Martes, 4 de junio. Son las 12:30 del medio día cuando un BMW gris embiste a un Citröen C3 blanco en la carretera M-612, en El Pardo (Madrid). Dos individuos se bajan del primer vehículo y acribillan a los del segundo. Usan armas de caza y dejan un muerto y un herido. Dos hombres, de entre 23 y 26 años, huyen, mientras una mujer de 52 años, madre del mayor, se queda en el coche. Antes intentan cambiar las matrículas para despistar a la Policía.
La secuencia, de película, es la muerte de Borja Villacís, hermano pequeño de la que fuera vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís (2019-2023). Su muerte fue tan inesperada como mediática desde el momento en el que minutos después se hizo viral un vídeo de los supuestos asesinos tratando de dar el cambiazo a las matrículas y de esconder las armas en un descampado a plena luz del día.
Unas vecinas lo grabaron todo desde un edificio con cristalera y avisaron a la Policía. Cuando el Grupo V de Homicidios de la Policía Nacional se hizo cargo del caso, solo tuvieron que conectar los puntos. Esas imágenes esparcidas ya en redes sociales pertenecían al crimen que estaban tratando de resolver.
La primera detención fue muy rápida. Se produjo alrededor de las dos de la tarde. María José, de 52 años y madre de Kevin P. (uno de los supuestos autores materiales), fue interceptada por los agentes en Plaza Elíptica, al sur de Madrid capital. El golpe en la lateral izquierdo del BMW, utilizado en el tiroteo, fue clave para identificarla. Al principio dijo que la habían secuestrado y obligado a conducir hasta el punto del asesinato. Pero su versión se deshizo como un azucarillo cuando el vídeo mostraba su silueta tratando de tapar a su hijo mientras este cambiaba las placas de identificación del coche.
Tampoco ayudó el hecho de que los agentes comprobaran los antecedentes penales de la mujer y su vinculación con un clan de narcotráfico de Bargas, una localidad de Toledo. A partir de este hilo, empezaron a tirar y el foco se desvió hacia esa comunidad autónoma.
Para cazarla fue fundamental el sistema de alarma del coche, que era de alquiler. Debido al impacto, la compañía recibió una alerta, ya que contaba con un sistema de geolocalización y alarma en caso de colisión. Al preguntarle por teléfono qué había sucedido, facilitó su nombre y apellidos, dijo que era de Bargas (Toledo) y dio diferentes explicaciones acerca de lo sucedido. Desde la empresa observaron cómo proseguía su camino, hasta que fue detenida.
El objetivo de los atacantes era, en realidad, el acompañante de Borja: su amigo Luis. Él, al parecer, solo tenía un rol "mediador" en la disputa, pero estuvo en el lugar equivocado en el momento equivocado. La trifulca había comenzado días atrás. La relación entre Kevin y el grupo de Borja Villacías se torció cuando él e Ismael E.I.V. (el tercer detenido) quemaron recientemente un coche a Luis.
Éste había interpuesto una denuncia en la Guardia Civil y la intención de los atacantes al quedar ese día era, supuestamente y según las versiones dadas a la Policía, convencerlo de que la retirara. La idea era quedar para arreglarlo pegándose. Borja, conocido de ambos, iba a mediar. Estaba prohibido llevar armas, pero una parte no cumplió el trato, explican algunas fuentes.
La escena se puso fea cuando Kevin P. llegó en un BMW gris plata con su madre al volante. Luis creyó escuchar un disparo y fue cuando aceleró y chocó contra el vehículo de ellos. De la parte trasera salieron dos pistoleros que dispararon. Los atacantes pensaron que los habían matado a ambos. Aceleraron por la M-612 en dirección a Montecarlo y al pasar la carretera de Fuencarral pararon a cambiar las matrículas del BMW.
Pero no fue así. Villacís murió en el acto, los servicios de emergencia ni siquiera pudieron intentar reanimarlo, pero Luis consiguió escapar. Un coche, presuntamente de un conocido que también había acudido a la cita, lo llevó hasta la Fundación Jiménez Díaz. El relato de ellos ha sido crucial para construir las tesis policiales.
A partir de ahí comenzó una huida de 24 horas. Había que encontrar a Kevin. La Policía Nacional desplegó una operación jaula, una suerte de dispositivo implantado en los tiempos de ETA, cuando los comandos atentaban en una ciudad y los agentes montaban controles en las salidas por carretera para interceptarlos en el camino de fuga. Se trataba de peinar cada carretera para encontrar a los asesinos.
Ya el miércoles, la Policía Nacional, con la colaboración de la Guardia Civil, consiguió detener a los dos jóvenes, Kevin e Ismael, en un pinar junto al cementerio de los Yuncos y en la calle Azorín de una urbanización de este pueblo toledano. Los dos se escondieron en una casa okupa donde le esperaba un cuarto hombre, que también fue detenido y posteriormente puesto en libertad ya que no se encontraba en el lugar de los hechos.
Los dos arrestados fueron interceptados en el momento en el que intentaban cambiar de guarida. En el dispositivo participó, incluso, el Grupo Especial de Operaciones (GEO). La investigación sigue viva para buscar a un cuarto sospechoso.
Drogas y nazis
Kevin es, junto con Borja Villacís, integrante de grupos neonazis, aunque de distintas bandas. En un primer momento, se pensó que el tiroteo estaba motivado por un asunto de drogas, ya que los dos se dedicaban al narcotráfico, en menor o mayor escala, si bien por el momento no se ha encontrado ningún tipo de estupefacientes en los vehículos.
La principal hipótesis ahora es que se trate de un asunto personal, pero todo sigue abierto. El juzgado de guardia de Toledo envió a prisión provisional a Kevin P. y dejó en libertad al segundo detenido. Las bandas en las que se movían los detenidos era Skin Retiro, aseguran fuentes policiales, que ya está extinguida, pero la ideología nazi está en el trasfondo de las amistades de Borja Villacís.
Él fue detenido en 2021 por la Guardia Civil en una operación contra el narcotráfico que se sigue en la Audiencia Nacional. Allí, seguía imputado por el juez Santiago Pedraz por un delito de tráfico de drogas y otro de blanqueo de capitales, según confirmaron fuentes jurídicas a este medio. En el marco de estas pesquisas, la Fiscalía Antidroga sostuvo que trabajaba para la organización del 'Niño Skin', que fue líder de los Ultra Sur del Real Madrid.
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hace 6 meses
Lo dicho, uno menos. Si encima se matan entre ellos mejor que mejor, que continúen hasta que solo quede uno.
Está gentuza no tiene sitio en nuestra sociedad
hace 6 meses
Por mucho que se le intente blanquear, el fallecido Villacís tenía importantes vínculos con neonazis (como el mismo fue desde pequeño, al igual que otros en su familia) y con delitos de narcotráfico, por los que se le investigaba.
En realidad, toda la familia se movía en esa esfera ideológica.
Nunca se puede celebrar la muerte de nadie, pero al fallecido no se le puede blanquear de su deplorable trayectoria.
Son el tipo de cosas a las que conduce el odio y la violencia ultraderechista.