La representación se desarrolla junto a las cruces, los nichos y los panteones. Irrumpe como se le recuerda, en pantalón corto y con la camiseta del Athletic Club. Sólo el pañuelo cubriéndole la cabeza da alguna pista de quién es. Entre tumba y tumba, recuerda a quienes le escuchan que ahora ‘vive’ ahí, que quizá no sepan que en su vida anterior fue sobrino-nieto de Miguel de Unamuno. Tampoco que su padre fue alcalde de Bilbao entre 1896 y 1897. Dicen que fueron las ostras, que estaban en mal estado, las que le provocaron la fiebre que terminó con su vida el 1 de marzo de 1922. Fue su inesperado final tras una vida como mito del fútbol. Desde aquel día aciago, Rafael Moreno Aranzadi, ‘Pichichi’, más bien sus restos, descansan en un panteón de la ‘Manzana G’ del complejo mortuorio.

La escena es parte de una de las representaciones teatrales que el Ayuntamiento de Bilbao ha proyectado para este verano en el Camposanto de Derio, propiedad del consistorio bilbaíno. En él reposan, junto a los restos de ‘Pichichi’, los restos de más de 400.000 almas. Desde que fue inaugurado en 1902, Moreno Aranzadi no es el único ‘muerto ilustre’ del cementerio. Unas manzanas más alejadas de su tumba, en un imponente panteón, descansa desde mucho antes, -desde 1900-, una mujer con la que el histórico delantero sólo compartió el honor de figurar en el callejero de Bilbao: Casilda Iturrizar. Visitando su sepultura también se podrá conocer que esta benefactora vizcaína es la única persona que cuenta con dos calles en la capital vizcaína, la segunda, en realidad, en honor a su marido: José Tomás de Epalza, uno de los fundadores del Banco de Bilbao.

Más reciente es la ‘presencia’ de otro deportista, el campeón de motociclismo Santi Herrero, también presente en las representaciones teatrales de camposanto previstas. O la historia del líder socialista, Indalecio Prieto, otro de los ilustres del Cementerio de Vista Alegre de Bilbao. La 'obra teatral' de la historia de Bilbao y Bizkaia a través de sus muertos 'ilustres' se completa con personajes como los de la fotógrafa Eulalia Abaitua, el escritor Gabriel Aresti, el industrial José María Olavarri y Massimo, la periodista y escritora, Juanita Mir o la impulsora de las ikastolas y el euskera, Julita Berrojalbiz.

Logros y miserias, lecciones de Historia

La particular vía para dar a conocer la historia de la ciudad, de sus personajes y del valor de un complejo funerario de más de 208.000 metros cuadrados de alto valor artístico y arquitectónico situado junto al aeropuerto de Loiu ya fue explorada de manera piloto en los dos años anteriores. Esta vez se han programado visitas en grupos de 30 personas a lo largo de todo el verano y la pretensión es ampliar la oferta, las historias y las rutas a través del cementerio y sus secretos escondidos.

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Por el momento se ofrecerán cinco rutas que además de las visitas teatralizadas, con hasta una decena de actores y de dos horas de duración, también se podrán realizar recorridos para conocer el valor artístico del complejo o la historia bélica en la que se vio implicado. “Hablamos de una cuestión delicada, de sentimientos, de ideas religiosas y lo tratamos con el máximo respeto. Siempre hay quien te dice que nos dediquemos a enterrar y no a enseñar historia, que en un Cementerio no se puede enseñar Historia, me han dicho en alguna ocasión. No estoy de acuerdo. A través del cementerio, de sus personajes, de sus logros y miserias, y del arte que hay en ellos se puede conocer la historia de un lugar”, asegura José Antonio Fernández, director del Cementerio de Vista Alegre de Bilbao.

Sin duda, la historia más difícil, la de los hechos luctuosos, los conflictos bélicos, está muy presente en una de las rutas proyectadas. Episodios como la reciente pandemia, muy presente en el cementerio, sucesos trágicos como el accidente aéreo en el Monte Oiz o los bombardeos sufridos por el Camposanto durante el asedio a Bilbao son episodios que forman parte importante de la historia vizcaína. En otra de las rutas lo que se enseñará será el valor artístico de muchas de las obras que conforman este Cementerio centenario y cuyo valor pasa inadvertido para muchos de los que acuden a él.   

Las visitas, que requerirán una reserva previa de plaza, incluso se podrán realizar en horario nocturno, entre las 20.00 y las 22.00 horas a partir del mes de septiembre. Desde el propio cementerio se asegura que se busca “relativizar el miedo que tenemos a los cementerios, pasar un buen rato, descubrir una ciudad distinta y alternativa disfrutando de un escenario único”. Bilbao traslada así experiencias similares que también se desarrollan en otros cementerios como los de La Almudena de Madrid o en Barcelona en otros muchos camposantos españoles.

"Espectáculo bochornoso, espantoso y macabro"

Fernández asegura que esta iniciativa se suma a otras puestas en marcha para atraer visitantes al Camposanto, como los conciertos de música clásica o la lectura de poesía: “Siempre buscamos elementos orientados hacia el recuerdo de quienes están aquí enterrados. Las visitas teatralizadas es un modo de recordar a estos personajes ilustres o a quienes padecieron algunos de los hechos más dolorosos”.

Uno de los episodios sucedidos en este lugar ocurrió el 11 de junio de 1937, cuando la aviación franquista quiso precipitar el final del asedio a Bilbao, que se prolongaba más de lo previsto, atacando el cementerio. Una decena de bombarderos italianos, acompañados de varios cazas, arrojaron un centenar de artefactos sobre los panteones, nichos y criptas provocando un escenario dantesco de restos humanos. El entonces lehendakari Agirre reclamó apoyo al entonces ministro de Defensa de la Segunda República y hoy enterrado en este cementerio, Indalecio Prieto: "Es un espectáculo bochornoso, espantoso y macabro", le escribió.

Es la historia de la vida a través de la muerte, resucitar figuras, episodios y relatos del pasado que, de algún modo, siguen revitalizando a quienes los protagonizaron y con los que el Consistorio quiere honrar su memoria. Sin ellos no se entendería ni la economía, la política, la cultura o el deporte del último siglo en Bizkaia.