A principios de la década de los setenta, ETA preocupaba cada vez más al régimen de Francisco Franco. La falta de comunicación y de apoyo por parte de Francia, donde los miembros de la banda terrorista campaban a sus anchas y preparaban sus acciones, les inquietaba profundamente y decidieron poner en marcha una operación para recopilar toda la información y ponerle cara y voz a su enemigo.

La llamaron Operación Doble E y se activó a principios de 1972. Encontraron a las personas indiciadas en la OAS (Organización del Ejército Secreto), una organización terrorista francesa de extrema derecha dirigida por el general Raoul Salan y a cuyos miembros habían cobijado en el levante español.

'La segunda guerra civil de Franco', de Rafael Dávila.

Así lo cuenta el general Rafael Dávila que, a través de numerosa documentación, detalla lo que supuso este episodio en La segunda guerra civil de Franco (La Esfera). Aquí narra desde el principio de la contienda española hasta la llegada de la democracia y dedica un interesantísimo capítulo a cómo Franco creó una red para intentar acabar con la banda terrorista.

"España quiso dar un paso al frente con el fenómeno ETA y, dada la falta de apoyo francés, profundizó en su propia obtención de información. Sólo podría obtener resultados infiltrándose en la banda o en los servicios policiales franceses. La experiencia y los conocimientos de los antiguos miembros de la OAS, agradecidos por el apoyo que España les había prestado, acabó siendo la clave, y la organización prestó sus servicios a los importantes servicios de información españoles. Aquella fue la base de la Operación Doble E", escribe el general.

Se inició en marzo de 1972 y su intención fue la de conocer qué movimientos estaba realizando la banda terrorista y cuáles eran sus planes de futuro. "España se encontraba en una perentoria situación frente al terrorismo. Se desconocía casi todo sobre los terroristas y el gobierno español era incapaz de adivinar que aquella organización era un problema en realidad complejo, que no se solucionaba con la simple actuación de la seguridad interior", añade en este volumen.

Su creación tuvo mucho que ver con el director general de la Guardia Civil de aquel momento. "Era el teniente Carlos Iniesta Cano, que había sido agregado militar en Argelia. Su última actuación allí fue en febrero de 1972, por lo que su nombramiento para la Guardia Civil y la inmediata puesta en marcha de la operación Doble E con miembros de la OAS hace pensar que estableció algún tipo de contacto en Argelia durante sus años de embajador".

Dávila explica cómo los primeros pasos los dio un alto mando de la OAS, que con la ayuda de un miembro de los servicios secretos españoles se desplazó al país vecino para contactar con la conocida como Federación Nacional de Repatriados, donde se encontraban antiguos militares de la organización. "Una condición prevalece por encima de todo: el secreto y la total clandestinidad, de manera que solo un reducidísimo grupo de los servicios de Inteligencia españoles, nadie más, sabría de la operación", detalla.

Al final, se crea este servicio de información y tal y como recoge un documento al que ha tenido acceso Dávila, sus funciones eran las siguientes: "Obtener información sobre actividades de la ETA en Francia, establecer una red de informadores y buscar personal mercenario dispuesto a realizar una segunda fase de la misión: acciones contra la ETA dentro del territorio francés".

"Se monta un servicio de información que llega al extremo de avisar que se pensaba atentar contra Carrero Blanco, contra el príncipe... Hay un documento que menciona las Navidades Negras, donde hablaban ya de posibles secuestros y atentados", explica. También que la operación se suspendió al cabo de menos de un año.

"Lo cierto es que el día 7 de noviembre de 1972, a pesar de estar en posesión de poderosa información procedente de una extensa y eficaz red informativa montada por un servicio secreto de la Guardia Civil en Francia, se dio la orden de suspender la operación Doble E. Al año de recibirse los informes, asesinaron a Carrero Blanco", explica en el libro donde también cuenta en qué consistía, qué pasos daban y hasta el presupuesto qué pedían.

"El magnicidio de Carrero Blanco se podía haber evitado sólo con tomar unas mínimas medidas de precaución. ¿Por qué se suspendió la Operación Doble E? Es una incógnita pendiente de resolución", sentencia. Y narra cómo, tras su desmantelamiento, se mandó en 1974 al Ejército español a desplegarse en el Pirineo vasco-navarro con la llamada Operación Iruña, donde Dávila participó, y cuyo objetivo era evitar la entrada de etarras en el territorio español.

"El magnicidio se podía haber evitado sólo con tomar unas mínimas medidas de precaución. ¿Por qué se suspendió la Operación Doble E?"

RAFAEL DÁVILA

"Y claro, luego descubres que alguno de los que se movía por esos mundo novelescos de Doble E en 1972 continuará en plantilla en las listas de los GAL que se montaron en España en 1983", confiesa en esta publicación sobre el general Saénz de Santamaría y su implicación tanto el operación de principios de los setenta como en la que en los ochenta se creó bajo el gobierno de Felipe González.

La segunda guerra civil de Franco

Un libro en el que también aporta luz sobre los enfrentamientos que tuvo el dictador con sus generales, de sus ansias de mantener el poder y de cómo el control de la información fue esencial para conseguir su objetivo. "Franco termina la guerra y asume un poder absoluto, pero se encuentra con unos problemas tremendos sobre todo entre algunos de sus generales, que le plantan cara", asegura sobre Queipo de Llanos, el general Aranda o su propio abuelo, el general Dávila.

"Él se da cuenta de que lo va a tener difícil, que no eran gente fácil. Estaban muy acostumbrados al mando. Fíjate que Franco se pone en un pedestal, metafórico, en el Pardo. Se va al Palacio de los Austrias con un foso alrededor y desde ahí ya la relación de proximidad se termina. Ya no es fácil acercarse a él", detalla.

"Hubo un problema tremendo al enfrentarse a la Segunda Guerra Mundial. Podría haber participado, pero España pasaba mucha hambre, o no ceder, que es lo que hizo"

RAFAEL DÁVILA

Aunque comenta que sus dos grandes batallas, las que más quebraderos de cabeza le ocasionaron, fueron la situación que se le generó con la Segunda Guerra Mundial y su sucesión. "Hubo un problema tremendo al enfrentarse a la Segunda Guerra Mundial. Podría haber participado pero España pasaba mucha hambre, no podía meterse en otra guerra; o no ceder, que es lo que hizo. Pero en los primeros momentos, cuando es posible que Hitler venza a Inglaterra, no fue un tema fácil de manejar", asegura y deja caer, sin demasiados detalles, que hubo una reunión entre don Juan y Hitler en la que el borbón buscó la ayuda del alemán.

Porque resolver su sucesión no fue ni mucho menos un tema menor. "No lo solucionó del todo hasta 1969, después de darle muchas vueltas y de que él y Carrero Blanco viesen en don Juan Carlos al heredero ya definitivo", explica sobre cómo se tomó esa decisión y todo lo que se tuvo en cuenta para llevarla a cabo.

Y nos lleva, en otro de los capítulos, a la muerte del dictador. A su agonía y al miedo que surgió entre sus grandes apoyos e incluso entre todos los que veían en una monarquía parlamentaria el mejor futuro para el país. "En el libro he trabajado con muchísima documentación que me ha llegado de mi abuelo y también con lo que yo viví mientras estaba de servicio. Hay mucha información que se desconocía hasta ahora y tengo todavía cosas que contar pero que tengo que tener bien atadas", adelanta sobre otro posible libro, el cuarto, donde podría abordar esa relación que quiso tener don Juan con Hitler.