El primer día de la Feria del Libro de Madrid tanto el ministro de Cultura como la reina Letizia pasearon por sus casetas en busca de alguna que otra novedad literaria. Cada uno eligió varios libros pero coincidieron en uno bastante original, el de la traductora y escritora María Belmonte, en el que a través de las fuentes y el agua se ha propuesto llevarnos de viaje.

Belmonte nació en Bilbao en 1953 y, después de estudiar Historia en la Universidad de Deusto y Antropología en la Autónoma de Barcelona, la mayor parte de su carrera la ha pasado traduciendo a otros autores. Pero, cuando llegó la crisis económica de 2008, la falta de trabajo le llevó a ocupar su tiempo en algo que quería haber hecho desde siempre: escribir.

'El murmullo del agua', de María Belmonte.

"Me encontré con poco trabajo y mucho más tiempo libre del que estaba acostumbrada a tener. Saqué los cuadernos de notas que llevaba acumulando desde hacía años y, poco a poco, les fui dando forma hasta que se convirtieron en un libro. Lo presenté a la editorial Acantilado, les gustó y lo publicaron en 2015. Desde entonces no he dejado de escribir y espero seguir haciéndolo", comenta en una entrevista a este periódico.

Aquel año publicó Peregrinos de la belleza. Viajeros por Italia y Grecia y dos años más tarde llegaría Los senderos del mar. Un viaje a pie. Luego, en 2021, En tierra de Dioniso. Vagabundos por el norte de Grecia y ahora El murmullo del agua. Fuentes, jardines y divinidades acuáticas, el libro que debe estar en una de las mesillas de Zarzuela esperando a ser leído por la reina Letizia y quizás en el despacho del ministro de Cultura. Todos nos llevan a lugares increíbles que ella narra con maestría y que provoca la necesidad de acudir casi inmediatamente aunque Belmonte no enmarca su trabajo dentro de la "literatura de viajes".

"Algunos libreros no saben muy bien en qué sección de la librería colocar mis libros. ¿Son realmente libros de viajes?"

MARÍA BELMONTE

"Este género tuvo un boom en el siglo pasado con la llamada Travel Writing o literatura de viajes de tradición anglosajona. Hay nombres míticos como Bruce Chatwin, Patrick Leigh Fermor, Paul Theroux, Robert Macfarlane y muchísimos más. En aquella época todavía quedaban miles de lugares por recorrer y descubrírselos a los lectores, como Patagonia, Borneo, el Himalaya o incluso el Marruecos de Paul Bowles", explica y añade que sus libros no pertenecen a esa tradición "y la prueba es que algunos libreros no saben muy bien en qué sección de la librería colocar mis libros. ¿Son realmente libros de viajes? Yo tampoco sé muy bien cómo clasificarlos y eso me parece algo estupendo".

Este último surgió, cuenta, de la lectura de un artículo en The Guardian en el que hablaban de la reedición de un libro de J.B, Priestley, que databa de 1929 y cuyo título era Delight (Placer). "Con este trataba de levantar la moral de sus compatriotas, afectados todavía por los estragos de la Segunda Guerra Mundial. En ese libro Priestley cuenta las cosas sencillas que le hacían feliz, como tomarse una pinta de cerveza en un pub acompañada de un paquete de chips con sabor a beicon; pero lo primero de su lista eran las fuentes y se explayaba sobre el placer que desde siempre le había procurado la visión del agua manando alegremente de una fuente", recuerda.

Belmonte en ese momento estaba leyendo Landscape and Memory, del historiador británico Simon Schama, que también tenía un capítulo dedicado al agua. "Todo comenzó a unirse en mi cabeza y empecé a plantearme escribir un libro sobre el agua. Fui a ver a mi editora y le planteé una idea para un libro todavía muy borrosa, pero ella me animó a seguir y el resultado ha sido El murmullo del agua. Fuentes, jardines y divinidades acuáticas".

"Uno de los aspectos más placenteros de la escritura de este libro ha sido acudir y visitar lugares relacionados con el agua"

MARÍA BELMONTE

Aunque el principio lo define como "algo nebuloso". Primero la mente le llevó a la infancia, a las fuentes de los parques donde jugaba o a las que había visto mientras hacía rutas por la montaña o viajaba por el mundo. "Luego reaparecieron jardines y villas italianas que había visitado u otras que me quedaban por conocer y ahora había llegado el momento de hacerlo. Uno de los aspectos más placenteros de la escritura de este libro ha sido acudir y visitar lugares relacionados con el agua", comenta sobre las decenas de localizaciones que aparecen en este libro y del que si tuviese que elegir se quedaría con la fuente Pliniana del lago Como, que también fue el favorito de Plinio el Viejo y su sobrino, Plinio el Joven, que nacieron en este lugar.

"Es un manantial intermitente que surge de la montaña y cae en el lago. El caudal se detiene tres veces al día y todavía nadie sabe la razón ni lo que ocurre en el interior de la montaña que impide el discurrir del agua. Ese fenómeno cautivó al escritor romano y a su sobrino, que trataron de comprenderlo", detalla. También que Leonardo da Vinci, cuando escuchó hablar de éste, acudió a verlo y estudiarlo. Al final, a él también le impresionó y acabó mencionándolo en el Códice de Leicester, en un capítulo dedicado al agua.

Tal y como explica Belmonte a El Independiente, el agua ha sido considerada por todas las civilizaciones antiguas como "algo sagrado que había que cuidar y venerar". "Los griegos levantaban pequeños templos junto a los manantiales en los que se veneraba a las ninfas, las divinidades de las aguas y de los bosques; los romanos también veneraban el agua y tenían leyes que castigaban a quienes la ensuciaban o hacían un mal uso de ella", detalla.

"Cuando una amiga me envió la noticia me quedé muy sorprendida. Que la reina Letizia y el ministro tengan tu libro es algo inesperado y estupendo"

MARÍA BELMONTE

También que para nosotros ha cambiado mucho el concepto que tenemos de ella. "Ha sido algo muy sencillo de obtener. Basta con abrir un grifo y hacer uso de ella. Pero hemos empezado a darnos cuenta de que las cosas podrían cambiar debido a la peligrosa situación climática que vivimos y, en esa situación, el agua ha adquirido un papel predominante".

Dice que le agrada muchísimo que tanto la reina Letizia como el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, hayan comprado un ejemplar. "Cuando una amiga me envió la noticia me quedé muy sorprendida y me hizo mucha gracia. Que tengan tu libro es algo inesperado y estupendo. Lo único que espero es que les guste", confiesa y dice que tiene curiosidad por saber "qué lugares relacionados con el agua, ya sea fuentes, jardines o lo que sea, les gustan a ellos".