del norte. Ocurrió hasta en la pandemia, cuando Países Bajos decía que el sur gastaba mucho y mal. Tenemos que ir hacia una UE verdaderamente integrada desde el punto de vista fiscal y presupuestario. Ahora no lo es, no hay una armonización fiscal en impuestos directos. Somos reformistas, y el mejor europeísmo es tomarse en serio el principio social. Hay que aprender de la salida tan agresiva de la crisis de 2008, por la que incluso pidió perdón el FMI. Después de la pandemia parece que se han dado pasos adelante, pero hay que ir más allá. Hay que tener un presupuesto común para llevar a cabo política sociales. Si uno tiene la misma moneda y un espacio de libre circulación, tiene que tener unos impuestos comunes. El modelo productivo del sur de Europa no puede estar basado sólo en la hostelería y el turismo.

¿Crees que la Unión Europea actúa defendiendo sus propios intereses, o está condicionada por actores externos como Estados Unidos?

Sí, pero no es el único. Indudablemente, cuando escuchamos a Josep Borrell hablar de autonomía estratégica es porque hay una necesidad de remarcar que no hay una política común autónoma. El mundo se ha vuelto complicado y hostil. No entiendo por qué no podemos ser coherentes a la hora de denunciar todas las vulneraciones de derecho internacional. Soraya Rodríguez ha escrito muchos artículos en El Independiente criticando las barbaridades que se están cometiendo contra el pueblo palestino, de la misma manera que hay que criticar la vulneración flagrante que cometió Rusia con esa visión expansionista e ultranacionalista en Ucrania. También el abandono del pueblo saharaui, del que nos hemos olvidado, porque como tenemos un Gobierno muy progresista, parece que su política exterior con Marruecos hay que blanquearla. No sé qué hace Sumar criticándolo como si no fueran corresponsables. Es una política de Estado de subordinación a Marruecos. La UE tiene que tener una política mucho más autónoma. No sólo en defensa, sino de soberanía industrial, energética, que no es sencilla porque los estados tienen intereses contrapuestos, como en el caso de la frontera sur de Europa. En Ceuta y Melilla la integridad territorial de España está amenaza por Marruecos, que ha tenido unas relaciones de política exterior preferentes con Francia. El Gobierno no ha hecho bien su trabajo. Ha cambiado la política de Estado por la puerta de atrás abandonando al pueblo saharaui cruelmente.

Para ir a Europa a combatir a la extrema derecha, como dice el PSOE, conviene hacer los deberes en casa

¿Hay que endurecer las políticas de inmigración?

No hay que endurecer. Hay que tener una política migratoria común y coordinada. Es un reto global, que trasciende la capacidad de un Estado-Nación. El sálvese quien pueda no puede ser. Hay que poner encima de la mesa el criterio de ciudadanía. No creemos en guetos sin integración, pero la integración no puede estar basada en criterios étnicos o religiosos como plantea la extrema derecha. Vox dice que la españolidad no es un DNI, sino algo que tiene que ver con la cultura española que, en el fondo, tiene que ver con los criterios del catolicismo. La ciudadanía política no tiene que ver con eso, sino con derechos de ciudadanía, con una ley común basada en una serie de valores de carácter universal. Hay que dar una batalla contra la visión identitaria de la extrema derecha, pero al mismo tiempo tiene que ser con derechos y deberes, es conveniente que sea legal y con capacidad integración, porque si no cerraremos los ojos ante problemas como los guetos donde los que terminan perdiendo son los inmigrantes, porque no acceden a la esfera de protección del Estado. Tiene que ser el Estado el que garantice sus derechos, no la mezquita o la iglesia. Quiero que los inmigrantes se conviertan en ciudadanos, no en una libre circulación de mano de obra barata para ser explotada por determinadas empresas. No olvidemos que son personas. A partir de ahí, los apellidos no importan nada.

Para ir a Europa a combatir a la extrema derecha, como dice el PSOE, conviene hacer los deberes en casa. El Gobierno depende de un partido de extrema derecha como Junts. En Cataluña ha entrado otro partido que tiene mucho que ver con sus tesis, Aliança catalana, que está en auge y es un partido abiertamente xenófobo y racista. Parece que hay que dejarlo aparte, no vaya a ser que salgan a flote las contradicciones del Gobierno, que ha pactado ceder las competencias de migración a Cataluña porque lo ha pedido Junts. ¿Para qué? ¿Para copiar las políticas migratorias que está poniendo encima de la mesa Aliança? Si es inaceptable el racismo con los marroquíes, magrebíes, con el que viene huyendo de una guerra… ¿por qué no tenemos igual de claro que es repudiable el racismo con los propios conciudadanos? ¿Por qué hemos blanqueado esto? ¿Por qué nos parece gracioso que el señor Rufián diga que no hay que pagar los comedores andaluces? Me preocupa que el Gobierno depende de personas que vengan de ahí. Vamos a ir a explicar a la gente de izquierdas en Europa de quién depende de nuestro Gobierno.

¿A qué PSOE te has visto más próximo ideológicamente desde 1978?

El PSOE ha evolucionado como toda la izquierda, no soy partidario de nostalgias. El mundo ha cambiado. El PSOE de Felipe González y Alfonso Guerra tuvo sus problemas, pero recuerdo uno de los carteles del año 1982 que decía que la solidaridad interterritorial era un principio rector. Los derechos históricos no me gustan. Al PP sí. No nos gustan nada las asimetrías o el vaciamiento competencial del Estado, o que tengamos una sanidad o educación desiguales. Hay cosas del diseño que hay que modificar. El PSOE con Zapatero evoluciona hacia otras posiciones y naturaliza que se pueda gobernar España desde la izquierda, desde el progresismo. A Pedro Sánchez no le atribuyo mayor orientación ideológica que la de estar en el poder. No hay otro proyecto que el suyo personal. Aquel PSOE de los años 80 tiene más que ver con lo que nosotros representamos, aunque vamos más allá en una vocación igualitaria. Necesitamos instrumentos políticos fuertes, democráticos y sociales al servicio de los más débiles.

¿Crees que sería positiva una despolitización absoluta de la justicia?

La mejor fórmula es introducir criterios mixtos, como el de sorteo entre jueces y magistrados que cumplan los requisitos para entrar dentro de él. Si no, estamos ante dos escenarios que me preocupan: la politización absoluta, de la que han participado casi todos, y luego el excesivo peso de las asociaciones de jueces y magistrados, que representan no más del 50% de ellos. Hemos propuesto también que no hay que cargarse las oposiciones, que son el instrumento de objetividad y neutralidad de la administración, sino dar becas públicas para que los hijos de las familias más pobres puedan acceder a ellas. El sorteo es un buen instrumento de despolitización sin caer en un excesivo corporativismo de control de asociaciones de jueces y magistrados.