La música es una polimonarquía sin eméritos. En este reino del arte, nadie puede abdicar. Si Elvis es el del rock, Michael Jackson el del pop, Marley el del reggae, y Aretha la reina del soul, en este estilo en el que canta el corazón el Rey es Ray. Charles nos dejó hace hoy 20 años. Su hígado le dejó tocar apenas unos días antes en Los Ángeles. Deliberadamente repasó con cuidado su recorrido musical para un público que no imaginaba que sería su último concierto. Dos décadas después, aquí va un compendio en cinco canciones de esta leyenda de la música.

Un 'hit' improvisado

Se puede ser bueno, pero su genialidad quedó patente en su forma de conseguir lo que para muchos fue su primer éxito. "What'd I Say" se convirtió en el himno soul que ahora es, y todo gracias a una enorme capacidad para la improvisación sobre la rueda de acordes estándar del género. Ocho años después de componerla, la celebró ante toda su nación en el programa de televisión que lanzaba a las estrellas, El show de Ed Sullivan.

Por lo visto, una noche, durante una actuación de la que poco sabemos, el genio agotó su repertorio, pero quiso responder al entusiasmo de un público entregado que quería más. Como buen obrero de su oficio, sus dedos se desplegaron rápidos sobre el piano, con el fin de crear sobre la marcha. Lo consiguió, claro. ¿Qué dijo? “Qué he dicho”. What'd I Say. ¿Y las Raelettes, sus coristas, qué cantaron? Se lo dictó. Ese estilo de llamada y respuesta que inundó el rock desde entonces tuvo su origen en aquel pequeño vinilo de 45 revoluciones por minuto. Solamente los genios componen un éxito en vivo sobre un escenario.

De Georgia a Utah

No, no pensaba olvidarme del tema emblemático de su carrera. Y resulta que “Georgia on my Mind” no es una composición suya. Fue escrita por Hoagy Carmichael y Stuart Gorrell en 1930. Sin embargo, la versión de Ray, con toda su dosis de sentimiento, es la que ha pasado a la historia y a ser el himno oficial de ese estado norteamericano.

Alguien podría pensar que haber nacido nacido en Georgia fue lo que le conmovió hasta el punto de hacer su versión tan inolvidable. Sin embargo, en uno de sus ataques de sinceridad, Charles siempre dijo que el verdadero motivo de todo ese sentimiento fue que, sencillamente, aquel tema le gustaba.

Y no solamente a él. Hace ahora treinta años, cierta empresa automovilística tuvo el acierto de ponerle al volante para anunciar la versión cabrio de uno de sus modelos más vendidos. Como su condición de invidente le impedía hacerlo por carreteras convencionales, el Gran Lago Salado de Utah, que normalmente se usa para batir récords de velocidad, fue testigo de ese momento de disfrute máximo de nuestro artista. Se convirtió en uno de los anuncios más inolvidables de la década de los 90. Tanto, que la compañía francesa lo ha vuelto a reivindicar.

Coristas protagonistas

Salvo por sus vistosas chaquetas, Ray nunca fue muy dado a llamar la atención por algo que no fuera su arte. Aunque en determinadas ocasiones su verdadero talento residió en su instinto para reconocer el oro de un éxito futuro. Es lo que sucedió cuando Percy Mayfield le envió una grabación con voz y guitarra en la que alguien, presumiblemente una mujer, cantando con un ritmo totalmente pegadizo, le decía a un tal Jack que se fuera para no volver. "Hit the Road Jack" fue un éxito mundial en la versión de Ray de 1961.

Una vez más la conversación entre nuestro homenajeado y sus coristas consigue un diálogo único. Sin duda ese ha sido uno de los ingredientes de su éxito: crear una narrativa entre voz principal y coro.

Algo que no necesitó forzar a la hora de traer al soul una de esas canciones llegadas desde los ranchos sureños y que era patrimonio del country más selecto. Apenas había pasado un año desde su éxito mundial anterior cuando las viejas radios de válvulas brillaban algo más de la cuenta con el calor de la versión a lo Charles de "I Can't Stop Loving You". Un tema que, por supuesto, no obvió en su paso por el Festival de Montreux en 1997.

No ha habido demasiadas incursiones negras en el corazón de Nashville, y es comprensible por razones históricas, pero Ray quiso romper con esa invisible muralla con un trabajo llamado Modern Sounds in Country and Western Music. De esta forma tan académica pudo demostrar al mundo que él era, sobre todo, versátil. Y, de paso, acercó a blancos y negros de la mejor forma que se podía hacer entonces: con el lenguaje universal de la música.

América en el corazón

Esa diversidad del país más poderoso del mundo es la que quiso reflejar en su tema más patriótico: "America the Beautiful". Hace ahora 20 años y para conmemorar su muerte, la televisión norteamericana rescató la que para muchos es su mejor actuación. La que tuvo lugar frente a Ronald Reagan hace ahora cuatro décadas, en la convención nacional republicana de 1984.

Las lágrimas de los asistentes no dejaron lugar a dudas: Ray había puesto todo su corazón aquel día. Su sonrisa al fluir con la música está pegada a su recuerdo, porque no hay mayor dicha que el disfrute de aportar al mundo aquello que hemos venido a ofrecer.